martes, 26 de mayo de 2009

No se admiten sapos...


Por Mireya Cerrillo.

Soy una niña que creció como una pequeña princesa...
Rodeada de súbditos y complaciendo a los reyes de mi pequeño palacio de cristal:
Jugué en los jardines llenos de flores y subí a la torre más alta de mi castillo.
Encerré a mis miedos en un calabozo y desaté el dragón que llevo dentro.
Escapé de mi mundo, tomé mi blanco corcel y huí….Lejos, llegué a otro reino.
Usaba armaduras para protegerme. Ya las cambié por un delicado vestido color rosa.
Hoy me siento princesa de cuento sin hadas… Y condenada a soñar:
Busco un caballero: con espada y armadura dorada.
Quiero un escudero que llegue con mil rosas hasta mi ventana.
Busco un príncipe azul o de cualquier color… en realidad de muchos colores:
Blanco: debe ser bondadoso, pero no inocente.
Naranja: que sea atractivo, siempre creativo.
Verde : que nunca pierda la esperanza, que sea fresco y estable
Amarillo: que sepa ver la alegría en todo, y me contagie energía.
Púrpura: no importa que no sea de la nobleza, me interesa más que sea ambicioso.
Rojo: ya que es imprescindible ser apasionado.
Azul: pues quiero que sea sincero, inteligente y leal .
Y de color negro; pues se precisa ser elegante y formal.
Busco un soberano de corazón compatible, que pelee las justas conmigo y algunas por mí.
Nada ocurre por casualidad; sí por causalidad. Y en un tiempo y en un lugar: te encontraré.
Serás de muchos matices, y pintarás mi vida de colores.

Recompensa: el corazón de esta princesa ilusionada.

sábado, 23 de mayo de 2009

La vida es: decisión...

Por Mireya Cerrillo

Hace poco, vi un video en el que aparecían los compañeros que hice durante mi estancia en la facultad de medicina diciéndo el famoso juramento hipocrático… Por un momento sentí nostalgia, pues de haber continuado por ese camino, seguramente estaría con ellos en el video….


Entonces empecé a reflexionar sobre lo importante que son las decisiones en nuestra vida. Son ellas las que al final marcan el camino que hemos de seguir. Desde las más pequeñas hasta las más importantes: Nuestra existencia son decisiones. El haber desistido entonces, me trajo a coincidir aquí.

Soy una médica frustrada… y como tal, pasé un momento de transición en el que tuve que “tomar la decisión” de lo que quería ser el resto de mi vida… Los que me conocen, saben que abandoné la vida de la bata blanca y enseguida empecé Periodismo, la carrera de mis sueños… y fue en ese periodo de reflexión en el que comprendí el camino que debía tomar.

Estaba tan indecisa e insegura sobre lo que quería hacer, que acudí al consejo de mucha gente. Al parecer, todos los demás sabían lo que debía haber estudiado desde el principio menos yo. Fue una persona la que sin saber sobre mi 2ª opción, me terminó de convencer…

Me dijo que efectivamente yo estaba destinada a curar a la gente, pero de otra manera. Me explicó que mi herramienta no serían mis manos sino mis palabras, y que yo llegaría a masas, no a unos cuantos.

No necesité más para decidir y aceptar con gusto la profesión que quiero forjar. Y aunque de vez en cuando necesito recordármelo, me ilusiona la idea de llegar a ser una Gran Periodista.
Quiero ser parte de la historia, sin dejar de contar mi historia. Quiero escribir para que me lean. Ver el mundo, para mostrarlo. Y sobre todo, quiero aprender, investigar, conocer…siempre siendo YO.


Y tal vez, sólo tal vez, algún día mi nombre se encuentre al lado de mujeres cuyo trabajo me ha inspirado: Carmen Aristegui y Lydia Cacho… Oriana Fallaci y Christianne Amanpour… (Daría cualquier cosa por poder conocerla.)

Mientras tanto, me recuerdo cada día: Que tengo que caminar, antes de querer correr.
Que tengo que saborear cada instante. Que debo comerme el mundo a pequeños bocados y no a grandes mordidas. Tengo prisa por vivir mi futuro, que me olvido de disfrutar mi presente.

No sé qué ni quién seré… Estoy descubriendo mi YO en mi ahora. Sigo soñando, sigo aprendiendo, sigo creando mi camino, continúo tomando decisiones. Y sobre todo, espero. Espero con impaciencia el pequeño día en el que me sienta grande.

domingo, 17 de mayo de 2009

Me duele...


Por Mireya Cerrillo

Entre las 4 paredes de mi habitación, trataba de calmar este dolor… Éste maldito dolor de cabeza que no me deja hacer nada.
El dolor… ¿Qué es el dolor? Es algo incuantificable pues cada uno tenemos nuestra escala.
A todos nos duele algo… Nadie escapa del dolor.
Para algunos es físico: una enfermedad duradera, un malestar pasajero…
Para otros es emocional: pretenden estar bien, poner buena cara, cuando por dentro están agonizando.
No sé qué es peor… El sufrimiento que tenemos asumido, o el que no queremos aceptar.

Me duele querer amarte…

Me duele la soledad…

Me duele la distancia…

Me duele la indecisión…

Me duele la impaciencia...

Me duele la ausencia...

Me duele la cabeza, de tanto pensar.

Me duele la vista, de ver el mal.

Me duelen los huesos, de tanto aguantar.

Y sobre todo, me duele el corazón, que se muere por amar.


Y mientras espero por ese remedio que me haga mejorar, me enfrento al papel en blanco. A la vida que tengo por delante y a los miedos que debo enfrentar.

¿En dónde encuenro la cura a éste dolor?, éste dolor, que ya pasará... Me aliviaré, y otro vendrá.

domingo, 10 de mayo de 2009

¡Qué alegría da: decir Mamá!

"Tú eres lo más bello que jamás me sucedió..."

Por Mireya Cerrillo


El domingo pasado se celebró aquí en España el día de la madre… yo no quise escribir pues preferí esperar al 10 de Mayo, el día que siempre he celebrado a la mujer que me dio la vida: mi mamá.


Hoy es uno de tantos días, una de esas fechas especiales en las que quisiera acortar distancias y poder estar en mi casa, festejar con mi familia y compartir éste tipo de momentos. Pero me encuentro a cientos de kilómetros, y aunque físicamente no puedo abrazarla, en mi corazón está presente más que cualquier otro día.


De pequeña le hacía dibujos, le regalaba flores e incluso alguna manualidad que hacíamos en la escuela. Un poco más grande, le hice poemas y cartas. Hoy, no sé qué escribo pues no encuentro palabra, que siendo tan pequeña exprese tanto como un simple: GRACIAS.


Gracias Mamá, por tratar de comprenderme, incluso cuando yo no puedo explicarme.


Gracias por ser la única persona en el mundo capaz de aliviarme con tu sonrisa, por las noches de desvelo que te he costado, por las oraciones que me has regalado, por tu fe que me ha levantado, y por llevarme siempre contigo.


Gracias por ser mi combustible, el empuje para que logre lo imposible.


Gracias por enseñarme a sumar amor, restar rencor, dividir sólo para compartir, multiplicar mi bondad y sobre todo, a ser paciente con la vida, prudente con lo que me rodea, y exigente conmigo misma.


Soy afortunada y estoy agradecida con la vida por el regalo que me dio; un ángel al que siempre he llamado Mamá:


La persona con los brazos más cálidos que un hijo puede sentir.
El ser humano con el corazón más noble y siempre dispuesto a amar.
La mujer con la mirada tierna para guiarme, y dura para reñirme y enseñarme la lección.


Mami, quiero que sepas que:


Todo lo que soy, es gracias a tu dedicación.
Todo lo que puedo ser: es gracias a tu amor que me ha dejado volar.
Todo lo que quiero ser: es llegar a ser para mis hijos, (el día que me toque ser madre), lo que tú has sido con nosotros.


Perdón por las veces que te he faltado. Por los días que no he estado a tu lado, y por las noches que escapaba a tu cama buscando abrazo.

Sólo tu amor, tu ternura y tu cariño, se resumen en ti: mi primer apoyo, siempre el más importante.


¿Qué sería del mundo sin las mamás? ¿Qué sería de mí sin mi mamá? No quiero ni pensarlo. Podría escribir páginas enteras celebrando a mi mamá, pero sólo me queda concluir diciéndote:


¡TE QUIERO MUCHO!


Recuerda que no hay distancia suficientemente larga que me impidan abrazarte, ni tiempo demasiado largo para volver a verte.


¡ F e l i z_D í a_ d e_ l a_ M a d r e !