martes, 17 de julio de 2012

Carta al Sobrino de Santa Claus: Mi tío...


Querido Tío:
Estoy recién aterrizada después de un largo viaje. Con las emociones a flor de piel,  readaptándome a ésta mi tierra, y con las noticias que te obligan a hacer un aterrizaje forzoso.
Me encontraba desempacando mis sueños y acomodando mis metas, asumiendo mi aquí y mi ahora. Entonces, entre los cajones de mi habitación encontré una carta que me escribiste hace 7 años con motivo de mi graduación del Bachillerato.
No pude contener las lágrimas pues hoy que me gradúo de la Maestría tus palabras hacen eco y los consejos que me diste entonces hoy se hacen más fuertes que nunca…
Comenzaste contando nuestra historia de la manera en que siempre la he recordado. Quizás tendría unos 5 o 6 años la vez que decidimos abrir la puerta que nos permitió acercarnos, conocernos y querernos...
Tú: alto, guapo, gordito… impresionante para una niña de mi edad en ese entonces.
Yo: con miedo, timidez, y mis reservas.
Entonces me dijiste: “ven, tengo un secreto que contarte”… Yo temerosa escuchaba. “¿Qué crees?, Soy el sobrino de Santa Claus”…
Mis ojitos comenzaron a brillar, mi cara de sorpresa y asombro fue única. Y desde entonces, forjamos una linda relación tío-sobrina.
Me regalaste una ilusión. Me enseñaste que mentir a veces es bueno, y sobre todo que acercarnos como seres humanos es primordial en cualquier relación.
Fuiste un gran tipo… una excelente persona… un gran recuerdo que hoy abrazo y tengo presente más que nunca.
Gracias por jugar conmigo, por existir, por dejarme ser parte de tu vida, por enseñarme a reír, a disfrutar y por compartir siempre tu sonrisa con todos.
Quizás eras mi tío segundo… pero para mí, siempre serás el primero. El mejor. Mi consentido y Mi Santa Claus.
Sé que donde te encuentras ahora estás mejor. Sé que tus hijos tienen ya un gran ángel. Estoy segura que el rencuentro con los tuyos, con los nuestros, es un viaje que nos debe tener tranquilos.
Sin embargo, te echaré mucho de menos. Y desde éste espacio terrenal me quedaré con las evocaciones de una infancia feliz, con la complicidad de aquel secreto que inició una gran amistad y sobretodo, con el recuerdo de tu sonrisa y tu carácter afable.
Nuestro último encuentro fue hace casi un año…nuestra próxima reunión será en mis sueños. Gracias por tus consejos en esa carta, sin duda alguna (y siguiendo tus palabras), ahora mi máxima ilusión es encontrar la llave para abrir la puerta del conocimiento y llegar a ser como tú: una gran persona…

Te quiero mucho Tío George
Con cariño tu sobrina-ahijada,
Yiyi

P.D. Cuando veas a mi abuelito dile que te haga un huequito en alguna nube…