sábado, 10 de marzo de 2012

Príncipes...

Por Mireya Cerrillo.

Entre las pláticas más comunes que las mujeres de mi edad tenemos, además de moda, cosas de actualidad y un sin fin de nimiedades, se encuentra por supuesto, el tema del amor...La búsqueda insaciable de ese otro que nos complemente. Las dudas, los miedos y las inseguridades que "entregarse" pueden traer. Y al mismo tiempo, las ganas, las incertidumbres y el deseo de saberse deseado por el sexo opuesto.

No sé cuántas diferencias haya entre la generación de mi abuelita y la mía. Pero seguramente, que la guerra de los sexos y la igualdad de género ha traído muchos cambios: Las mujeres nos volvimos más exigentes en algunos casos, pues mientras más se conoce el mundo, más profundo se vuelve el estudio antropológico del sexo opuesto, quizás más quisquillosas, o solamente menos deseosas de salir con "cualquier cualquiera". Creo somos de una generación de mujeres con ganas de comerse el mundo, y encontrar a un hombre que tenga las mismas aspiraciones que tú, no siempre es fácil.

Fue culpa de Disney que nos hizo soñar con el príncipe azul, fueron los viajes, los actores guapos que representan, una y otra vez, al mismo galán educado que (quizás) no existe en la vida real. Fueron los cuentos, la publicidad y la vida...La vida real que no viene en un corcel, ni da serenatas ni conoce el romance.

La vida real no es un cuento, a los galanes se les olvidó cómo ser caballeros. Temen a las mujeres con convicción y buscan lo fácil, sin compromisos ni ataduras de ningún tipo. Si no estamos para comprometernos, entonces para qué estamos. El mundo requiere de gente comprometida con nosotros mismos, con nuestros ideales, y por ende, con lo que nos rodea.

En cada café y charla con mis amigas tengo la fortuna de escuchar sus historias. Quizás es parte de este mundo internacional que forma parte de mi diaria realidad, quizás. Sea como sea, fuera lo que fuera...ya fue. Ya pasó...Hoy es una nueva historia.

Mis gustos son otros, mis exigencias son otras y mis ganas no son las de los demás. Me niego a ser parte de ese grupo de mujeres que vive en las nubes idealizando al sexo opuesto. Sin embargo, soy mujer, y como todas sueño y poetizo.

De momento, puedo decir que aunque tengo la ilusión, mis ideales tienen también otras formas, y para que alguien entre a mi vida tiene que entender qué tipo de mujer soy y cumplir altos estándares de educación y buenos modales.

Mientras tanto, disfruto del café con mis amigas, de las conversaciones llenas de banalidades, de compartir sueños y metas. De la poesía de la vida, y de las risas que idealizar y añorar al Príncipe azul traen consigo.


domingo, 4 de marzo de 2012

Quiero ser...



Por Mireya Cerrillo.


Hace más de 6 meses que estoy viviendo la Ginebra de las Relaciones Internacionales, una oportunidad única que se ha convertido en una increíble experiencia de aprendizaje y crecimiento.

Sólo aquí es posible apreciar y entender el significado de la ONU, de la diversidad multicultural y de estar en contacto con los verdaderos líderes del mundo y en el centro de operaciones más importante a nivel global.

Ahí, he podido ver a cantantes, embajadores y delegados de todas partes. Hasta ahora, he podido atestiguar dos grandes sucesos que han marcado mi estancia en tierras suizas. Por un lado, la visita de Hillary Clinton. Un discurso en la Asamblea General de la sede de la ONU sobre los derechos de los homosexuales. Más allá de las palabras, o de la intención de su visita, lo que más me sorprendió fue todo el protocolo desplegado para ella.

Ella, una mujer de 64 años, cuya opinión en el ámbito internacional tiene un increíble peso. Ella, una mujer en pantalones que resalta en un mundo de hombres.

Estamos viviendo nuevos tiempos. Una época muy importante de transición en la que la equidad de género comienza a hacerse cada vez más tangible. Aun así, son pocas las mujeres que tienen eco en la ONU.

Uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU es el empoderamiento de las mujeres, es decir, garantizar a las mujeres el acceso a los altos niveles de poder y puestos de gestión pública y privada. Sin embargo, aunque cada día son más las mujeres líderes, aún la brecha es enorme.

Por otro lado, he tenido la gran oportunidad de asistir al foro de discusión más importante del mundo: el Consejo de Derechos Humanos. Ahí, conocí a Margarita Zavala, Primera Dama de México.

Ella, una mujer de 44 años, líder en la política de su país. Una mujer sencilla, carismática y con un don de gentes que sin duda, resalta en la ONU, entre sus salas de reuniones, asambleas y conferencias, alberga las voces del mundo diplomático. Y entre esas voces: dos grandes mujeres (por mencionar algunas) que han cambiado las relaciones internacionales.

No sé qué será de mi vida en los próximos años, dónde estaré ni que haré. Sin embargo, mi propósito es firme y permanece constante. Quiero ser parte de ese exclusivo grupo de mujeres. De esas líderes que han causado un impacto social.

No pretendo sonar feminista, pero es verdad que aún vivimos en un mundo patriarcal. Donde los hombres tienen miedo a la pérdida del poder, y les asustan las mujeres que saben lo que quieren y están seguras de si mismas.

Si ese es el caso, quiero darles miedo. Porque sé lo que quiero y estoy segura que mis convicciones me llevarán más lejos. Quiero ser esa mujer en pantalones por la que se pare el tráfico, cuya voz atraiga cámaras de todo el mundo, y cuya labor sea reflejo de su cultura y de una increíble pasión por sus ideales.

Quiero ser México en el mundo...