martes, 31 de diciembre de 2013

Resolución de año nuevo...

"Suddenly you’re afraid and don’t know what of…" Holly Golightly.

Por Mireya Cerrillo.

He tenido años de estudios, de graduaciones, de viajes, de mudanzas, de aventuras, de recuerdos, llenos de movimiento, de caos, de todo… Y por alguna razón, este año que pareciera que me quedé “estática”, en el que no hubo viajes ni tanto ajetreo, el meneo que me movió este 2013 fue totalmente interior y por eso lo siento aún como un torbellino.
Este año ha sido de muchos cambios, de mudanzas interiores y por qué no decirlo, de habitar una nueva piel. Todo comenzó cuando empecé a poner atención a mi salud física, bajé de peso y cambié mi cuerpo. Entonces vino el cambio mental, de actitud, de percepciones, de creencias, de prejuicios. Todo lo que pretendí que creía, de pronto no tenía sentido. Y todo lo que alguna vez no tenía sentido, hoy representa una nueva base en mis creencias. Y así, en medio de esa tormenta, vino el cambio emocional.
Comencé a sentir mis emociones a flor de esta nueva piel: mi enojo, mi angustia, mi frustración, mi impaciencia, mi tristeza, mi alegría y más importante, mi amor. Sí, sentir amor por mí y por los demás fue el breve inicio de la desazón de este loco corazón.
La falta de rumbo de pronto se tradujo en la necesidad de volar otra vez, de respirar nuevos aires, de estar lejos de todo lo que hoy siento que me encadena. Todo lo que alguna vez me llevó a “huir” lejos, “chocó” conmigo a mi regreso. Así que este año de aterrizaje fue bueno para acomodar todo, tomar nuevas decisiones para emprender otra vez el vuelo con los bríos renovados.
Un nuevo año, un nuevo día, otra guía, y muchas alegrías por venir… Este 2014 no permitiré que mis miedos o mis prejuicios me retengan en un sitio que no me está permitiendo crecer. No dejaré que mis incertezas me detengan, ni que mi excesivo uso de razón me lleve a no escucharme.
Sí, mientras el mundo se empeña en que use más la razón y que no escuche a mi corazón, estoy convencida de que es momento de hacer exactamente lo contrario. Toda mi vida ha sido un compendio de racionalizar mis decisiones, jamás me he dejado llevar por un impulso ni por un sentimiento momentáneo. Hoy, quiero eso. Escucharme más. Sentirme más. Aprenderme más. Saberme menos.
La vida es un hecho. La gente se enamora pues es una oportunidad de ser feliz. Los espíritus libres, así como yo, estamos aterrados de que alguien nos encierre en una jaula por más de oro que ésta sea. Somos una cosa salvaje que desafortunadamente, nos construimos nuestra propia jaula que se llama miedo, que se llama yo. No importa que tan lejos corra, siempre terminaré encontrándome conmigo misma.
Conmigo es con quien siempre estaré. Y en mí es quien debo aprender a confiar y seguir. Dice una de mis pelis favoritas: “No debes dar tu corazón a un espíritu salvaje, mientras más lo haces, más fuerte se vuelve hasta que es lo suficientemente fuerte para volar otra vez…” Así me siento, más fuerte que nunca para dejar ser a este espíritu viajero, para continuar libre, sin ataduras, sin miedos y con muchas ganas.
Bienvenido 2014 y Gracias al 2013 por permitirme llegar a esta resolución de año nuevo.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Mi poesía eres tú...


Por Mireya Cerrillo.

Una creación literaria me lleva aproximadamente unas dos horas.
No sé. La verdad es que no hay medida del tiempo para decirte cuánto ni cómo te quiero.
Rimas y prosas. Cuentos e historias. Palabras y frases que a mi alma desahogan.
Te di mis versos y me metí en este poema: de profunda quimera, de continuo desacierto.

Y aunque escribo sobre el amor, soy totalmente incrédula.
Y si bien mis estrofas tienen honda inspiración, eres tú quien las crea.
No existe tal afirmación de amor eterno. Solo pasión, afecto y entrega.
¿Qué más te puedo dar en estos poemas? ¿Qué más que no ya sepas?.

Gracias por emanar en mi prosa y surgir en mi íntima oda.
Por favor, no creas la distancia ni el falso abandono.
Estaré donde menos lo preveas. Tú músico. Yo rapsoda.
No hay lejanía en tus notas ni en estas letras. Sólo emociones que colecciono.

Un universo de palabras aviva cuando tú me hablas.
En tu silencio también hay creación infinita de invenciones y leyendas.
Escribirte es combinación eterna de sentimientos fugaces.
Desconciertos que dejan huella. Tú y yo: caprichosos y lenguaces.

¿Cuándo se acabará la lira? ¿Cuándo me abandonará la musa?
Mientras germines en mí, habrá fábula y romance.
Te dejo brotar en mi escrito en blanco, sin causa ni pausa.
Así constante, profuso, para que emerjas sin percance.

Estás en mi piel y en este trozo de papel.
En mi mente, en mi corazón y en cada parte de mi ser.
Eres tú la guía a mi cincel. La pintura en mi pincel.
La tinta de este querer. El matiz de este doler.

¿Qué hice yo para obtener este regalo en mis poesías?
¿Qué haces tú para merecer mi cariño y mis letras?
Es un gesto ingrato de tus afonías, una broma de la melancolía.
Recuerdos de una irremediable lejanía. Cruel aquel que en mí perpetra.

Este amor se resume en estas creaciones líricas.
Este desamor se queda plasmado en esta retórica.
Soy simplemente poeta. Aprendiz y onírica.
Gracias por los sueños, y por lo que hoy en mí despiertas.

No hay corrección ni doble revisión.
Así surges, así te quedas.
Tan fácil que es fluir en mi versión.
Lástima que a más no procedas.

No hay título a esta improvisación perpetua.
No hay autor único en esta literatura.
Sólo eso: tu inspiración y esta poeta.
Dulce combinación de arte, fechoría de amor. Tierna desventura.



domingo, 29 de diciembre de 2013

Presunto Culpable...


Por Mireya Cerrillo.

No culpemos a la distancia de nuestra impaciencia.
Ni a la falta de amor, ni a nuestras temperamentales decisiones.
Culpemos a tu falta de interés, ¡qué inclemencia!
A Cupido y a sus malas intenciones.

No culpemos a la falta de contacto.
No culpemos al destino. ¡Qué ingenuidad!
El amor es un crimen tan abstracto.
Culpemos al destiempo y su calamidad.

No culpemos a la lejanía, ¡qué barbaridad!
La culpa es de tu música que me tiene hipnotizada.
Soy incapaz de reaccionar, ¡por favor ten piedad!
Vivo en una realidad idealizada, no me dejes despertar.

Mi poesía tampoco tiene nada de inocente.
Presunto culpable eres desde el día que a mi alma infringiste.
Criminal con tu candidez fingida.
Malhechor sin alma penitente ni afligida.

Confieso: también soy culpable por quererte.
Por desearte tanto y sentir lo que por ti siento.
Pero inocente es mi agravio pues sólo quiero robarte un beso.
Soy imparcial en este ultraje. Soy juez y parte.

En mi defensa, tú me sonreíste primero.
¡Vaya crimen mirarme con esos ojos perpetradores!
No hay castigo suficiente a este suplicio.
¡Cómo osaste poco a poco enamorarme!

¡Me hablas, te callas, me buscas, me apartas!
Delincuente eres porque siempre te alejas.
Culpable por huir de mi amor sin tregua.
Prófugo eres de mi alma que a ti se entrega.

Sinvergüenza eres por condenarme así.
Qué ofensa inquietarme para luego relegarme.
Mi veredicto final será sólo para ti.
No temas, no quiero dañarte.

El juicio perseguirá tus fechorías:
Allanamiento de morada,
y hurto de esta alma enamorada.
Culpable por actuar con alevosía.

Secuestrador de mis sonrisas.
No hay sanción a esa infracción.
Estafador de esta insumisa.
Has hecho de mi corazón una prisión.

La sentencia aumenta por incendio intencional.
¡Vaya delito sexual!
Como tú, tampoco me arrepiento de nada.
No hay agresión agravada.

Sospechoso eres y presunto culpable.
Fugitivos los dos de la misma condena.
Desear lo imposible e implacable.
Marcada llevamos de ausencia esta sentencia.


sábado, 28 de diciembre de 2013

Capricho...

"La única diferencia entre un capricho y una pasión eterna, es que el capricho suele durar algo más" 
Oscar Wilde.

Por Mireya Cerrillo.

Como tú…yo también estoy sufriendo la distancia.
Como yo… tú también sientes esto muy adentro.
Como dos flores que van perdiendo su fragancia,
así es este desacierto. Así de efímero el reencuentro.

Coincido que faltan dos palabras. Mas ¿cómo decirlas…?
Como el amor que me hace ver todo diferente.
Como tu razón que te hace pensar todo dos veces.
Como dos historias separadas, divididas, resentidas…

Como la desnudez de tu cuerpo y la de mi alma.
Como tu mirada que invade mi ser y mis poros.
Como esta tormenta encalma.
Como el beso que aún no te robo.

Como el recuerdo propicio para la melancolía.
Como esa conversación interminable
que nos lleva a querernos otro día,
que me hace rendir mi bandera indomable.

¿Cómo dejarte ir?
¿Cómo tolerar otra vez el silencio?
¿Cómo dejar de huir?
¿Cómo saber a dónde pertenezco?

Nos dejamos desaparecer…como estas letras que se desvanecen.
Nos perdimos en la impaciencia…como dos seres que de amor se hieren.
Nos quedamos en silencio…teniendo aún mucho por compartir.
Nos faltaron las palabras…como te quiero, te espero, te deseo sentir.

Como las noches en desvelo, me quedaré soñando.
Como los días de sol y alegría, así te seguiré queriendo.
Como el mar, así te abrazará mi brisa.
Como la luna, así me iluminarás sin prisa.

Como el momento en que compartimos nuestro arte.
Como las estrellas que brillan en diferente cielo.
Así, con frenesí y sigilo vas a amarme.
Así, con todo y sin recelo dirás te quiero.

Como dos niños que se enamoran de un capricho:
oculto, intenso, que se asoma con reticencia.
Como un empeño debe ser y mi pecho será tu nicho.
Lo aviso sin pretensión, sin mayor elocuencia.

Eres mi capricho.
Soy tu deseo.
Obstinado dicho,
este mutuo anhelo.


martes, 24 de diciembre de 2013

Noche buena...

Cuetlaxóchitl  “flor que se marchita”.
Por Mireya Cerrillo.

¿Qué tiene de buena esta noche? ¿Qué la hace tan especial y diferente de las demás?
Pienso y recuerdo sobre las noches buenas y navidades de antaño, cuando las cosas tenían otro sentido y se respiraba otro aire festivo.
¿Cómo olvidar el preludio a la navidad con las posadas mexicanas? Con el color de una piñata, el calor del ponche. Las luces, las velas, los cantos… ¡cuánta fiesta en esas tradiciones!.
La corona, los villancicos, el árbol, los regalos, el pesebre, las luces, el tió de Nadal, Santa Claus, los duendes… Costumbres de aquí, de allá, de todas partes.
Pienso en cuando las navidades solían ser diferentes, cuando la cena venía en una cubeta del KFC,  cuando sólo éramos 5, cuando en la sencillez de la fecha se guardaba la grandeza de cada uno de nosotros… ¿Qué paso? El tiempo. Nos hicimos mayores, nos volvimos ambiciosos, crecimos, y todo fue cambiando.
Estas navidades no hubo posadas, no hubo cantos, no hubo fiesta, ni piñata, ni luces. Estas navidades se llenaron de incredulidad, de añoranza, de reclamos, de cosas para intentar llenar los vacíos.
Era mejor cuando no entendía, cuando no intentaba entender. Era mejor cuando veía con los ojos de la incredulidad y cuando realmente me sentía amada por todos. Y no es que no me amen, simplemente es que lo siento diferente. El amor no tiene explicación de cualquier forma. Era mejor cuando escuchaba con oídos de ilusión y fantasía, de imaginar pisadas, y risas. Cuando la navidad tenía un olor de hogar y no un aroma desconocido de familia sin igual. Cuando al tacto, todo se sentía diferente.
Quizás la fe me la devuelva el tiempo. Quizás el tiempo me quite lo Scrooge y lo Grinch. Quizás lo Grinch me haga sobrevivir estas fechas….Quizás estas fechas sólo sean eso: fechas. Quizás el secreto esté en mirar hacia dentro, en esperar menos, en dar más, en ser yo finalmente, en volver al inicio. ¿Dónde está el inicio?.
Quisiera que las cosas fueran diferentes. Tal vez como antes. O serán mejor aun cuando yo sea la responsable de la navidad de otros. No lo sé. Siempre queremos lo que no tenemos y nos olvidamos de valorar lo que está en nosotros. Pero es que hoy no me reconozco, no veo la luz de la navidad en mí.
Sigo pensando y me sigo cuestionando desde hace ya algunos años: ¿qué significa la navidad?, ¿por qué la noche buena se siente así de mal?.
Esta Navidad me siento como la flor de noche buena, Cuetlaxóchitl que significa “flor que se marchita”.
Así sin vida, así sin ganas. He perdido el color, la fiesta, la armonía y sobretodo, la paz en mi corazón.
Siento el frío de la navidad, siento la soledad de la navidad, siento la nostalgia de la navidad, pero no siento el espíritu verdadero de la navidad. No hay algo nuevo que nazca en mí hoy, más que esta interminable incertidumbre.
Finalmente, en esta búsqueda interminable del espíritu y sentido navideño creo haber encontrado que me quedo con el compartir y recordar historias, esas que uno cree olvidar pero que en realidad no conocemos del todo y que nos hacen ser quien somos: seres llenos de historias. Soy eso, coleccionista de anécdotas, atesoradora de recuerdos.
Pero como toda flor de nochebuena requiero cuidados de interior, una temperatura ambiente, poca luz para seguir siendo vistosa. Poca agua para mantener la frescura ornamental y sobretodo, con la forma de una estrella, entender que el fuego viene de adentro.
Aunque la nochebuena sólo florece en esta época, sus pétalos resistentes simbolizan la pureza y la nueva vida. Tal y como las noches buenas, alcanzaré la madurez y floreceré con nuevos bríos.  Siempre encendidos y festivos. Finalmente es una flor, y todas las flores marchitas siembran sus semillas para ser nuevas plantas. Así estoy, madurando para florecer. Así voy, escribiendo nuevas tradiciones, atesorando momentos y anécdotas…


lunes, 23 de diciembre de 2013

Batallas...



Por Mireya Cerrillo.

No puedo seguir con este juego.
No sé continuar en esta cruzada.
Ya no puedo luchar contra tu ego.
Mi alma está encendida, enzarzada.

Es el deseo de muerte
contra el afán de vida.
Así se siente quererte.
Estoy cansada, me siento rendida.

Nuestros ejércitos dispuestos a la batalla,
sin táctica ni estrategia.
Sólo éste corazón que estalla,
que añora rendirse a la entrega.

Tú a la vanguardia,
en constante campaña.
Yo a la retaguardia,
con el aliento que se afana.

No hay vestigios de la pelea,
todo son sueños entre las sábanas.
Palabras que se quedaron en la almohada,
y esa paz que nos da compartir la taciturna trinchera.

¿Cuánto más estaremos en guerra?
¿Cuándo bajarás las armas?
Quiero que te rindas sin tregua,
firmar de una vez de paz la carta.

Mi corazón está en asedio,
sin disciplina ni armamento.
Toda esta ofensiva tuya,
baja mi coraza y mis miedos hace que destruya.

Este combate te llevará a una victoria pírrica,
con heridas y cicatrices de la contienda.
No desgastes más la artillería,
una guerra de rosas sería más pacífica.

Y sufrimos, y ganamos y perdimos las batallas…
Guerreros preparamos una vez más la defensa anunciada.
Temerarios, aniquilados y vencidos,
mi estandarte ya lleva tu nombre inscrito.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Distancia...

Por Mireya Cerrillo.

Qué es la distancia sino la medida de algo indescriptible y que duele, que pesa…
Es añorar a alguien que está lejos y que llevo cerca.
Es parecer ausente, lejano… afuera pero muy adentro.
Es quererte, desearte y no poder tocarte…añorar el reencuentro.

Son las saudades de esta alma viajera.
Las nostalgias de mis recuerdos.
Es el trayecto entre tu corazón y el mío.
Soy yo con mi esencia aventurera.

Es la llegada de la noche y vivir en continua quimera.
Es el paso del tiempo sin poder ver tu rostro.
¡Quisiera…cuántas cosas quisiera!
Ser tu cielo, tu mayor desvelo.

Es el camino que aun no emprendo.
Ese viaje hoy en espera.
Es todo esto que siento y no comprendo.
Es saber que mi ser te anhela, te desea.

Es la ausencia de un te quiero.
Es la dura lejanía.
Es quemar mi amor sincero.
Es algo que hace tiempo ya conocía.

Es extrañar lo que no tengo.
Idealizar el momento y el lugar perfectos.
Es lo que puede ser.
Es esto que quiero dar, y anhelo tener.

No es tanta la distancia cuando se ama.
Es la impaciencia ante la espera.
Delirio con tu mirada.
Que me invita, que me llena.

Es el sabor de esta nueva pasión.
Es la brisa entre las estrellas.
Es escuchar en vivo tu canción.
Soy yo, esta nueva Mireya.

 Es una poesía sin métrica y sin ritmo.
Es el compás de tu guitarra.
Es que tú tengas la última palabra.
Y yo sólo este continuo desatino.

Es pensarte así a lo lejos.
Anhelar tu compañía,
Esperarte todo el tiempo.
No sin antes hacer esta poesía.

La distancia me da alas.
No hay barrera. Nada nos separa.
Sólo el miedo y las ansias.
La locura y la esperanza.

Es este suspiro que se lleva el viento.
Una noche más de profundo ensueño.
Yo inmersa en mi camino.
No hay distancia… está en manos del destino.


jueves, 19 de diciembre de 2013

Con cariño a mi coach...

Por Mireya Cerrillo.

Hoy concluyo un pequeño peldaño más en mi formación profesional: seré coach internacional certificado. Un coach es una persona que trabaja en conjunto con otra para ayudarle a alcanzar metas, resolver problemas, aprender y desarrollarse.
Desde que inicié el viaje de introspección del coaching he pensado en las personas que han coincidido en mi camino y que sin querer, se han convertido en invaluables coaches de vida, es decir, que me han acompañado y guiado para hacer más, y ser mejor.
Sin lugar a dudas, una de esas personas será mi abuelito, mi estrella celestial cuya luz es mi norte hacia la sencillez y el bien. Mis padres y mis hermanos también han sido coaches en diferentes momentos de mi vida, pues a veces no hay mejor consejo que una simple palabra de consuelo.
Por eso, entendiendo entonces que el coaching se trata de tener a alguien que cree en ti y te anima, que te guía sobre cómo obtener información valiosa, y que te ayuda a ver las cosas desde nuevas perspectivas y sobre todo a poner la mira en nuevos horizontes, es momento de reconocer que indudablemente tengo una coach única y muy especial.
Paloma se ha convertido en todo lo anterior y más: amiga, consejera, madre adoptiva, profesora y mentora. Una gran mujer que con su manera de ser y darse a los demás me da constantes lecciones de bondad y cariño.
Una profesional que con sus experiencias me infunde a hacer más. Una académica ávida de diferentes ramas del conocimiento que me empuja a seguir aprendiendo. Una emprendedora que me estimula a cultivar mi curiosidad y creatividad. Una corredora que me inculca a mantener una mente sana en un cuerpo sano... Toda ella me inspira a aspirar.
Es quizás su estilo sencillo pero elegante, su personalidad fuerte y jovial, su paciencia para conmigo o su dedicación y esfuerzo continuo. Innegablemente es su manera de comunicarse conmigo, y es que aunque también ella hable muchos idiomas, aquel que tenemos en común es el lenguaje de la complicidad y la confianza, ese que a veces no precisa de palabras sino de miradas, que no requiere traducción ni dobles intenciones pues nuestra relación es franca, es única y muy especial.
Está demás decir que la admiro, la respeto y sobre todo que la quiero muchísimo… Agradezco el gran regalo de coincidir. Valoro enormemente cada momento y palabra compartida, y sobretodo aprecio la irrepetible esencia de su persona.
A ella dedico esta certificación en coaching, esperando ser para otros lo que ella ha sido conmigo: una herramienta de conocimiento y desarrollo personal. A ella que me ha obsequiado con su invaluable presencia en mi vida la llave de la superación que estoy segura me abrirá muchas cerraduras, correspondo el permitirme compartirle todo lo que soy, lo que pienso y lo que siento.
A ti Paloma, simplemente Gracias por ser y por estar en mi vida… y por permitirme ser parte de la tuya de la manera más “peculiar” ;).


domingo, 8 de diciembre de 2013

Confieso...



"Confieso que te he escrito. Confieso que he callado"

Por Mireya Cerrillo.

Declaro que me he enamorado.
No lo preví ni lo busqué.
Sin embargo aquí estoy, sucumbiendo ante ti,
lo que eres y lo que nos vas dejando ser.

Estoy enamorada de ti y de las letras de tu nombre,
de tu mente y tu cuerpo… de todo de ti:
De la luz de tus ojos tan llenos de asombre,
de lo que provocas poco a poco en mí.

Ya no puedo fingir mi alegre desventura.
Que sepa la gente lo que mi ser ya no oculta.
Pierdo la cordura sin control y sin mesura,
pero vuelvo a la razón al saberte lejos…¡qué tortura!.

Sigo cayendo con cada nueva palabra compartida.
Sin guión, vivo seducida por la música de tu alma,
embelesada con tus libros quedo complacida.
Has encendido esta flama, ¡estoy desarmada!.

Tengo el corazón ocupado y la cabeza distraída.
Compartimos luz y también la noche oscura.
Entiendo que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
A tiempo y despacio, callamos con recelo, hablamos con dulzura.

Confieso que te quiero aunque no descifre aún nuestro destino.
Te escribo en mis silencios las veces que te he mirado sin verte.
Sin aún tenerte revelo que te he acariciado sin tocarte.
Estás en mi corazón, en mi mente: tú constante y genuino.

Delirio en estos versos tan llenos de suspiros, repletos de sonrisas.
¿Qué será? ¿Qué somos? ¿Qué seremos?... no hay aún explicación.
Son las circunstancias que nos piden ir sin prisas,
son nuestras ganas, ésta increíble fascinación.

Así es el amor: una breve sinfonía, arriesgarse sin entender.
Es este claro manifiesto en estas letras mías… ahora tuyas.
No sé qué pretendo con este ser y no ser. Quizás no enloquecer.
Léeme. Mira cómo en mí fluyes. Por favor, ¡ya no rehúyas!.

Hace 583 días que te quiero. Parece mucho y en realidad es nada.
Un concierto, 2 pizzas, 3 helados, tus canciones, mis poesías y cuántas misivas escritas.
Todo se resume en la complicidad de una sonrisa,
en tus huidas y las confesiones compartidas.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Crecer...


Por Mireya Cerrillo.

Fui vulnerable y no pasó nada.
Me mostré al mundo y éste siguió girando.
Sentí, vibré, desnudé mi alma.
Fui, soy y seguiré siendo… mutando.

Fue difícil dar el paso.
Fue fácil sucumbir ante el ocaso.
Preguntas y mil respuestas.
¡Cuántas cosas en mi cabeza!

Actitud consciente de ser.
Completa de poder estar.
Decidida para continuar
en el viaje de poderme conocer.

Nuevas aventuras he de emprender,
me llevaré este ser y no ser.
Con mi sensibilidad y fuerza
renaceré con entereza.

Tantas emociones y sentimientos.
Soy un dulce tormento.
El continuo de mis versos.
¡Ahora es mi momento!.

Me di cuenta de que puedo compartir.
De que crezco cuando doy.
Mi pasión es escribir,
eso es poco de lo mucho que soy.

Un camino acompañado
a la profundidad de mi ser.
Increíblemente inesperado.
Grandioso lo que puede suceder.

Sólo queda decir:
Gracias por entender.
La esencia de mi existir,
yace en este constante crecer.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Soy el continuo de mis letras...



Por Mireya Cerrillo.
Me preguntan con interés
¿quién soy?...
Respondo: “¡soy esta mujer!”.
Lo que siento y lo que doy.

Unos lo llamarán egolatría,
yo lo llamo aceptación.
No pretendo ser egoísta,
sino reconocer todo lo que soy.

Soy tantas cosas que no caben,
no les puedo hacer mención.
Soy lo que omito y no todos saben,
soy esta gran sensación.

Y parece que carezco de una pasión.
Soy toda una cuestión:
de tiempo e ilusión,
de sabor y de razón.

Quiero ser poesía.
Quiero ser un libro abierto.
Pretendo ser…sin desasía.
Busco ser…sin arrepentimiento.

Soy emoción y apatía.
Soy un sueño en vigilia.
Soy el silencio en mil palabras,
Siempre yo, la misma, confundida.

Soy la alegría de mis nostalgias.
El llanto después de una risa.
Soy invencible y vulnerable.
El viento y el aire.

Soy sentimientos encontrados,
Exhausta de mis emociones.
Tantos mundos separados.
Las letras de tus canciones.

Soy una soledad acompañada,
Mis recuerdos y mis historias.
Poeta y náufrago, corazón y estrellas.
Eso soy: locura, esperanza y mil alegrías.

Soy la luna y sus enigmas,
el frescor de un nuevo amor.
Soy incrédula de Dios,
Mis continuas travesías.

Soy la dueña de tus pensamientos,
quiero ser la esencia de tus besos.
Eres dueño de mis versos,
y de mis profundos deseos.

Pero sobretodo, soy amor sincero,
Una sonrisa franca y espontánea.
Esta alma enamorada,
y estos secretos descubiertos.