jueves, 30 de junio de 2016

Amor idiota...



Por Mireya Cerrillo.

Si cada noche voy a dormir y por ti lloro,
y cada día despierto con el mismo sueño roto.
Prefiero quedarme en profundo insomnio
a sentirte distante, lejano
y sin entender el por qué de tu actitud de ignoro.

¡Bendito el desamor que llega a los mal emparejados!
No es sano seguir haciéndonos daño...
Tengo un corazón mendigo, cansado y obcecado,
y tú un amor pavoroso y a veces tacaño.

Somníferos que no funcionan...
No duermo. No hay descanso. Sólo sueño:
Imagino que no me abandonas...
pues quieres caminar de mi mano.

Lo único que para ti quería:
Que te sintieras amado y valorado,
más con mi inmenso amor...nos destruía
pues al parecer, quererte demasiado
te tenía fastidiado y agobiado.

¿Qué crees? Hay cosas que no dije:
A mí me paso al contrario, 
pues tu falta de atención me hería
y sin embargo, por nosotros
quería seguir luchando.

Ya me parece ridículo y ufano regalarte una más de mis poesías.
De todas formas a ti sólo te causaron pena y risas.
Pero es mi desahogo en tiempos de cólera y rabia.
¡Una más de mis mentiras! Para ti que habitas en la babia.

¿Sabes? No es enojo. Es desilusión.
De las promesas rotas. ¡Traición!
Por no dejarme dormir.
y despertarme del ensueño.

¡Desengaño!
Por no sentirte a mi lado.
Por contigo no reír.
Y por extrañarte tanto...
y saber que tú no lo notas.
Por eso, ¡la idiota, soy yo!



miércoles, 29 de junio de 2016

Autodestrucción...

"Amarte a ti fue la más exquisita forma de autodestrucción." Mario Benedetti.

Por Mireya Cerrillo.


Tengo cierta tendencia al quebranto.
A ser irresponsable y descuidada conmigo.
A estallar en enojo, tristeza y llanto,
y deteriorar mi cuerpo y mi alma en suplicio.

Yo que soy tan tozuda,
actúo sin pensar y sin sentir.
Y buscando un ser que me proteja
antes de que yo me llegue a herir,
termino en situaciones lastimosas y complejas.

Desolación y menoscabo.
Autodestrucción.
No hay motivo ni razón.
Solo una cabeza que no comprende,
y un corazón despechado y en profunda desolación.

Soy psicópata sin remordimientos.
Y una aprendiz de suicida sin agallas.
Carezco de amoroso sustento
para mis mil emociones que estallan.

Rara vez me arrepiento.
Y es que es tanto lo que por ti siento...
Que yo misma lo enveneno,
y en tormento lo violento.
Te hostigo. Me ciego. Me fragmento.

Necio y tonto corazón.
¡Estúpida y maldita devastación!
Pudiera acabar todo en un impulsivo momento,
en el que lo único que desearía eran tu olor y tu cuerpo.

¡No eras tú! ¡Era tu recuerdo!
¡Era otra mirada! ¡Era otro deseo!
¡No eran tus brazos ni tu aliento!
Era yo desesperada con un mudo lamento por dentro:
mi imposibilidad de decir No, por temor y miedo.

Anhelo tu manera de amarme...
Me duele mucho tu silencio
y más me lastiman tus palabras.
¡Es tan fácil dañarme!
y difícil de creer cuando en la intimidad me decías: te quiero.


martes, 28 de junio de 2016

La tristeza de siempre...


"La tristeza durará siempre." Vincent van Gogh.

Por Mireya Cerrillo.

Escribir es gritar en silencio...y yo he vuelto a mis andadas. Si, a esas que me rompen en un mudo alarido en mil pedacitos que no se pueden pegar. Y es que tengo los blues: un estado de depresión y melancolía.
Duermo más que antes, pero también padezco el insomnio de siempre. Dejo de comer o como demasiado. Estoy irritable o me vale todo. . . Esos son algunos síntomas de la desesperanza. Ya me sé la rutina: Comienzo a llorar y llorar sin saber por qué, luego por escribir y escribir acerca de todo y de nada. Y finalmente, por hacer frente a estos pensamientos trágicos que no me llevan a ninguna parte más que rumiar sobre mi propia existencia.
En palabras de Vincent van Gogh: "Estoy muy triste y me siento más desgraciado de lo que puedo decir, y no sé hasta dónde he llegado...no sé qué hacer ni qué pensar, pero deseo vehementemente dejar este lugar...siento tanta melancolía..."
Dicen que existen dos tipos de dolor: aquel que te hace mal, y ese otro que te cambia. Creo estoy en medio de los dos. Así, continuamente.
Esta manía, esta tristeza que insiste en vivir dentro de un cuerpo que batalla por sobrevivir, mas con un alma que busca morir. La eterna pelea.
Y esa contienda es una lucha que no le deseo a nadie. Me fastidia despertar con planes pero sin ilusiones. Tenerlo todo y sentirme vacía. Estar con gente y saberme sola. 
Estoy como al principio del todo: sin querer estar aquí, y sin embargo, aquí estoy. Sin empleo, sin ingresos, con deudas y con todas mis relaciones personales en estado deplorable. Me queda claro, la que daña esos vínculos soy Yo. La que sobra soy yo.
¿Por qué esta constante pesadumbre? ¿Por qué si ya no tengo miedo a vivir, morir sigue sintiéndose como la mejor de las salidas?
Recientemente descubrí que soy suicida por herencia...Bueno, ya lo sabía, pero pensé que que eso había pasado hace mucho tiempo... y resulta que no, que la genética del insensato que piensa en la muerte, sigue aún vigente.
También me di cuenta de que esa genética de las mil y un emociones, o personalidades, o desenfrenos y arrebatos...sigue a mis hermanas menores.
¿Hay ahora con tal evidencia, alguna duda aún de que tengo lo que tengo? ¿O seguimos llamándolo "inadaptación al medio"?
Esta noche en que las arias más tristes han hecho eco en mi memoria, sólo pienso en hacerme daño...y por eso me he sentado a escribir.
Esta tarde intenté mitigar mi sentir con el tequila, pero si acaso, sólo me envalentonó a mejorar mis ideas imprudentes.
Hoy que tengo la mecha corta con todo, no puedo hacer más que pensar en Victor Hugo que decía: "Ella estaba triste de esa tristeza oscura, de la que ni siquiera tenía ya el secreto.Había en ella entera el estupor de una vida acabada que no había comenzado..."

Au revoir!...Intentaré seguir escribiendo en estos arrebatos de desesperanza. Pero la verdad, es que este tema y sentimiento recurrente me causa hastío...

lunes, 27 de junio de 2016

A partir de ahora...


"Después de tanto caminar sola aprendí que hay una sola religión: el amor. Una sola raza: la humanidad. Y un solo lenguaje: el del corazón."


Por Mireya Cerrillo.


No entiendo por qué si hay amor las cosas entre tú y yo no funcionan a plenitud. Pero el amor no es suficiente. También se requieren ganas. Muchas. Y también: entrega y dedicación. Y quizá ahí hemos fallado. (y me incluyo no porque sienta que no he dado todo, sino porque una relación es de dos y quizá también tuve mis faltas).
Quisiera no recurrir a mis escritos en este constante estado de melancolía. Pero cuando es así, resulta terapéutico. Y con estos tequilas de más, incluso catártico. Porque hay cosas que no cambian aunque las queramos evitar...
Supongo que lo que quiero decir hoy, es que a partir de ahora quisiera tomar las riendas de mi vida sin miedo y sin más preámbulo.
No culparé a mis padres por las cosas que hicieron o dejaron de hacer que me hayan hecho daño. Lo hecho hecho está y no va a cambiar. Quiero pensar que a pesar de todo, hicieron lo mejor que pudieron.
No responsabilizaré a mis hermanos de mi relación con ellos o sus esposas o mis sobrinos. Finalmente, cada quien actúa pensando lo que es mejor en ese momento. Y ellos actúan protegiendo a la nueva familia que han construido.
A ti, que me regalaste estos meses de diversas emociones...no me queda más que agradecerte por todo lo vivido y compartido. Ya no buscaré culpables, ni motivos, ni razones y mucho menos esa ayuda que no llegó...
Aunque algo dentro de mí me diga que quizá no es el final de esta historia sino un breve hasta luego. Recapitulo y pienso en la breve historia de mis días y me doy cuenta de que siempre he estado sola. Y quizá sea mejor retomar mi vida en ese camino. En ese que tú llamas: "antes del 12 de Septiembre".
Duele sabes, pero a veces para llegar a donde deseas, a ese lugar indicado, es necesario caminar sola. Sólo desearía que me hubieras regalado, tal y como te pedí, 7 semanas de tranquilidad emocional ahora que es lo único que necesito. He estado lista hace tiempo, incluso acostumbrada. 
Lo difícil fue habituarme a tí: a tomar de tu mano, abrazarte, compartir nuestros miedos y sueños, a idealizar un futuro juntos, a ser yo contigo. Y sin embargo lo hice. Me familiaricé a tus modos y formas, a tu aroma y carácter, a tu manera de decir no y dejar entrever un sí. A tu terquedad y cerrazón y a tu manera de amarme. A todo de ti, y nada cambiaría.
Y si bien fue hermoso sentirme a ratos acompañada, no has estado realmente conmigo, sino con la idea de mi o de nosotros. O quizá ese es el problema, que te tuve a ratos, a complacencia. Cuando yo quería tenerte sin descansos. Y eso me frustra, que si bien me amabas, no me amabas con todo lo que tú eres.
Pero ya da igual... esta vez no hay reproches, al menos no de mi parte. Lágrimas las habrá porque estoy enfadada conmigo, por permitir llegar a esto de esta manera.Y por sentir que todo lo que soy no es suficiente para vivir un amor en su totalidad.
Pero lo que aún hay por ti es un profundo amor y cariño que ahora no se dónde poner más que en mi misma.
He sido una profunda convencida de que una relación existe para crecer y aprender, y me lastima la idea de que te vayas con el sentimiento de vacío, de que no te aporté nada y que todo ha sido una perdida de tiempo. Para mí no ha sido así. Yo sí crecí como persona y como mujer, pues antes de ti tenía miedo a entregarme, y ahora que lo he hecho, me dí cuenta de que puedo.
Y aunque no podré conmigo así, pues me siento al borde del abismo, algo me convence de que puede ser lo mejor para los dos, con todo el dolor de mi corazón y mi alma, me toca ser yo, sola, esa mujer fuerte, independiente, poeta, soñadora y suicida que se comía el mundo de un bocado y que si bien se sentía al borde del precipicio, saltaba de felicidad...y no de tristeza.
Hasta pronto.


Dignitas...


Resultado de imagen para dignidad frases
"La dignidad personal es el reconocimiento de que somos merecedores de algo mejor."

Por Mireya Cerrillo.



Entorpecida por el ímpetu de mis emociones, y por la ceguera de un necio corazón escribo con la estúpida idea de querer desistir una vez más, otra vez.
Renunciar a ti, a nosotros, a mi, a mis utópicos sueños y a mi constante desastre de vida.
Sí, ha sido uno de esos días con una de esas noches en las que estoy triste. Más que triste: fastidiada, aburrida, cansada y muy confundida.
Me siento sola y me cuestiono lo que soy, lo que no y lo que quizá pudiera ser. Con la certeza de que no estoy donde quiero y con la nostalgia de donde algún día estuve, me pregunto si volveré a estar ahí.
Dicen que un alma triste está despierta después de media noche. . . si es así, entonces mi alma lleva en insomnio mucho tiempo. Demasiado...
Es ese maldito sentimiento recurrente que me empuja al vacío de este papel en blanco, y ese pensamiento catastrófico que pareciera resolver todo de una vez. Pero soy mi peor juez. Y hoy no tengo las agallas...y tal vez nunca las he tenido. Mas la duda de si algún día las tendré me tienta, me reta, me incita y me provoca...
La niebla, la lluvia y el frío aunado a eso que llaman locura, delirio e insensatez... Hartazgo, incredulidad e impaciencia me hacen ver lo que ha estado frente a mis ojos hace tiempo y me había negado...y eso duele pues he llegado al punto en el que cuestiono si he respetado mi propia dignidad: Si me he hecho valer. Si me he dado mi lugar. Si me he comportado con responsabilidad hacia mi misma. Si he permitido que me degraden o me humillen...
Y con tristeza y un nudo en la garganta debo admitir que he perdido el control de mi misma, de todo lo que yo creía y prometí que no me sucedería.
Sin embargo aquí estoy, con mil dudas en mi cabeza y sintiendo que me he traicionado. Y no hay peor sentimiento que ese.
Lo único que pido a los demás es que estén presentes para mí...y hoy lo que haré es estar YO para MÍ. Sin ausencias. Sin sentir que hay cosas más importantes. Estar ahora que me necesito...
Quizá la manera de lograrlo sea distanciándome de ti...para acercarme a mí. Estar presente conmigo sin ti, sin futurizar y sin acudir a un pasado que ya pasó.
A veces la mejor presencia, es demostrando un poco de ausencia. Y aunque me duela...yo lo merezco.





sábado, 25 de junio de 2016

San Juan...

"con el mar fluyo...y con el fuego me renuevo..."

Por Mireya Cerrillo.

La noche o el día más largo, según el hemisferio en que te encuentres, ha sucedido… El solsticio de verano, o la noche de las brujas, la noche del fuego y de la magia. Todo es posible si crees… ya que hoy hasta el más incrédulo se ha vuelto supersticioso.
Rituales para este día abundan, pues es el mejor momento para dejar ir lo que no queremos, para asustar a los malos espíritus y para recibir protección y buena suerte. De hecho, los celtas creían que en este día el Sol se hallaba en su máximo esplendor para mostrar todo su poder a los hombres. Y quizá sea cierto...
Me ha tocado vivir esta fiesta en diferentes partes, más no había experimentado aún la magia.
En Barcelona por ejemplo, se acostumbra escribir para quemar en una fogata todos los deseos de cosas que ya no quieres.
En Porto, te dan un golpecito con un martillo inflable en la cabeza para desearte buena suerte en el amor, pues después de todo, el amor te golpea de repente.
En ambos casos hay fuegos artificiales, hogueras y por supuesto comida. ¡Muy buena comida!
La finalidad del solsticio es purificar y limpiar, dar fuerza al Sol, recibir luz. Y que haya música, algarabía y fiesta para celebrar, conectar con la tierra y en el caso de Barcelona y Porto también con el mar.
Si bien no soy fanática de los petardos, me gusta aprender y adoptar tradiciones, más cuando las he vivido. Este año no fue la excepción, quizá no hubo bacalao ni vino de Porto, ni cava ni tarta de Cataluña. Pero algo sí tuve: acceso a misterios y el rocío de una noche llena de magia que creo supe aprovechar.
Temo haberlo soñado, que no haya sido realidad, que todo haya sucedido en un universo paralelo una noche de San Juan...
Temo que si lo digo en voz alta o explique de qué se trata, se acabe el aojo y vuelva el enojo...
Temo que el embrujo que los sedujo... ¡pum!.
Pero fue real... Después de más de 25 años vi convivir a mis padres sin que hubiera una pelea o un reproche de por medio. Los vi mirarse quizá con un poco de nostalgia, incluso con respeto. 
Compartí la mesa sólo con ellos... y fui la más dichosa de así tenerlos. Sólo para mí y por eso lo escribí. 
¿Cuál fue el hechizo? El sortilegio de lo eterno. 
La magia: el amor. 
El ritual: la aceptación y la paciencia. 
El amuleto: los bellos recuerdos.
La bendición: el perdón y tenerlos bajo el mismo techo.
El conjuro: evocar un pasado en común e invocar un futuro juntos.
El encantamiento: una incrédula princesa que vio el sueño imposible de la infancia hecho realidad una noche de San Juan.
Y por eso, a la bruja que lo hizo posible... de corazón le agradezco. Más la magia es efímera y el solsticio ha terminado, el fuego se apaga y hemos vuelto a la rutina de ser... o creernos ajenos y extraños.



martes, 21 de junio de 2016

Promesas...

"Lo que prometas bajo la luna, cúmplelo al salir el sol..."

Por Mireya Cerrillo.

Mi papá se comprometió a que no se iría de mi lado... y un día me dí cuenta de que estaba ya muy lejos.
Mi hermano juró que no dejaríamos de hablarnos... y hace meses que no sé de él.
Tú me prometiste que iríamos un día a la vez, que hablaríamos siempre y que me amarías cada día con sus noches... Mas entre silencios y sollozos nos dejamos llevar, me dejaste ir y mirándome a los ojos me dijiste que ya no me amas. ¿Se te habrá olvidado lo que habías prometido? ¿Acaso todo fue una mentira?
Me prometí que no lloraría jamás por un hombre... Sin embargo, ya he llorado por dos. Y por ti en más de una tonta despedida. Y de todas las promesas rotas, esta última es la que más me hiere.
Me duele reconocerme así tan débil. Me lastima saberme ingenua y me vulnera tanto que me daña.
Quizá sea parte de mi propio karma: Mea culpa. Por prometer que amaría tu lado oscuro así como amé tu luz. Por prometer que estaría para ti siempre sin importar que...ni siquiera yo. Y sobretodo, por creer estúpidamente que una promesa es tan esencial como lo es cumplirla.
Pero no te sientas mal. No eres el primero, ni serás el último en no corresponder a una promesa. Cada día me enfrento a ellas: a la cita cancelada, a la deuda no saldada, al pacto no sellado, a la llamada que se quedó en espera, al mensaje enviado, leído y no respondido. Al frecuente: "esta semana sí te agendo, sí te veo, sí te ayudo, prometido". Y el encuentro termina en un desencanto más para mi lista de acuerdos rotos.
Me siento fatal cuando no puedo cumplir lo que prometo. Cuando mis propios exabruptos me hacen presa de mi misma. Cuando un olvido o un descuido me hacen fallar a mi palabra. 
A pesar de eso, me considero una mujer de palabra pues creo firmemente que es lo único que tenemos. Llevo mis palabras a la acción. No siempre, eso es verdad, no siempre hago todo lo que digo, y qué bueno, porque sino ya habría cometido más de una idiotez.
¿Sabes...? Creo por eso me siento dolida, porque finalmente a quien le he fallado repetidamente, es a la mujer que veo en el espejo cada mañana. Esa mirada que me recuerda: "tú puedes". Esa nariz que me dice: "cree en tu intuición". Ese entrecejo que me demanda que no lo frunza tanto. Esos oídos que me obligan a escuchar el doble y esa boca que me pide prudencia. A esa mujer de rizos alborotados y constantes desasosiegos, a ella le fallé. Y aunque inútilmente quiera prometerle una vez más que no volverá a suceder, se que bastará mi poca credulidad para volver a caer ante las constantes falsas promesas.
Y si bien me he equivocado, tengo la certeza de que de todas las promesas hechas, la única que no romperé es esa que dice: Te amo.




miércoles, 1 de junio de 2016

Orgullo y Prejuicio...

"Soy mitad agonía, mitad esperanza." Jane Austen.

Por  Mireya Cerrillo.

"Cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loco por ti..." Una de las frases más emblemáticas de Jane Austen en su libro Orgullo y Prejuicio, novela inglesa por demás conocida en la que Elizabeth y el Sr. Darcy deben madurar para superar algunas crisis y aprender de sus errores para poder encarar un futuro juntos, venciendo el orgullo de El y los prejuicios de Ella.
Quién diría que una novela de 1813 tendría tanto que enseñarnos sobre las relaciones hoy día...
Orgullo, soberbia, vanidad... En contra del más noble de los sentimientos: amor.
Prejuicio, opinión preconcebida, conceptos anticipados que nos impiden ver lo bello y lo sencillo. Por algo se dice que el amor es ciego. Sin embargo, una vez enamorados, nos  obstinamos en ver incluso a veces, cosas que quizá no estén ahí: Nuestros propios fantasmas.
"Enamorarse, expresión tan ambigua e indefinida que se aplica igualmente a sentimientos nacidos a la media hora de haberse conocido, que a un cariño fuerte y verdadero..." (Jane Austen). Y justo así me pasó, tan abruptamente al poco tiempo de habernos conocido, y que hoy permanece en un cariño que ni yo comprendo... Mas ya no busco hacerlo.
Y es que hace 9 meses vivo una relación amorosa que como todo, no siempre es fácil. Muchos malos entendidos pero también, muchos buenos momentos compartidos en los que he aprendido que para avanzar, es necesario negociar, ceder y comprometerse con la  debida dosis de humildad para ir más allá del "yo" y ser capaces de ver un "nosotros".
Quizá sea que como todo lo nuevo, nos da miedo... Y en mi caso, o en el de Elizabeth Bennet, soy incapaz ya de contener mis sentimientos. 
Quiero pensar que a ti te pasó lo mismo: cuando te diste cuenta, ya estabas metido hasta el cuello... Sin querer queriendo, o queriendo sin querer.
Sea como sea, es verdad eso de que los sentimientos embrujan el cuerpo y el alma. Estamos hechizados por algo superior a nosotros, a ti y a mí. Un amor que más allá de tu orgullo, mis prejuicios y nuestros miedos nos permite seguir avanzando un día a la vez.
Cuando leo a Jane Austen me identifico con una mujer fuerte, en contra de las reglas establecidas, con su propia opinión, y si bien tiene su toque de romanticismo, también lo tiene de ironía y locura. Tal vez por eso la primera vez que se publicó su novela en Inglaterra, lo hizo de manera anónima. Y quizá por eso sigue siendo un símbolo del feminismo y un baluarte del amor.
Entonces como ahora, ser una mujer con un carácter fuerte puede resultar chocante si también se tiene sensibilidad y sentimientos. (Otra fantástica obra de Austen, ¡qué ironía!)
Así soy yo. Y El lo sabe. Una mujer fuerte con un toque de ternura. Le agobia (o al menos eso dice) mi romanticismo, pero una vez más citando a Austen: "no hay encanto igual a la dulzura de corazón..." y admira mi fortaleza: "Tenia inteligencia y buen juicio, pero era vehemente en todo; ni sus penas ni sus alegrias conocían la moderación". Y así, en ese incomprensible combo loco de una dualidad extrema, me ama. Y tal como en la novela, "podría perdonarle fácilmente su orgullo sino hubiera modificado el mío." Pues "tú pusiste mi mundo patas arriba...y me enamoré."