martes, 22 de abril de 2014

Llueve...

"Plou i fa sol...i les bruixes porten dol"
("Llueve y hace sol...y las brujas traen dolor")
Canción popular catalana.

Por Mireya Cerrillo.

Despierta e incluso en sueños estoy exhausta. Despierto ahogada en el aguacero de mis propias fantasías y utopías.
Vivo sin sentirme realmente viva. Ya lo decía Shakespeare “El infierno está vacío pues todos los demonios están aquí”.
Mis demonios y yo convivimos día a día, a veces como amigos y otros como un par de desconocidos. Cotidianos y condenados a coexistir, a reír al mismo tiempo que sufrir.
Se dice que se puede sobrevivir a casi todo, menos obviamente a la misma vida, o a las ganas de no sentirla. Morir es inevitable. La vida no.
Decir locura suena muy literario, “pues de músico, poeta y loco, dicen que todos tenemos un poco”. La verdad es que la locura es quizás un poco interesante: la rutina, eso sí que mata. Así tan vacía de vida y tan llena de ausencia, es tan fastidiosa que a veces es una delicia.
Leí que la locura es la incapacidad de comunicar tus ideas, pero en mi caso, mi furor y arrebato, eso que me da tranquilidad y parsimonia radica en expresar todas las letras y palabras que dan vueltas en mi cabeza. ¿Cómo callar el bullicio? ¿Cómo escuchar las afonías? ¿Cómo darle su lugar a cada símbolo y figura sin que ninguna se quede sin ser escrita?
Todo es químico dicen: falta de serotonina, endorfina, dopamina… cosas que no me dominan. Tristeza indisoluble y apatía. Yo lo llamo ruina cansina, llantina y mezquina. Aun así que deleite.
Mi cuestión es constante: ¿Quién es más valiente, aquél que decide cuándo, cómo y dónde morir? O ¿aquél que se aferra a la vida a pesar de su propia agonía?...
Llorar, mostrar los sentimientos que tanto tiempo traté de ocultar tras una aparente sonrisa, mas mis emociones siempre han estado ahí, pero mis nubes aunque negras, no producen lluvia. Un falso sol las oculta. Ya lo dice el refrán catalán:  "Cuando Dios quiere, sin nubes llueve." (“Quan Déu vol, sense núvols plou.”)
Sin duda alguna, prefiero la lluvia, así gris, triste y oscura, pues aunque busque la luz en mis días, la inclemencia y la demencia en mi alma son un diluvio, una tormenta sin tregua. Un temporal permanente.
El dolor ya no importa, ya no se siente. Además, parece no tener propósito. ¿Cuál es la diferencia? Intentar cansa, sanar fastidia, la falta de ganas es la que gana sin falta.
La peor y mejor parte de mí es en realidad todo esto que soy: esta manía, y ésta firme morriña. Con sentido y sin significado. Hay dolor, pena, tristeza y nostalgia… palabras que invitan al desconsuelo y goce de otra poesía. Pues a pesar del gusto de la congoja, no hay mayor deleite que la ausencia de alegría. Sigo pensando que la única solución a la vida es la muerte. Y también estoy segura que no hay mejor lección de vida que la muerte.
No hay perspectiva para la propia angustia. Mucho menos comprensión en el desasosiego ajeno.
Extrañar, añorar, echar en falta…eso es lo que me pasa. Siempre evoco gente, lugares, cosas, banalidades y vanidades que me dan fugaz alegría.
Preciso aquello que sucede cuando el cerebro se apaga y el corazón se enciende: amor lo llaman. Eso sí que es una verdadera locura, pues si sientes todo intensamente llega un momento en que nada sientes.
Les diré algo que aprendí, no estoy enferma, ni de amor ni de locura, esto es lo que soy, una alegre desventura. Cuando llueve a pesar del sol. Así es como impacta la depresión meteorológica, sin razón, simplemente despiertas un día temiendo lo que haz de vivir. Anhelando lo que brevemente haz de resistir.
Pues aunque “Llueve poco pero para lo poco que llueve, llueve bastante.” (“ Plou poc però per a lo poc que plou, plou prou"). 
Ya sea cantando o berreando bajo la lluvia, es la inundación que me irradia de vida la misma que me ahoga en mi propia melancolía.



sábado, 19 de abril de 2014

Quererme está prohibido…

“Me hago débil queriéndote. Me hace fuerte amarte. Sin embargo, quererme te prohibo."
Por Mireya Cerrillo.
Alguna vez te pedí que me quisieras aunque sea un poquito.
Así con tantito me conformaba.
Así con saberte único y distinto,
era feliz así con casi nada.

Pero el cuento era siempre el mismo:
el miedo, el tiempo y la distancia.
Y tú sin saber aún, que en mí creaste un sismo
lleno de angustia e ilusiones falsas.

Hoy mejor te digo, que quererme está prohibido.
No seguiré más la luz de tus ojos que me irradian.
No interpretaré más tus afonías en mi oído,
pues me niego a vivir en destierro y constante ansia.

Quererme queda prohibido aunque no desees olvidarme.
Seré en tu vida un fruto prohibido y nada más.
Un simple recuerdo pues no pudiste amarme,
y quererme como te quiero no sé si podrás.

Sería injusto volverlo a intentar.
Te pido por favor, déjame y vete por nuestro propio bien.
Este amor está destinado a naufragar,
a ser una fantasía y una ilusión para cada quien.

Aunque insista en soñar y en quererte una vez más.
No me mires así, te imploro.
Prohibido queda insistir en ser y amar.
Sin embargo tus ojos serán mi más preciado tesoro.

Te prohíbo culpar a nuestras ganas o a las incertezas.
Te quiero y esa es la única verdad.
Te impido hablarme como sólo tú sabes.
Pues tengo miedo de caer ante ti una vez, otra vez, ¡no sé cuántas veces!.

Tengo que aprender de tu indiferencia,
y aunque no pueda evitar la nostalgia de añorarte.
Sé que ante ti me paralizo aunque entre nosotros sólo hay ausencia.
Besarte, abrazarte, sería suficiente…imposible no obstante.

Queda prohibido regalarte una lágrima más.
Queda prohibido desear.
Entiendo lo indebido de jugar con el destino,
marcados estamos a vivir este amor clandestino

Tú y yo: tan iguales y tan distintos.
Sentenciados a ser quizás sólo amigos.
Vedo vivir cada día en un suspiro,
en éste inquebrantable delirio.

No sé si es un castigo o una dicha.
Lo qué sé es que es constante ésta lucha:
la de anhelarte y relegarte,
de morir y vivir por entregarme.

Por eso me prohíbo extrañarte sin alegrarme.
Pues aunque nuestros caminos han dejado de cruzarse,
estoy segura de que volverán a encontrarse.
Será entonces que regresaré a los momentos que me hicieron enamorarme.

No hay motivo para lo prohibido.
Sólo razones para no caer en el descuido.
Y aunque mi corazón sienta frío.
Sé que esto fluye lento como un río.

Errantes, negados el uno al otro, fuimos de amor un simple esbozo.
Nuestra historia aquí no termina vida mía.
Eterno será en mí el deleite y el gozo.
Pues tu recuerdo nadie me lo quita, aún haces que sonría.


viernes, 18 de abril de 2014

El 90 aniversario de mi abuelita...

Mi abuelita siempre me dice: 

"Cuando me mires sin verme, y sin verme pienses en mí, es que tú sabes quererme, como te quiero yo a ti". 

Por Mireya Cerrillo.
Querida Abuelita Gloria:
Éste año se cumplen 90 años del Carnaval de Veracruz, un festival lleno de actividades que nos recuerdan la felicidad de la vida. Éste año también mi abuelita cumple 90 años, y al ser de espíritu jarocho y su ánimo de Xalapa, qué mejor pretexto para que en éste su día hagamos como en el festival, un derroche de alegría.
Mi abuelita es una mujer llena de dicha y a veces de nostalgias, y como en el Carnaval, de tanto en tanto usa máscaras para dar siempre su mejor cara. Su rostro marcado por las experiencias de la vida, son los recuerdos de algo que en su pasado aprendió, pues como decía la poeta francesa Simone de Beauvoir: “Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma”.
Sus ojos aún llenos de luz reflejan las vivencias que le han sido regaladas, en algunas aprendió a perdonar, en otras a escuchar y sobre todo, a mirar a toda su familia con dulzura, protección y amor. Mi abuelita tiene también una sonrisa que quema el mal humor, pues es esa expresión la que más me gusta de ella. La envidio y quisiera llegar a su edad con ese corazón tan fuerte, tenaz, lleno de cariño y ternura, y sobretodo sonriente. Esposa, madre y abuelita ejemplar.
Sin duda alguna, mi abuelita es todo un carnaval: traviesa, con su júbilo y sus bullicios, sus algarabías y ganas de bailar. Qué más quisiera poder regalarte hoy una “noche de luna en Xalapa”, sin embargo te regalamos los recuerdos de una vida en Puebla, la ciudad que decidiste adoptar.
Hoy por eso, nos vestimos doblemente de gala pues conmemoramos las arpas, marimbas y guitarras que tanto agradaban a mi abuelito pues le recordaban su tierra, y en esta especial festividad queremos decirte abuelita:
Gracias por enseñarnos la tradición de su tierra, pues es en reconocimiento a nuestros abuelos que nosotros también llevamos a Veracruz y Xalapa tatuados en el pecho, y aunque sea una sencilla festividad con ésta humilde serenata, es especial para nosotros tus nietos darte un poquito de lo mucho que de ti hemos recibido: amor incondicional, tu sazón sin igual, y buenas maneras en nuestro ser y actuar.
Éste desfile colorido que te hemos preparado, es para que celebres todo lo que ha sido tu vida estos 90 años, pues ya en tu apellido guardas la hermosura de toda tu persona y por eso es que: “Sólo Veracruz es de Gloria Bello, y su alma de Xalapa”. ¡Te Quiero Mucho abuelita!.

jueves, 10 de abril de 2014

Amor en Silencio...

Por Mireya Cerrillo.

Dice el refrán: “ojos que no ven, corazón que no siente”,
¡Qué ironía no poder verte ni tocarte y sentirte así de fuerte!.
No entiendo el frío con el que me destrozas,
pero puedo ver aún el fuego en tu mirada y súbitamente me alborotas.

Esa mirada que me deja sin o me invade de palabras.
Esos ojos que ansío y me enloquecen.
Esa ventana a tu ser y tu alma,
que me permite reconocerte una y mil veces.

No digas nada, por una vez, aprecio tu silencio.
Y aunque muero porque sepas tantas cosas.
A lo lejos escucho tu canción
que me da la esperanza de un mañana.

Pues cuando sabes que dos seres se pertenecen,
en un momento inesperado vuelven a verse.
Es el  calor del sol que se siente vacío y tibio.
Es el sazón del desamor, impasible y triunfador.

No digas nada, sólo danos una oportunidad.
Déjame mirarte, hablarte y poco a poco enamorarte.
Así como yo me fleché con tu melodía y filosofía de vida,
con el extraordinario arte de amarte y desearte.

Es nuestra química, es tu físico, y es tu mente para mí tu mayor atractivo.
Quédate en sigilo para disfrutar esta paz del sueño en el que siempre te encuentro.
Calla, no digas nada. Deja que tu corazón sienta y sea el que por ti hable.
Así, aunque se entrecorte tu respiración, poco a poco deja fluir la voz de tu interior.

No hables con el corazón quebrantado, y mucho menos con tu ser frustrado.
Ten calma te pido, no seas impaciente, no arruines el presente.
Guárdate para ti lo que temes decir. Escucha mi alma que te aclama en quebranto.
Vive hoy este amor sin inicio ni fin, diligente y redundante.

Enmudece, ya me acostumbré a tus silencios.
Ausente, distante, fuerte y de amor invidente.
Por ahora te prefiero así, omitiendo de amor tus argumentos.
Mejor así, no vaya a ser que me despierte.

Aunque quisiera gritarle al mundo y que todos lo sepan:
Decir te quiero se escucha mejor en silencio.
Sin embargo, lo haré hasta que mis sentimientos en mi pecho ya no quepan.
Y entonces gritaré lo que todos ven en lo que escribo y a ti dedico.

Mas yo no sé disimular lo que siento y quiero: a ti.
Aprenderé a acallar como tú, lo que deseas y no tienes.
Es un amor reservado: para ti y para mí.
Para los impacientes que mil besos se deben,
y sin embargo, en la distancia se abstienen.

martes, 8 de abril de 2014

Historia inconclusa...


Por Mireya Cerrillo.

Hace un rato que no hablamos,
que ya no sabemos qué decir.
Y es que dices tanto y tan poco
que todo lo tengo que inferir.

Es un ir y venir que no tiene principio ni fin,
¿Por qué regresar cuando te apartaste de mi?
Pero es que aún queda tanto por escribir,
que decir adiós es imposible, pues te quiero así, a ti.

Me encanta todo de ti, que me da miedo aceptarlo.
Me confundes demasiado, que mi corazón está agotado.
Quisiera decir que quizás algún día mis cartas te las voy a enviar,
pero temo que al leerlas sepas todo lo que en mí nunca cierras, sólo acabas de iniciar.

Nunca entenderé tus huidas, y mucho menos tus regresos.
Son de esas cosas que…mejor no pienso ni expreso.
Te quiero disfrutar éste tiempo que me das,
cuando sé que quizás piensas en alguien más.

Qué duro es saberte tan lejos, y sentirte tan cerca.
Quisiera ya tener tu respuesta.
Pero sé que las cosas que ameritan,
valen el regocijo y la pena de la espera.

Quizás nos volveremos a ver, tocarte y saber que eres real.
Que no me enamore sólo de tus letras y propuestas, sino que hay alguien detrás.
Alguien que me escribe y me inspira a escribir.
Alguien que me duele aunque no me quiera herir.

Así es un nuestra historia, un inicio sin final.
Un fuerte deseo de quererte amar.
Un imposible que me piensa, y pienso, ¿qué será?,
pues me cuesta perderte, si sé que te puedo ganar.

Danos la oportunidad, te lo dije y te lo repito.
No tengas miedo. No te voy a lastimar.
Puede ser eterno o fugaz.
Atrévete a sentir este desértico delirio.

Nos volveremos a reencontrar.
Espera y ya verás.
Sabrás finalmente lo qué es amar,
lo que es sentirte querido de verdad.

Qué historia tan inconclusa.
Tan única y a veces ilusa.
Seguiré imaginando volver a coincidir,
pues es en mis sueños donde no te puedes resistir.

Hay aún tanto por decir y por callar.
Miedos por compartir, sueños por acompañar.
Haz tu vida, te exclamo.
Seré paciente pues te amo.


sábado, 5 de abril de 2014

Quiéreme...


“Me basta con que el cariño que me tienes te haga extrañarme un poco, lo suficiente como para pactar un encuentro. Te quiero más que a mi propia piel, y aunque no me quieres de igual manera, de todos modos algo me quieres, ¿no? O sí no es cierto, siempre me quedará la esperanza de que así sea, y con eso me conformo. Pues de todas formas te adoro...Claro, también me gustaría que estuvieras loco por mí y pensaras aquí me quedo, ya la encontré, ya te encontré, me gusta todo de ti, hasta tú… Quiéreme tantito aunque con las migajas de tu amor me rompes el corazón tenuemente, poco a poco… porque aunque me duelas, me conformo con que me quieras tantito.”
Fragmento carta de Frida Kahlo a Diego Rivera.

Por Mireya Cerrillo.

Quiéreme si te atreves,
así sin miedos ni mentiras.
Quiéreme a ratos, quiéreme ausente,
así con osadía y sin máscaras fingidas.

Quiéreme en exceso, sin excusas y de verdad.
Quiero sentirte en lo más excelso.
Quiéreme sin piedad,
pero con dulzura para salir ilesos.

Quiéreme sin temor ni pudor,
sin esconder tus sentimientos.
Déjate creer este amor,
para sentir hasta el último tremor.

Quiéreme urgente y sin reproche.
Enamórate de mis debilidades y fortalezas.
Quiéreme de día y de noche,
sin horario y con franqueza.

Quiéreme cercana y alejada, sin más puntos suspensivos.
No dejemos más a lo entredicho.
Quiéreme para sentirnos vivos,
y como nunca nos hemos querido.

Quiéreme pues no te lo había pedido.
Quiéreme un instante que dure para siempre.
No te quiero saber perdido,
sin sentirme tuya, no más distante.

Quiéreme sin decir adiós ni falsas promesas.
Pues aunque lo tuyo no sea fingir,
miénteme como cuando me hacías tu presa,
como cuando pretendes huir.

Quiéreme con mis celos, mis enojos y mi carácter,
con mis agonías, mis risas y mis lágrimas.
Quiéreme con tu único ser,
con mis poesías y mis rimas.

Quiéreme sin más quimera
que desvelo para ser contigo dos.
Quiero que seas tú quien me quiera
más de lo que te quiero yo.

Quiéreme valiente y muy intensamente.
Pues si jugamos con tus reglas de amor
temo decirte que perderás incesantemente,
y nos romperemos continuamente el corazón.

Quiéreme completa y sin excepción.
Despacio, ayer, mañana y hoy.
Quiéreme tú, con tus palabras y sin guion.
pues sé que me entiendes tal sin saber bien a dónde voy.

Quiéreme como te anhelo y así como soy,
así plena y llena de fuego.
Con mi luz, mis sombras. Contigo.
Tú inquieto, ciego, sensato y sin ego.

Quiéreme con cariño y con admiración.
Hazme tuya con pasión.
Quiéreme sin razón y sin mayor explicación, ¡te lo pido corazón!.
Quiéreme porque sí, ¿por qué no? Esta es mi más íntima petición.

Quiéreme para volverme a querer,
hasta quedar tatuada dentro de tu piel.
Yo sólo quiero tu sonrisa,
y esa mirada tuya que me hechiza.

Quiéreme sin pensar ni hesitar.
Regálame una noche de estrellas frente al mar.
Quiéreme sin falsedad y con humildad.
Prometí ser tuya y te lo voy a demostrar.

Quiéreme como se quiere la primera vez.
Quiéreme el resto de mis días, así con ganas y con sed.
Quiéreme como si no hubiera otra ocasión
para ser, para estar, quiéreme con ignición.

Quiéreme mirándome a los ojos:
ve mis sentimientos y todo lo que por ti siento.
Quiéreme despierto y en tus sueños,
ya no tolero más éste inquietante tormento.

Y si acaso no me quieres y me prefieres olvidar:
quiéreme frágil en un efímero momento.
Pues como te quiero yo, quizás nadie te querrá.
Quiéreme al final y quiéreme primero como yo te ofrezco:

Quererte de lunes a domingo,
algo único, mágico y distinto.
De enero a diciembre, quererte de mil maneras diferentes,
sin mayor interés que vivir para sorprenderte.

Quiéreme en primavera, en verano, en otoño y en invierno.
Con frío, con bruma y con tu diablura, seré tu lluvia, seré tu calor.
Quiéreme poco a poquito. Quiéreme entero. Quiéreme con valor.
Que yo te seguiré queriendo, aunque sea así en secreto.

Con quererte sin que me quieras, me conformo yo, así con poco.
Aunque quiero que me quieras completa, en el insomnio de la madrugada.
Quiéreme con mis blancos, mis negros y mis colores, así sin nada, así con todo.
Quiéreme toda, o no me quieras. Así: risueña e ilusionada.

Déjame quererte, qué más da si no hay nada que perder y mucho por ganar.
Quiero quererte tanto que creo voy a enloquecer.
No dejes morir este amor que por ti siento por miedo a fracasar.
Quiéreme si te atreves, así poquito a poco, que el amor es un día a la vez.



viernes, 4 de abril de 2014

Luz y Sombras de Amor...

"Nuestros ojos intercambiaron su luz,
y nuestras almas se llenaron de asombro y ausencia.
Se extingue el amor en el olvido, y con la pasión que se apaga"

Por Mireya Cerrillo.

¿Acaso es que nos acercamos demasiado
y por eso hoy nos separamos?
¿Por recelo a enamorarnos?
¿O por el miedo a incendiarnos?

¿De qué se muere uno primero:
de ardor o desamor?
No sé…pero con éste apasionado sol,
sin duda se derrite mi corazón.

Lo que sé con certeza
es que con amor es mejor vivir.
Se acaba de la soledad su crudeza,
y profundo todo se hace sentir.

Se detiene el mundo, no hay tiempo para los segundos.
Es entregar tus miedos y confesiones a la luna.
El universo se vuelve un delirio y un sueño.
No hay ausencia ni distancia. Solo una luna desvelada.

Velaba un amor nocturno que no podía dormir.
Un amor que se perdió un día de mala fortuna.
Que despertó desconsolado sin ti,
tras una fugitiva y triste huida.

Es mi culpa por quererte tanto,
por aferrarme así a tus extraños encantos.
Hoy desolada me siento fuera de lugar:
pues me falta tu mirada que me calma,
esos ojos que de noche y día me hablan y acorralan.

Somos sombras hechos de amor,
ecos del fulgor de los rayos del sol.
Tan temporal como eterno,
sólo queda este triste corazón.

Y en estas horas solitarias me pregunto:
¿qué haré con este amor que pereció?
Desesperada reconozco que no hay cielo entero
para guardar lo que hoy en mi pecho encierro.

La pena se desborda en un beso de ensueño
y entonces despierto vacía de toda esperanza.
Eres dueño de lo que veo frente al espejo:
de mí con mis continuas mudanzas.

Te deseaba tanto que te perdí en el camino.
Y como agua en un desierto,
me encontraste casi sin aliento
para aliviar mi insolación y anhelo.

Desconozco quién soy. Me hierve y quema tu flama,
eres sólo recuerdos en ésta alma trastornada.
Hoy dudo que exista el amor del que tanto hablan,
Y no sé a dónde voy con esta pasión que continuamente te aclama.

No hay sol ni luna.
No hay noche ni día.
No hay cura alguna
para evitar amarte toda la vida.

Fui testigo de algo sorprendente y perspicaz.
Fuiste la luz de mi oscuro existir.
Agradezco el sobresalto y la paz.
Mi promesa es: nada es eterno y lo vas a vivir.

Somos huellas de un imposible querer.
Deseos de un lejano ayer.
Ilusiones que no pudieron ser.
Sombras de un afligido anochecer.

Y es que todo quiero entregarte
que es difícil aceptar que más no estarás.
Sólo en éstas letras que mitigan el dolor de no verte,
y aminoran estas ganas para no extrañarte.

Mas aún queda una chispa de luz
entre las tinieblas de tu adiós.
Un te quiero que se quedó en suspiro,
imaginando cada uno que quizás pudimos ser dos.


jueves, 3 de abril de 2014

Manual para querernos...

"El corazón es el último órgano en rendirse, continúa latiendo, incluso cuando está separado del organismo, incluso cuando te abandona la persona amada, incluso cuando ya no quieres sufrir más, porque pierdes el control sobre él cuando está enamorado, cuando tu corazón late fuerte por otra persona ya no eres tú quien manda, manda él."
Película "Manuale d'amore".

Por Mireya Cerrillo.
Cuando te conocí te lo advertí:
No hay manual hecho para mí.
Te pregunté si te atreverías
a descubrir lo que entre nosotros latía.

Dijiste sí, e intentaste aplicar el manual de siempre
cuando te aclaré que yo soy diferente.
Cambió el instructivo para querernos,
pues era simplemente para no herirnos ni temernos.

Para quererte: aprendí a mirarte tal y como eres.
Te confesé que a diferencia de ti, no me enamoré mil veces.
Dijiste que los celos y experiencias son estupideces.
Sin embargo, fuiste necio y lleno de sordeces.

Para quererme: aprendiste a consentir mis locuras,
a acompañar nuestra soledad y aclarar mis dudas.
Te expresé que prefería el júbilo al exilio.
Mas insististe en que la distancia es el peor castigo.

Pero si decidimos volver a tenernos, debes saber lo siguiente:
No deseo poses compradas en engañosos libros ni libretos.
Soy complicada y con alas para descubrir el mundo entero,
impaciente y sobretodo, muy sensible al amor que me hace aún quererte.

Para reencontrarnos hace falta desearlo tanto
dar esos pasos que nos tienen separados.
Para enamorarnos hay que aceptar el desencanto,
admitir que soy tu imposible y que tú eres mi quebranto.

No soy cobarde para amarte, ni para decir lo siento por mis equívocos.
No preciso que me salves ni me cambies, quererme sería lo mejor.
No me gusta añorar el pasado. Créeme no guardo ningún rencor.
Apasionado tan perpetuo y tan único, vives en mi recuerdo y corazón.

Quisiera aceptar que no se vuelve a amores terminados,
pero es que lo nuestro no se dio realmente por iniciado.
Aquí estaré, cambiante y la misma risueña de siempre.
Esa que sólo anhela quererte, mientras tú te aferras a retirarte.

Seguí tu manual para quererte y agregué un sutil instructivo de mí.
Pues si algún día quieres empezar a quererme, me dejaré llevar por ti a donde tú quieras.
Y si finalmente me dejaras amarte, verás que conmigo no hay falsas quimeras.
Más si acaso esto fuera un adiós, quiero que sepas que como a ti, no querré otra vez así.

Me queda el brillo de tus ojos y lo aprendido al haberte conocido.
Me queda el sonido de tu guitarra que en mí hace tremendo ruido.
Quédate con la duda y las ganas de no haberte pertenecido.
Quédate con el silencio de mi sonrisa, el recuerdo del olvido y el ansia de lo no vivido.