sábado, 24 de diciembre de 2011

Es Navidad...

Por Mireya Cerrillo.


Conforme han pasado los años me he dado cuenta que me he alejado (como muchos) del verdadero sentido de la Navidad.

Para los católicos es la fecha que conmemora el nacimiento de Jesucristo, y con ello, el fortalecimiento de una fe de la cual carezco.

Para los más escépticos es el pretexto idóneo para ir de compras, renovar el armario, y el preámbulo perfecto para el fin de año.

Para otros es un día comercial creado por Hallmark y Coca Cola, es la falsa ilusión de Santa Claus, la noche buena, la magia.

Para otros es el día en que la familia se reúne, celebrar los lazos afectivos que nos unen, que nos hacen sentir y nos hacen vibrar.

Para mí, es un poco de todo y nada a la vez. Es la fecha que nos permite ser hipócritas pues demostramos nuestro amor con regalos. Son los falsos abrazos de aceptación, es echar a un lado los roces familiares, olvidar los resentimientos, y sonreír, beber, comer, pues después de todo, es Navidad. ¡Celebremos!

Sea lo que sea Navidad para cada uno, sea cual sea el verdadero significado de la fecha que logra paralizar al mundo. No importa, es Navidad.

Hace años que no disfruto la Navidad. Quizás fue cuando dejé de creer, o tal vez simplemente crecí o a lo mejor, me di cuenta de los farsantes que rondan esas fechas con falsos testimonios de amor y armonía. Con promesas incumplidas de perdón y aceptación. Quizás es que he decidido vivir acorde a lo que creo y a lo que soy. Y de todas las cosas que creo, no creo en el sentido de la Navidad, y de todas las cosas que soy, no puedo ser hipócrita. No puedo sonreír cuando mi corazón llora, no puedo abrazar cuando me siento sola, no puedo desear algo que sólo deseo para mí. Suena egoísta, pero prefiero ser sincera.

Me declaro Grinch, sí, con ganas de robarle la Navidad a todos para que nos demos cuenta de qué se trata. Quizás mi corazón es 2 tallas más pequeño y no entiende el por qué. Quizás simplemente, disfruto del humor sarcástico e incoherente que me da sentirme Grinch, que me da sentirme verde, cuando todos se pintan de rojo.

Pero hay algo en el ambiente, hay algo en ese frío Navideño que se compensa con el calor del hogar. Hay algo en las estrellas que me recuerda la niña que fui. Ese algo, hoy se traduce en la mirada de ilusión de mis sobrinos, en sus ganas de creer y de hacerme creer. En sus abrazos sinceros, en sus corazones limpios, en su manera de entender esta fecha, en su forma de pedir y en su forma única de compartir. En su manera de hacerme sentir la tía más feliz por tenerlos. En sus sonrisas claras y en sus manitas dulces.

Por ellos, ésta fecha cobra un nuevo sentido y agradezco el tenerlos en mi vida. Por devolverme las sonrisas que dejé en mi infancia y por recordarme que creer es posible. Hoy, sólo creo en mí. Y más que nunca, creo en esas 3 personitas que han hecho de éstas fechas, una experiencia única.


martes, 20 de diciembre de 2011

Vengo y voy...

Por Mireya Cerrillo.

Me preguntan de dónde soy, de dónde vengo y a dónde voy. Hay días que las respuestas parecen muy claras. Y otros como hoy, en que la incertidumbre invade mi mente y no sé qué decir.

Sé que vengo de México, un país extraordinario y con mucho potencial. Sé que vengo de una familia única, con sus pros y sus contras, muy trabajadora y sin igual.

Estoy…

Sé que soy de Puebla, una ciudad con encanto y gastronomía excepcional. Soy fruto del amor de mis padres. Soy la suma de mis circunstancias. Soy el carácter fuerte de mis hermanos y soy un poco de todo.

Soy y me voy haciendo…

Voy a donde me lleva la vida, a donde quiero ir, en donde quiero estar. Voy haciendo camino al andar.

Vengo y voy yendo…

Quizás es el volver a mis raíces lo que me pone a pensar. Es sentirme acogida pero extraña. Local pero extranjera. Es saber y olvidar. Es desconocer y reconocer. Es estar y no estar.

Es querer volver, es aceptar que quiero viajar. Es no querer ser ermitaña, es buscar un lugar para empezar.

Son las dudas de siempre y las mismas ganas que sólo aquí puedo reconocer en mí.

Es encontrar mi reflejo en los míos. Reconocer mi esencia en lo que me rodea. Es saber por un minuto el camino que quiero tomar.

Soy yo creciendo, redescubriendo mi mundo y sentir. Simplemente sentir que de aquí soy.


sábado, 3 de diciembre de 2011

Been there…done that!

Por Mireya Cerrillo.

Hay cierto misterio en las cosas que no conocemos. Expectativas por cumplir en las primeras experiencias de nuestra vida. Cosas por sentir, sabores por probar. Un deseo por las cosas que no hemos tenido y unas ganas por experimentar nuevas emociones.

Puede resultar peligroso tener altas expectativas en la vida, pues en ocasiones, el resultado no es el deseado. Tendemos a decepcionarnos y a dejar de maravillarnos. Sin embargo, las tenemos.

Hace poco más de cuatro años que inicié un viaje… Una marcha constante llena de cosas nuevas que me han enriquecido. Emigrar me ha hecho una persona diferente. Una mujer con expectativas, con deseos, con sueños y metas. Con ganas de maravillarme.

Recuerdo esa primera vez en el avión grande, aterrizar en otro país, escuchar otro idioma, otra cultura, otros gustos, otros aromas. Cuando vi las cunas de otras civilizaciones, cuando me asombré en ese gran museo, y en el otro, y me sorprendí con las esculturas, las pinturas, las catedrales, las otras ciudades y los pequeños pueblos. Arte. Cuando me embriagué de tantas nuevas emociones, me embelesé con los vinos, me colmé de todos esos otros platillos. ¡Qué gusto! Cuánta maravilla han visto mis ojos. Cuántos sabores he probado. ¿Cuántos?

No olvidaré las sensaciones de los climas diferentes. Frío, calor, lluvia, la humedad y los días secos. Claros y oscuros. A veces grises y con flashes de luz. Cada estación con sus colores. Las alturas, las distancias, las montañas y los mares. Las playas y los vientos. En cada nueva experiencia siempre viene a mi mente esa frase de Albert Einstein que dice: "El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados."

Me he maravillado tantas veces que me pregunto si he llegado a mi límite. Si he visto tantas cosas bellas que he perdido mi capacidad de asombro. Tanta belleza no puede ser tan cierta. Mis ojos no están cerrados. Los llevo más abiertos que nunca. Quizás sea eso. Que ahora veo las cosas de manera diferente. Ya no me maravillo tan fácilmente, ya no me sorprendo como antes. Tanto escuché hablar de ciertos lugares, que visitarlos sonaba imposible. Sin embargo, llegué, heme ahí, a ésta mexicana perdida en busca de sentido. En medio de la Europa que tenemos idealizada. Ahí estuve, en los Alpes, en la montaña que algunos consideran maldita y otros una verdadera maravilla. De alguna manera, conquisté Mont Blanc.

Si bien es una belleza y un lugar con cierto encanto. Es tan bello que es fuera de este mundo. Es tan silencioso que asusta. Tan tranquilo que no es normal. Tan, tan, tan…cómo describir las emociones que viví por un segundo. Cómo poner palabras a algo nuevo. A una experiencia que quizás, sea única en la vida. No lo sé.

Sólo me queda citar eso que dicen los que hablan inglés: “been there, done that”… Estuve ahí, lo hice. ¿Ahora qué queda? ¿Qué puedo ver que me maraville tanto como aquélla primera vez? ¿A dónde tengo que ir?

Quizás sea eso. Es la distancia la que ha hecho caducar mi capacidad de asombro. Me he alejado tanto de lo mío que va siendo hora de volver. De dejarme maravillar por México. De volver a mis sabores. Quiero llenarme de mi país. Quiero que México me sorprenda. Es hora de dejarme seducir por lo mío, pues nada me entusiasma más que el azul de sus playas, el calor de su gente y la majestuosidad de mis volcanes. La riqueza de su historia. Los colores y los sabores de mi tierra que a momentos, resurgen en lo más íntimo de mi memoria para recordarme de dónde vengo. ¡Qué maravilla!

Pues aunque quiero llegar lejos y he volado alto, mi pista de despegue y aterrizaje siempre será el mismo…



miércoles, 30 de noviembre de 2011

Diciembre...


Por Mireya Cerrillo.

Es el preludio del invierno. El desenlace del otoño.

Es estar aquí, en otro país, viviendo un frío extraño, lejano, distante y helado.

Es encontrarme en un paisaje diferente, no reconocerme en ningún lado y buscar entre la neblina, los restos del sol que de luz me lleno.

Es la ciudad con sus rarezas y silencios. Con sus grises y flashes de color.

Soy yo, extranjero y ajeno, siempre buscando el calor.

Es anhelar mi sol, mis volcanes.

Es la montaña que me impacta, el lago que me rodea.

Era algo en el inicio de ese invierno,

Algo que me susurraba el viento.

Era yo que me inventaba mil historias.

Era diciembre, con el frío y el anuncio de la nieve.

Era yo, con éste loco corazón, con la ilusión,

Y las mil ganas de escribir por siempre.


sábado, 12 de noviembre de 2011

Te echo de menos...


Por Mireya Cerrillo.

Fue un Noviembre cuando nos despedimos, un adiós insoportable que se ha prolongado en el tiempo. Un eterno hasta luego como tu descanso. Un te quiero y un silencio que se rompió con el llanto de tu partida.

Era un miércoles, o quizás martes o jueves, ya no sé. Estoy segura que era un miércoles. Sé que no quería que te fueras, sé que hay días en los que te tengo en el olvido, pero es que el recuerdo duele.

Duele como hoy, duele tu ausencia. Duele querer tenerte cerca, quererte abrazar y tener esas charlas inacabables en tu casa. Duele tenerte lejos. Duele la incertidumbre de saber si de verdad estás conmigo. Duele y no sé por qué después de 5 años, sigues doliendo.

Y es que te extraño. Simplemente te extraño. Quisiera…tantas cosas quisiera…que me conforta pensar y recordar y seguir deseando.

Ojalá me vieras, ojalá pudiera contarte todo lo que he logrado y lo que he visitado. Siempre me pregunto, ¿qué dirías? ¿qué pensarías? Y ¿cuántas cosas no me preguntarías?. Me gusta pensar, y quiero creer, que de alguna manera sigues conmigo. Que eres tú y nadie más que tú el ángel que me cuida, el ángel que responde a mis oraciones y el que me muestra el camino correcto. Sólo tú, porque no puede ser nadie más.

Por eso, nunca me cansaré de agradecerte, de decirte y demostrarte lo importante que has sido para mí. De decirte que te quiero y que te echo mucho de menos. Que te llevo conmigo y que sólo quiero que seas feliz por mí y que mi vida esté llena de amor como la tuya.

¡Gracias abuelito! Simplemente y siempre Gracias, por ser parte de mi vida. Por ser y por estar. Por impulsarme y acompañarme en este viaje llamado vida.

Te quiero mucho…

Tu nieta Yiyi.

Siempre...


viernes, 4 de noviembre de 2011

Noviembre...


Por Mireya Cerrillo.


Es noviembre otra vez… el undécimo del undécimo.

Once minutos me llevará escribir este blog .

El frío, el otoño, la lluvia, la locura, las nubes, la humedad y el aroma de la tierra. Los días pasan de ser naranjas a grises, llenos de hojas que caen como sueños que se desvanecen, a días de lluvia que me recuerdan aquellas noches de nostalgia.

Noviembre, mes de pesares y recuerdos. De sabores agridulces y reencuentros. De llegadas, de idas, de abrazos y despedidas.

Noviembre y su día de muertos. Con hojaldra y chocolate, añorando el aroma del incienso y Cempazúchitl. Con ofrendas a mis ancestros que viven y renacen en mis más dulces recuerdos. De calacas de fiesta a calaveritas de azúcar, de rima e ironía, de folclor y remembranza.

Noviembre de cumpleaños y aniversarios. De colores vivos y festivos a colores otoñales que aunque cálidos, auguran el frío. Del día de gracias a días llenos de gracia.

Noviembre de mudanzas y cambios. El preámbulo al final del año. De conclusiones y aperturas. Once del once del once…fecha profética y mágica. De incertidumbre y vacilación.

Noviembre, dulce noviembre, con sus fiestas y nostalgias. Lo veo pasar aquí cerca del lago, mirando esa montaña, con su magia y su poesía, con sus noches y sus lunas, sus emociones, sus fantasías y leyendas, con sus días nublados y yo con mis propias nubes en mi cabeza.



viernes, 14 de octubre de 2011

Las cosas hacen click…

Por Mireya Cerrillo.

Encontrar tu lugar en el mundo se siente como cuando las piezas de un rompecabezas hacen click, enganchan con facilidad y a la perfección.

Hace unos meses tuve la oportunidad de llevar a mi hermano a visitar el estadio del Barza, verlo tan contento y cual niño pequeño me hizo ponerme a pensar sobre el echo de encontrar tu lugar en el mundo. Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que el lugar de mi hermano sea el estadio del barza. Lo que quiero decir es que encontrar tu lugar en el mundo debe sentirse como esa experiencia, que disfrutes, seas feliz y seas como un niño pequeño en un gran estadio de fútbol.

Hace un mes y pocos días que emprendí una nueva aventura. Estoy viviendo y estudiando en Ginebra, una ciudad tan pequeña pero que encierra todo un mundo, y nunca mejor dicho.

Llena de dudas e incertidumbres sobre lo que significa empezar otra vez en un nuevo lugar, me llevaron a la ONU. Y así me sentí, como una pieza de rompecabezas que hace click, como un niño pequeño que descubre algo nuevo, o como mi hermano en el Camp Nou: feliz, con ganas y muy emocionada.

No sé si sea ese mi lugar en el mundo, seguro que no, pero de momento se siente bien y encajo. Formo parte de algo, de un mundo.

Siendo la nacionalista que soy y con grandes expectativas a futuro, toqué las puertas de mi tierra en estas zonas tan lejanas. Fui a la mision permanente de México ante los organismos internacionales en Ginebra. Puedo presumir que ahora también, formo parte de un gran equipo de trabajo. Soy la representante de México ante la ONU, soy la imagen de México en el extranjero, soy México y soy internacional.

Necesito de mi gente para sentirme bien, y me encanta descubrir a México desde fuera, con los ojos de la distancia, del que ya no está, del que se fue para volver. Del que siempre lo siente y lo lleva en el corazón. Del que extraña y anhela, del que comparte y recuerda.

Un rompecabezas empieza como un revoltijo en una mesa, sin pies ni cabeza, pero conforme las piezas hacen click, las imágenes van tomando forma.

Así me siento a veces, como quien tiene una revolución por armar, como quien va construyendo su vida con las piezas que le han sido dadas. Como quien de pronto, va haciendo click...y encaja.



viernes, 30 de septiembre de 2011

1 beso, 2 petons, 3 bisous…Just Kiss!

Por Mireya Cerrillo.

“Los besos son como pepitas de oro o de plata, halladas en tierra y sin un gran valor, pero preciosas porque revelan que cerca hay una mina." George Villiers.

Cuando pienso en el beso, no puedo dejar de evocar la famosa pintura de Gustav Klimt que lleva el mismo nombre. Una obra llena de simbolismo, de peligro, de lucha, de rendición, de incertidumbre, de reconciliación, de formas, de colores, de todo.

Besamos para sentir y hacer sentir… pero intrigada por la manera de saludar en Europa, reflexiono y escribo unas cuantas líneas.

En México saludamos con un beso. A veces bien dado, con ganas, mojadito, apretadito y en la mejilla. Aunque la mayoría de las veces al aire. Con desdén en ocasiones, con hipocresía en otras. Obligado cada vez que nos encontramos con alguien.

En España saludan con dos besos. Derecha, izquierda, uno, dos. Al aire siempre, hola qué tal acompaña el ritual. Sólo de vez en cuando, para saludar a alguien por primera vez o que no has visto en mucho tiempo. En Italia también dan dos, pero contrario a mi experiencia mexicana, los hombres también se saludan de beso.

Llego a Suiza y uno, dos y tres, izquierda, derecha, izquierda. Te aburres después del primero, te hartas después del segundo, y esperas con ansías el tercero para acabar con el ritual. Sólo se saluda con Gros bisous, a los grandes amigos.

Besar es habitual, su práctica constante resulta benéfica. Es la válvula de escape de la honestidad. Existe el beso de piquito, esquimal, de pez, de vaca…Y el más temido, el de Judas. Dicen que no hay beso que no sea principio de despedida; incluso el de llegada. Así como en los cuentos, es con un beso que se cierra el trato del matrimonio. Cómo olvidar el beso que despertó a la Bella Durmiente, el que curó a Blanca Nieves, el inmortal de Rose y Jack en la proa del famoso barco Titanic, el de cabeza entre Mary Jane y Peter Parker en Spiderman, el beso legendario de Times Square por mencionar algunos.

Ingrid Bergman describía a los besos como un truco encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superfluas. Nuestro primer contacto con el mundo inicia con el cálido beso de mamá. Nuestros días en la tierra, con suerte terminarán con un beso. El beso en la frente, en las orejas, en el cuello, en el cabello, en las mejillas, en los labios. Cuántas maneras de expresar un beso.

Lentos y arrebatados, rápidos pero con recelo. Mirándose a los ojos o con los ojos cerrados. Con respeto, con ternura, con amor y con locura. ¿Quién olvida su primer beso? ¿quién no ha robado un beso.? La pasión escondida detrás de un beso, las intenciones dentro de un beso, las mil palabras que pueden transmitir los besos. Las declaraciones, los enigmas, los deseos, la fusión, el encanto, el preludio, el desenlace.

Besos hay muchos, es un diálogo, es una forma de comunicarnos, es la voz del alma. El inexplicable idioma universal del beso. Besar: y no puedo dejar de preguntarme, ¿uno, dos o tres?…


domingo, 25 de septiembre de 2011

Me Gusta y Soy Fan de Mi Top 25. . .


Por Mireya Cerrillo.

Hace poco consulté una página web que decía: las 25 cosas que debes hacer antes de cumplir 25, la lista incluía cosas tan locas como nadar con tiburones y asistir a los St Fermines. No sé si sean cosas que debas (como obligación) hacer antes de cumplir 25. Tampoco sé cuáles son las cosas que me hubiera gustado hacer antes de cumplir 25, pero en cambio puedo pensar en las 25 cosas que más he disfrutado durante estos 25 años:

1. Viajar en familia: ver ballenas.

2. Conocer el Caribe.

3. Visitar ciudades ancestrales, cuna de grandes civilizaciones: Roma y México por supuesto.

4. Viajar con poco presupuesto.

5. Viajar con mucho presupuesto.

6. Confrontar un miedo.

7. Obtener un empleo.

8. Descubrir qué tipo de vino me gusta. Probarlo directo de la barrica es mejor que de la botella.

9. “Roadtrip” con mi mejor amigo.

10. Ir al teatro con mi mamá.

11. Ir al fútbol con mi papá.

12. Probar algo que no puedo pronunciar.

13. Estudiar en el extranjero.

14. Ser Tía. :)

15. Empezar un blog.

16. Visitar Paris.

17. Ver fuegos artificiales en la playa.

18. Quedarme en la cama todo el día, o al menos en pijama.

19. Estar en un escenario

20. Hablar más de 1 idioma.

21. Comunicarme con alguien que no habla mi mismo idioma.

22. Publicar en un periódico.

23. Cabalgar en la selva.

24. Space brownies, sólo por diversión.

25. Conocer a alguien famoso.


Realmente ha sido divertido pensar y compartir mi lista. Y mientras llegan los 25, puedo pensar aún en un par de cosas que me gustaría hacer antes de cumplirlos. si no es posible, sé que la ciudad en la que cumpliré mi primer cuarto de siglo me regalará muchas sorpresas…


sábado, 17 de septiembre de 2011

Crisis...

Presence the gift of Uncertainty

Por Mireya Cerrillo.

"En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte"

Honoré de Balzac.

Una vez más estos sentimientos de incertidumbre me aquejan… Estoy en crisis: en medio de cambios bruscos, buscando adaptarme a la mutación importante en el desarrollo de otros procesos, (de orden físico, históricos o espirituales). En duda, en un momento decisivo.

La certeza de que todo estará bien se pierde con la vacilación del momento. Ni siquiera sé qué nombre ponerle a lo que siento. O mejor dicho, no sé por dónde empezar. Tengo miedo y tengo ganas… Como siempre, miedo a fracasar, a claudicar, a no poder, a que sea en vano. Pero ganas de triunfar, de amar, de viajar, de ser…

Crisis de no saber dónde estoy al despertar, lo llaman síndrome del inmigrante, del emigrante retornado y del emigrante interior. Y cuando me ubico, el desarraigo entra en escena, la distancia territorial, emocional me llevan a la tristeza del abandono y del olvido para llegar a la esperanza del cambio.

Tengo crisis de la que llora como nunca, de la que deja a su familia y teme volverse ermitaña, sola, del que vive buscando pero jamás encontrando, del que se aleja queriendo estar ahí, cerca. Sí, esa crisis del desorientado, sé de dónde soy, a dónde quiero ir, pero simplemente he dejado de pertenecer y no sé dónde me encuentro. Temo enamorarme de todo pero no de ninguno, quiero comerme el mundo y no sé si llegaré a tener un puerto final.

Ciudadana del mundo me llaman. Viajera, peregrina, extraordinaria dirían otros. Aventurera diría yo. Trotamundos, transeúnte, presente en un lugar y ausente en otro. Tantos idiomas me comienzan a confundir, no quiero olvidar mi lengua, ansío aprender otras.

Un montón de sueños, planes e ilusiones cargo en mis maletas, mi boleto no tiene regreso, y esome da miedo. Sé que todo pasará, que el mapa me llevará a conocerme, a reencontrarme y siempre, de vuelta a casa: a mis recuerdos y a mis ganas.

Un adiós, un hasta luego, una bienvenida y muchas despedidas. Mi historia son mil historias, anécdotas, cosas que pasaron y que pasarán. La perplejidad de cómo y dónde se escribirán me dan ganas. Ganas y mucho desasosiego. Melancolía, en espera de lo que está por venir. Incertidumbre…"porque sin crisis, todo viento es caricia". (Einstein)



domingo, 4 de septiembre de 2011

Bienvenue à Genève...

Por Mireya Cerrillo

Un verano más ha terminado. México, mi querido México, el lugar donde nací y donde mi gente me recibe siempre con los brazos abiertos, se queda una vez más atrás. Atrás en el baúl de los buenos recuerdos, en el lugar donde mantengo sus sabores, aromas, abrazos para los momentos de añoranza. Como siempre, el verano fue intenso, emocionante y delicioso. Aunque corto y fugaz también, lleno del amor de los que me rodean. En mi corazón es donde los llevo a cada nuevo lugar que visito.

Me encuentro en Ginebra, Suiza, tierra de lagos, montañas, chocolate, queso y por un año: mi nuevo hogar. Llegué hace una semana y de momento, todo ha sido excelente. Mi primera impresión es positiva: la ciudad es un sueño, es la Europa que soñé y que quería vivir. La gente es realmente muy amable y educada, y aunque los precios son exorbitantes, sobreviviré.

¿Por qué Ginebra? Es la sede de las Organizaciones Internacionales más importantes, por eso la elegí como mi nuevo destino de estudio. Es la cuna de las Relaciones Internacionales, lugar donde 4 idiomas convergen (francés, italiano, alemán, inglés), donde las culturas se encuentran y se fusionan en una sola: ciudadanos del mundo nos llaman a los extranjeros, investigadores nos dicen a los estudiantes, internacionales somos todos los locales.

Mi universidad es un pequeño château en medio de un bonito bosque, verde en el verano, blanco en el invierno. Y aunque el frío que se avecina me tiene preocupada, es la calidez de su gente y su paisaje la que me mantendrá a flote. Está a unos metros de la ONU, será su biblioteca mi próxima casa de estudios y será el lago Leman el trocito de agua que me invite a soñar con el mundo de posibilidades que me espera.

De momento, estoy alucinada, emocionada, feliz, contenta, nerviosa, con ganas y con miedo. Realmente no me puedo creer que finalmente esté aquí, estudiando en un lugar de primer mundo, con profesores de reconocimiento internacional y se siente bien estar aquí: tengo buenos presentimientos y mis mejores deseos acerca de este lugar.

Como siempre, trataré de mantener al día la bitácora del capitán. Con las emociones a flor de piel y a pesar de que será un arduo año de trabajo, Mireya Cerrillo: créetelo, estás aquí.

Bienvenue à Genève!... Un seul voyage peut changer le cours d'une vie*.

(*Un sólo viaje puede cambiar el curso de una vida)


jueves, 30 de junio de 2011

Soy humanista...


Por Mireya Cerrillo.

«No estamos nosotros para pontificar acerca de quién es o no es un humanista sino para opinar, con las limitaciones del caso, acerca del Humanismo. Pero si alguien nos exigiera definir la actitud humanista en el momento actual le responderíamos en pocas palabras que "humanista es todo aquel que lucha contra la discriminación y la violencia, proponiendo salidas para que se manifieste la libertad de elección del ser humano"». Silo

Y me preguntan qué he estudiado…Respondo: Soy Humanista. Entonces vuelven a preguntarme, pero qué área de las humanidades. Todas, añado.

Del latín humanitas, son el conjunto de disciplinas relacionadas con el conocimiento humano y la cultura, es decir, es una enseñanza universal, una conciencia intelectual del mundo en el que vivimos.

Es una rama del conocimiento pues es el cúmulo de saberes del hombre: su historia y su influencia en otras áreas como el arte y la literatura.

Es la carrera de la nobleza, esa que estudiaban las princesas que debían ser cultas de los saberes que en Europa se forjaban. La verdad es que yo no busqué esta carrera, me encontró y me ha encantado. Es una carrera que me ha ensañado a ser crítica y curiosa de nosotros mismos como seres humanos. A defender la cultura y su diversidad, y a vivir con los ojos abiertos, con ganas de aprender. Y con una gran ambición de cuestionar para conocer mejor y actuar.

Michel Foucault dice, el humanismo es lo que ha inventado paso a paso estas soberanías sometidas que son: el alma (soberana sobre el cuerpo, sometida a Dios), la conciencia (soberana en el orden del juicio, sometida al orden de la verdad), el individuo (soberano titular de sus derechos, sometido a las leyes de la naturaleza o a las reglas de la sociedad), la libertad fundamental (interiormente soberana, exteriormente consentidora y "adaptada a su destino").

La experiencia de estudiar en Europa me ha regalado la oportunidad de conocer otra cultura, pero sin duda alguna, agradezco el placer de ser mexicana, pues eso me ha permitido ver a mi propia cultura con otros ojos. Una mirada inclusiva de lo que siempre he tenido a la mano, pero no sabía valorar.

Se dice que los humanistas están en extinción, que es una carrera que no da para comer. Yo digo que, es verdad que pocos tenemos el gusto por leer mucho y escribir bien, y si las cosas se comienzan a hacer por interés ya vamos mal. Qué mejor que hacer lo que te gusta y que te paguen por ello. Qué mejor que pertenecer a una élite intelectual. Qué mejor que ser humanista, la carrera mater de cualquier otra.

Hoy he presentado mi proyecto final de carrera, finalmente puedo decir: Soy Humanista.