lunes, 15 de febrero de 2016

Psique y Cupido...¡Valentina!


"Eres la manera que tiene el mundo de decirme qué bonita es la vida..."

Por Mireya Cerrillo.

Uno de mis cuentos favoritos es el de Psique y Cupido, el mito griego cuenta que Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Cupido para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar, y cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio... 
El final queda inmortalizado en la escultura de Antonio Cánova: "Psique reanimada por el beso del Amor." (Museé du Louvre, Paris.)

Es 14 de Febrero y celebramos al amor, a lo seres alados y a San Valentín, un sacerdote de origen italiano que casaba a los soldados a pesar de estar prohibido por el Emperador Claudio.

¡Cuánta leyenda en un sólo día!... ¡Cuántos significados!... Hoy llegó a mi vida Paula Valentina, un pequeñito querubín, fuerte, aguerrido y con alas, valiente y luchadora. Hoy, tan prematuramente ha nacido. Antes del tiempo de los demás, pero a su tiempo. Con unos pulmones de tan solo 23 semanas pero que ya gritan ¡VIDA!. Con unas manitas que se aferran, y unos piecitos que buscan dejar huella.

Aún le queda un largo camino por recorrer, pero estoy segura de que si lo hace con AMOR, no hay a qué temer.
Paula llega inesperadamente con un sólo propósito: ser mensajera de guerra y amor. Ese amor que se nos estaba yendo en mi familia y que hoy más que nunca se concentra en ella.
Ahí estábamos todos, presentes en un cuarto de hospital después de meses de silencio y ausencia. Volvieron los rezos, volvieron las risas de mis pequeños, los abrazos sentidos y fraternos. Casi se sentía como debería sentirse la Navidad. Una familia reunida gracias al amor y rezando en torno a un ser celestial.
Paula: la más pequeña, la más débil. Y la más hermosa de tres hermanas. Siendo reanimada poco a poco por el beso del amor. Ese que en meses no nos dimos. Ese que en el tiempo se quedó esperando. Ese que no salió de tus labios ni de los míos. Ese que hoy queda inmortalizado en el acto más puro del amor: el beso. La inocencia de un beso. Ese que reanima. Que calma. Que da fuerza y a la vida misma reconecta.

No sé cuánto tiempo nos dure Paula. Su endeble vida está supongo...en otras manos. Mas desde su llegada ya nos ha tocado. Tremendo regalo de amor y esperanza. Mensajera de vida. Mi cuarta sobrinita. Soy tía otra vez. Me siento feliz y desconcertada. Agradecida y enfadada. Egoísta y prodigosa. Simplemente humana.

Querido Cupido: Gracias por reanimar mi ánima, flechándola de otra que me seduce y me atrapa.
Querida Psique: Estás presente en cada beso, en la belleza aún por descubrir y en cada alma. 
Querido San Valentín: Gracias por romper las reglas. Mi sobrina aprendió bien.

A todos. En nombre del AMOR que cada uno representa... ¡Gracias!.
Quiero que Paula lea su historia: esta breve que plasmo aquí. Sobrinita, llegas a tropezones, tirando flechas, besos y rompiendo reglas. Imponiendo las propias. Con un frágil cuerpecito pero con un alma luchadora. Con 800 gramos. Apenas pesa lo suficiente para aferrarse a esta su nueva familia. ¡Te amo tanto pequeña!

Gracias Paula. Nos sacaste del enojo y con tu llegada demuestras que el amor es ciego. Que el amor es puro. Que el amor es paciente. Todo lo puede. Todo lo disculpa. Todo lo soporta.



lunes, 1 de febrero de 2016

Tempus fugit...


"Pero huye entre tanto, huye irreparablemente el tiempo. Como una nube, como una ola, como una sombra... y el amor se mantiene."

Por Mireya Cerrillo.


He estado ausente de mis letras, más las letras en mí están siempre presentes... y hoy como pocas veces buscan salida para hacerse indelebles.
Y es que aunque sea yo quien se resista a ser esta loca enamorada poetisa, la musa persiste y me asiste para fluir en esta breve inspiración que no es más que una debida reflexión.
"El tiempo pasa y el amor permanece" (tempus fugit, amor manet). Quisiera tener la capacidad única de los romanos para expresar tanto en tan pocas grafías, para revelar con esa fuerza el dinamismo de la vida misma: Carpe diem... ¡Aprovecha el momento!.
Tuve un momento de claridad, de esos efímeros eventos que nos dan consciencia e introspección para darnos cuenta de algo... En mi caso, fui golpeada por un rayo de luz para reconocer la futilidad del tiempo. 
Quizá sea que veo envejecer con gratitud a mis padres, o que veo crecer con injusta rapidez a mis sobrinos, o tal vez sea que tengo la dicha de ver cómo mi abuelita se afianza a los endebles instantes de su existencia. Posiblemente sea que este año cumplo 30 y comienzo a hacer un recuento de mi corto andar, o es probable que me sepa y sienta enamorada, y los días se van sumando en momentos compartidos y restando rencores. Si acaso, son todas las anteriores...
Lo que es cierto, es que he aprendido a medir el tiempo de manera diferente. A veces, por los días vividos que traen algo valioso, otras por los días de ausencia que me hacen valorar lo importante. Por aceptarme en el otro sin que el otro no siempre me acepte. Por las presencias que se han ido temporalmente, por las que están por llegar y por las que poco a poco se han hecho constantes y permanentes. La vida es eso: persistir, insistir, perseverar, continuar... Ser y estar. Aquí y ahora.
Y es que un tiempo lo dediqué a entender mi pasado, y supongo que lo sigo descubriendo y acomodando para comprender mi presente. Y mucho tiempo también lo pasé intentando estúpidamente descifrar un futuro que continuará siendo un hermoso acertijo que me deleita descifrar, me maravilla, me sorprende, me alegra y por supuesto también me entristece y desespera. Pero es normal, pues no me agradan las sorpresas y el futuro se pinta así: "no como un sueño, ni como algo desconocido...sino como una oportunidad." (Victor Hugo). 
Por todo aquello que quiero crear y deseo creer pues ahí voy a pasar el resto de mi vida, hoy digo: (y deseo recordarlo en momentos de insospechada melancolía), ¡No más pensamientos catastróficos, basta de excusas, de pausas y de humores extraños!.
Hoy agradezco y bendigo cada respiro, hoy entiendo por qué mi día favorito es mi cumpleaños y por qué detesto la Navidad, y hoy decido tomar mi vida en mis manos de la manera debida: ¡sin miedo!.

Voy a citar a Ángeles Mastretta para hacer mía esta frase que está grabada en mi memoria y corazón como un tatuaje de lo que realmente deseo para mí:


"Yo (Mireya Cerrillo) me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea vieja tenga como deleite la detallada historia de mis días."


Y como si estuviera volviendo a nacer me digo:

"Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no la pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor alliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oídos incapaces de recordar la intriga, unas lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna, y el sosiego que tal fe concede.
Niña, yo te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria, una boca que sonría y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el futuro como la promesa, donde cabe todo lo que aún no te sucede." (Gracias otra vez Ángeles Mastretta).



Sé de alguien que estará orgullosa de leerme y a ella le agradezco su entrega y el haberme dicho hace unos días: "¡no me abandones!"... De verdad (¡no me abandonaré!), yo me sé más satisfecha de sentirlo, de abrazar este regalo llamado VIDA porque si bien aún desconozco mi misión hacia el prójimo, sé que hacia mi misma es tan simple y complicado como eso: VIVIR sólo es eso, VIVIR. Construir un día a la vez todo aquello que reconozco anhelo. 

Sé que soy impaciente y que no se me da el humilde arte de esperar. No sé cómo hacerlo, sin embargo, hoy sé que mis primeros 29 años me han entrenado en mis mil y un procesos lentos y otros de marchas forzadas para llegar a este día primero: para abrazar el amor con todos sus arrebatos y contradicciones, para esperar lo inesperado, para ser, hacer y estar, para dar y recibir, continuar hallándome, aprendiendo y saberme y ¡Sentir!.

¡Carajo!... ¿Por qué me ha costado todo este tiempo deconstruir mi armadura, derrumbar mis muros y demoler mi fortaleza de guerra?...A partir de hoy, permitiré (sin miedo) que el mundo conozca este lado sensible, delicado, emotivo, sentimental...¡Humano!. Y si no lo conocen, con que YO lo reconozca me basta.


Nullum timorem. Tempus fugit, carpe diem et memento mori. Amor manet...
¡Sin miedo, (Mireya sin miedo), el tiempo vuela, vive el momento y recuerda que morirás y que el amor permanece!.






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