Por Mireya Cerrillo
Hace poco, vi un video en el que aparecían los compañeros que hice durante mi estancia en la facultad de medicina diciéndo el famoso juramento hipocrático… Por un momento sentí nostalgia, pues de haber continuado por ese camino, seguramente estaría con ellos en el video….
Entonces empecé a reflexionar sobre lo importante que son las decisiones en nuestra vida. Son ellas las que al final marcan el camino que hemos de seguir. Desde las más pequeñas hasta las más importantes: Nuestra existencia son decisiones. El haber desistido entonces, me trajo a coincidir aquí.
Soy una médica frustrada… y como tal, pasé un momento de transición en el que tuve que “tomar la decisión” de lo que quería ser el resto de mi vida… Los que me conocen, saben que abandoné la vida de la bata blanca y enseguida empecé Periodismo, la carrera de mis sueños… y fue en ese periodo de reflexión en el que comprendí el camino que debía tomar.
Estaba tan indecisa e insegura sobre lo que quería hacer, que acudí al consejo de mucha gente. Al parecer, todos los demás sabían lo que debía haber estudiado desde el principio menos yo. Fue una persona la que sin saber sobre mi 2ª opción, me terminó de convencer…
Me dijo que efectivamente yo estaba destinada a curar a la gente, pero de otra manera. Me explicó que mi herramienta no serían mis manos sino mis palabras, y que yo llegaría a masas, no a unos cuantos.
No necesité más para decidir y aceptar con gusto la profesión que quiero forjar. Y aunque de vez en cuando necesito recordármelo, me ilusiona la idea de llegar a ser una Gran Periodista.
Quiero ser parte de la historia, sin dejar de contar mi historia. Quiero escribir para que me lean. Ver el mundo, para mostrarlo. Y sobre todo, quiero aprender, investigar, conocer…siempre siendo YO.
Y tal vez, sólo tal vez, algún día mi nombre se encuentre al lado de mujeres cuyo trabajo me ha inspirado: Carmen Aristegui y Lydia Cacho… Oriana Fallaci y Christianne Amanpour… (Daría cualquier cosa por poder conocerla.)
Mientras tanto, me recuerdo cada día: Que tengo que caminar, antes de querer correr. Que tengo que saborear cada instante. Que debo comerme el mundo a pequeños bocados y no a grandes mordidas. Tengo prisa por vivir mi futuro, que me olvido de disfrutar mi presente.
No sé qué ni quién seré… Estoy descubriendo mi YO en mi ahora. Sigo soñando, sigo aprendiendo, sigo creando mi camino, continúo tomando decisiones. Y sobre todo, espero. Espero con impaciencia el pequeño día en el que me sienta grande.