martes, 31 de enero de 2012

La niege...

Por Mireya Cerrillo.

"No es más quién más alto llega
sino aquel que,
influenciado por la belleza que le envuelve,
más intensamente siente"
Maurice Herzog


Sobre la ciudad dormida escuché un silencio sin igual, un “toc toc” suave y ligero golpeaba mis ventanas en la madrugada.
¡Qué agradable sorpresa! Encontrar en el silencio y en la nada, la belleza de la nieve, toda blanca.
¡Comenzó la nevada! Finalmente el invierno de mis sueños. Ver nevar tras mi ventana añorando e imaginando.
Mis huellas sobre la nieve, y pequeños copos, ligeros y blancos se van quedando entre mis cabellos, y entre cada uno de mis pasos.
Después del silencio y del encanto, la ilusión y la alegría cual niño emocionado. ¡Es hora de jugar! Construir y aventar bolas de nieve para reír.
Es fría, helada, es blanca, es pureza y perfección, y por un día, fue motivo de inspiración.
Ginebra se ha teñido de blanco y estoy segura que sólo es para mí, la ciudad quiere redimirse, encantarme, embelesarme, agradarme. Y casi lo logra…



sábado, 28 de enero de 2012

Cité du temps…


Por Mireya Cerrillo

Ahora lo entiendo, Ginebra es una ciudad suspendida en el tiempo, es después de todo, la ciudad del tiempo.

Durante los primeros meses no comprendí el por qué de ese encanto diferente en la ciudad. Como de haberse quedado en otra época, en otro tiempo, donde todo es tranquilo, silencioso, a veces (para mí) incluso aburrido.

Es una ciudad de postal, con su lago, sus montañas, sus colores grisáceos, las nubes bajas, el clima frío. Da la sensación de estar congelada en el tiempo por sus edificios: viejos, “protestantes”, su arquitectura sin color, y ese ritmo sereno.

Ser la ciudad del tiempo va más allá de ese encanto peculiar. Son las casas de relojes, “maison du horlogerie”, que ofrecen sus productos no como simples relojes, sino como “máquinas del tiempo”… La puntualidad suiza se explica también por eso.

Lo importante no es saber la hora, o el día, es comprender que detrás de cada pieza hay un trabajo artesanal y un legado de hace décadas. Sí, son grandes marcas que empezaron como pequeños negocios familiares, manuales, únicos y que hoy son exclusivas casas.

Ayer me acerqué a una de estas grandes marcas, en realidad, una tienda pequeña, elegante, única. Entré por curiosidad a preguntar el precio de un reloj que llamó mi atención. No puedo explicar la experiencia pues es como de película. No es una tienda, es una boutique, no hay una vitrina a la que puedas señalar, es un catálogo y una lista de precios. No es un vendedor, es un experto en el arte del tiempo.

Ahora pueden imaginarse el tipo de tienda y la exclusiva clientela que visita el lugar, afortunadamente, el vendedor notó mi interés en el arte de la relojería y me atendió como atiende a un jeque árabe, o a un adinerado ruso… Con ganas de vender, y yo de comprar...

Es peligroso tener buen gusto, (sí, tengo demasiado buen gusto) pues cada vez tus aspiraciones son más altas, y tus intereses se perfeccionan. Aprendes a apreciar el por qué de las cosas, y a valorar los detalles que hacen que cada pieza sea única, diferente, a distinguir marcas y “casas”.

Para muchos quizás sea un simple reloj, para mí es una obra de arte, una máquina del tiempo que no está para decirte la hora, sino para recordarte que el tiempo son momentos, y hay que congelarlos, valorarlos, recordarlos, heredarlos, disfrutarlos.

Evidentemente, hoy no puedo acceder a esa pieza, sólo a admirarla, añorarla y quizás, algún día, en otro tiempo o en éste, ser portadora de una verdadera máquina del tiempo. (Revelar el precio de la pieza podría desmallar a más de uno. Es como tener una casa en tu muñeca.)

Mientras tanto, vivo en la ciudad del tiempo, rodeada de estas boutiques, aprendiendo el arte de la “horlogerie” relojería, de la futilidad y lo valioso que es el tiempo…Coleccionando momentos, trascendiendo.

lunes, 9 de enero de 2012

Nessun dorma...guardi le stelle!....

Noche estrellada sobre el Ródano, Van Gogh (1888)

Por Mireya Cerrillo.

Esta noche caminando de vuelta a casa, como siempre perdida en mis propios pensamientos y soportando el frío ginebrino, me percaté que en este cielo que me cobija no hay estrellas.
Qué triste mirar hacia arriba y darse cuenta que no hay pequeñas luces brillantes. Es de ese tipo de cosas que no te das cuenta que puedes añorar hasta que notas que no las tienes más. ¿Por qué desde aquí no se ven las estrellas?...No lo sé.

No puedes hacer deseos, no puedes imaginar, no puedes inventar formas con ellas. Cómo entender a Neruda, cómo comprender a Puccini, o cómo apreciar a Van Gogh si no tienes a las estrellas.

¿Con qué esperanza o ilusión miras al cielo si no hay estrellas? ¿A quién pides consejo? ¿A dónde señalas? ¿Cómo te ubicas, si no hay estrellas? ¿Cómo encuentras o sigues tu estrella?

Van Gogh decía que cuando sentía una necesidad de religión, salía de noche para pintar las estrellas. Pobre Van Gogh si hubiera vivido en Ginebra, y pobres de nosotros si no hubieramos contemplado sus estrellas. Van Gogh para mí es poesía en un lienzo. Es un artista que logró derramar su alma en cada una de sus obras. Sus tristezas, miedos y emociones que se han quedado inmortalizadas en cada tormetoso cuadro.

Será que mi nombre significa estrella, será que me gusta inventar historias o quizás es que les cuento mis secretos a las estrellas, y ésta noche no tengo confidente. Encuentro a mi musa en su ausencia, pero echo de menos mirarlas en el cielo, contarlas, verlas brillar y recordar que tras un largo día, al menos nos quedan las estrellas. Esos luceros que acortan mis distancias, me evocan recuerdos y me llenan de una manera que hasta ahora no consideraba posible.

Si alguna vez sientes que el peso de la vida se hace demasiada carga para ti, busca un lugar donde poder ver las estrellas... ante tanta inmensidad nada puede ser tan grave. Extraño esa inmensidad, añoro esa agonía.

Ya lo dijo Puccini en su increíble aria, ¡Que nadie duerma, mira las estrellas!...Cuánta belleza, cuánta luz en una estrella. Y yo aquí sin poder verlas.


viernes, 6 de enero de 2012

La magia y la ilusión...


Por Mireya Cerrillo.


Siguiendo en la línea de las festividades decembrinas y la tradición que marca la conclusión de las mismas, hoy es Día de los Reyes Magos. Según cuentan, ni son reyes ni son magos, eran sacerdotes que fueron conocidos por los griegos como magoi. Se creía que podían manipular fuerzas sobrenaturales; a eso se le llamó magia y a sus practicantes, magos. Y desde entonces, a los magos se les vistió como Reyes. (Revista Algarabía)

Dicho esto, no puedo dejar de ver con nostalgia y felicidad los recuerdos de una infancia que ya se fue. Porque al final de todo, las fiestas decembrinas son increíbles cuando se es niño. Cuando nuestra incredulidad está intacta. Cuando la ilusión es todo lo que tenemos y cuando cualquier estrella brillante en el cielo puede significar tanto.

Pero el tiempo pasa y nos hacemos grandes. Comenzamos a cuestionarnos, a preguntarnos por qué, entonces la magia se acaba y dejamos de creer tantas cosas. Nuestras ilusiones se vuelven metas y nuestra estrella es sólo aquella que dejamos brillar en nosotros.

Hoy leí que el mundo se empobrece cuando los niños participan de la incredulidad de los hombres, y cuando los hombres pierden la ingenuidad de los niños. Cosa más cierta. No hay nada más real que la fantasía, pues es la imaginación la que ha dado al mundo personajes muchos más reales que otros que podemos ver y tocar. Se trata de nuestra habilidad de sentir.

Yo sé quiénes son los Reyes Magos, y es sólo Gracias a ellos que entendí que se requiere una fe muy grande para estar segura de tantas cosas. Gracias a que creí en ellos, fui capaz de conocer que el amor que ellos nos tienen siempre, es tan grande, tan inmesurable y único, que solo ellos son capaces de dar regalos a los niños y adjudicarlos a Melchor, Gaspar y Baltasar.

En tiempos como hoy, en los que creer es cada vez más difícil y la ilusión parece ser sinónimo de realidad virtual, finalemente entendí de qué se tratan los Reyes Magos. Se trata de creer en el amor, en la eternidad y en lo que parece aún más imposible: en la eternidad del amor. Creer en que las cosas, las historias y los momentos pueden trascender.

Lo que ayer eran regalos de unos reyes, quizás mañana sean ofrendas de un príncipe. (Pues qué hombre no es un príncipe cuando se está enamorada). No lo sé. Lo que sé es que siempre es la misma ilusión y las ganas de creer en el amor. Después de todo, no hay nada más mágico que eso. No hay nada más increíble que eso. La fuerza y el poder sobrenatural del amor que hace que ilusionarse, valga la pena.




jueves, 5 de enero de 2012

Incertidumbre...



Por Mireya Cerrillo.

Es no saber si llamarás. Si piensas o no en mí.
Es el miedo a la distancia, a las circunstancias.
Es la incerteza en mi cabeza.
Es lo bonito de lo inesperado. El miedo a lo equivocado.
Es la duda en tu mirada.
Es la ansiedad de la espera.
Lo inquietante en mi impaciencia.
Es compartir el desasosiego
Y esperar, confiar, creer.
Es la vacilación del corazón que no conoce la razón.
Es la indeterminacion de esta canción.
Es la angustia en mis palabras.
Y el eterno temor que ahoga nuestro amor.



miércoles, 4 de enero de 2012

2012...



Por Mireya Cerrillo.

Nueva entrada, nueva lap top, nuevo año... pero más importante, nueva actitud.

Después de dos semanas en mi querido México regreso con las baterías más cargadas que nunca. Sin extrañar, con muchos anhelos. Sin remordimientos, con muchos planes a futuro y muchas ganas.

2012, cuánto se ha hablado de este año. Muchas cosas se han dicho, muchos finales se han planeado y muchas teorías se han forjado.

Siempre he preferido más el año nuevo a la navidad, simplemente porque te da la oportunidad de anhelar, pensar, planear, proyectar, desear, soñar... Y éste 2012, yo sólo tengo muchas metas y sueños por compartir.

No sé qué pasará a lo largo de éste año, pero de algo estoy segura, muchos cambios sucederán, y coincidiendo con los mayas, será un año que cierre ciclos importantes y dé apertura a otros nuevos y excitantes.

Eso es el 2012 para mí. Dar cierre al importante viaje que en el exterior, me ha permitido conocerme en el interior. Dar apertura a que otros conozcan lo que he aprendido. Terminar con los estudios que hace 5 años incié. Iniciar con la vida laboral. Decir hasta luego a la gente que me ha acompañado en este viaje. Y decir hola de nuevo, a los que hace tiempo dejé en el camino. Es tiempo de volver a casa.

Me emociona pensar en las cosas que quiero realizar. La gente que formará parte de mis proyectos y el hecho de volver, si bien da vértigo pensarlo, me hace bien pensar que regresar al inicio, es solo continuar para conseguir otros fines.

Si es verdad que en el 2012 se acaba el mundo, viviré al máximo. Y como sé que no lo será, el 2012 simplemente será el puente para las grandes cosas que quiero en mi vida. 2012, ¡voy con todo!.