Hace un par de meses que no escribía, y no porque no tuviera nada que decir… pero hoy, es uno de esos días en los que siento la necesidad de hacerlo…
Hoy es uno de esos días en el que siento una revolución de emociones y sentimientos, de enojo, tristeza, decepción…de todo. Sobre todo, de cuestionarme por qué la vida te arrebata a los que más quieres…
Acabo de volver de un pequeño viaje a mi casa, una estancia muy corta pero que como siempre: ha sido muy fuerte en muchos sentidos: encontrar y reencontrarme con la gente que quiero me llena de una manera que no puedo explicar, y alejarme de ellos no deja de ser difícil, aunque sé que siempre volveré, es un proceso que si bien asimilo, no acabo de entender.
Hoy es uno de esos días, en los que desde que te levantas sientes que es mejor quedarte en la cama… Esos que empiezas con el pie izquierdo y terminas llorando y con la cola entre las patas.
Hoy fue uno de esos días en los que las palabras no son suficientes, decir lo siento está de más, y escuchar a la gente simplemente me lastima. Ya no quiero escuchar, y quisiera no sentir… Pero así como errar es humano, sentir también lo es.
Hoy ha sido uno de esos días, en los que todo parece estar en tu contra, como decimos en México: “una tras otra” y parece que no se acaban.
Estoy triste, no dejo de pensar en todo lo que hoy me ha sucedido… Pero afortunadamente, hoy ya se acabó… Y mañana, mañana será otro día… y ya veremos qué sucede.