domingo, 20 de julio de 2008

No sé si quiero que me quieras
o si creo que te quiero,
pero desde aquel primer momento
te llevo aquí en mi pensamiento.

No sé qué será este sentimiento
me asusta, me gusta.
ayúdame a descrubirlo,
tal vez sea interesante vivirlo.



Soy Poblana . . .


Por Mireya Cerrillo

Después de unos meses fuera de casa, me encuentro de vuelta en la bonita tierra que me vio nacer. . .
Vivir en Europa, me ha enseñado a valorar mas lo que tengo aquí en mi país, porque aunque he aprendido mucho, mi casa es mi casa y mi gente es mi gente.
Mis amigos del otro lado del Atlántico me dicen que recargue baterías en cada oportunidad que tenga de estar aquí, y como no hacerlo cuando tengo el amor de mi familia, el calor de mis amigos, las sonrisas de mis sobrinas y el sabor de mi comida. . .
México es un lugar maravilloso, desafortunadamente todavía nos falta mucho para ser lo que podríamos ser… y Puebla, es simplemente el hogar al que siempre querré volver, aquí inicie mi vida, y cuando llegue mi momento, la querré terminar aquí.
Pues como dice la canción:

“México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido, y me devuelvan a ti”, y sino, “que le paguen a un coyote y que me traigan aquí”.

Los Poblanos, o “pipopes” (pieza poblana perfecta) aunque seamos gente “fresa”, somos gente bonita, siempre con los brazos abiertos.
Quisiera compartir con el mundo y con las amistades nuevas todo el sabor y calor que aquí se respira, que sintieran lo que siento cuando estoy en casa, y por que no, que probaran toda la deliciosa y tradicional comida poblana, pues solo en Puebla comemos unos ricos y deliciosos tacos árabes o al pastor, un molito, chiles en nogada, cemitas, molotes, gorditas, quesadillas, papitas al muy estilo del “ruso” y por supuesto mis por siempre favoritos y mi gran adicción: los esquites.
No me cuesta trabajo escribir a cerca de cosas tan deliciosas pues me encuentro aquí y puedo probarlas una y otra vez.
Ahora solo me queda disfrutar al máximo cada momento que me encuentre aquí, atesorar cada detalle de lo que me rodea, despertar y ver al Popocatepetl, escuchar las campanas de la catedral y dejarme abrazar por las alas de los Ángeles de Puebla, después de todo, solo hay una, y ay…!Que chula es Puebla!.