Por Mireya Cerrillo.
Encontrar tu lugar en el mundo se siente como cuando las piezas de un rompecabezas hacen click, enganchan con facilidad y a la perfección.
Hace unos meses tuve la oportunidad de llevar a mi hermano a visitar el estadio del Barza, verlo tan contento y cual niño pequeño me hizo ponerme a pensar sobre el echo de encontrar tu lugar en el mundo. Con esto no quiero decir, ni mucho menos, que el lugar de mi hermano sea el estadio del barza. Lo que quiero decir es que encontrar tu lugar en el mundo debe sentirse como esa experiencia, que disfrutes, seas feliz y seas como un niño pequeño en un gran estadio de fútbol.
Hace un mes y pocos días que emprendí una nueva aventura. Estoy viviendo y estudiando en Ginebra, una ciudad tan pequeña pero que encierra todo un mundo, y nunca mejor dicho.
Llena de dudas e incertidumbres sobre lo que significa empezar otra vez en un nuevo lugar, me llevaron a la ONU. Y así me sentí, como una pieza de rompecabezas que hace click, como un niño pequeño que descubre algo nuevo, o como mi hermano en el Camp Nou: feliz, con ganas y muy emocionada.
No sé si sea ese mi lugar en el mundo, seguro que no, pero de momento se siente bien y encajo. Formo parte de algo, de un mundo.
Siendo la nacionalista que soy y con grandes expectativas a futuro, toqué las puertas de mi tierra en estas zonas tan lejanas. Fui a la mision permanente de México ante los organismos internacionales en Ginebra. Puedo presumir que ahora también, formo parte de un gran equipo de trabajo. Soy la representante de México ante la ONU, soy la imagen de México en el extranjero, soy México y soy internacional.
Necesito de mi gente para sentirme bien, y me encanta descubrir a México desde fuera, con los ojos de la distancia, del que ya no está, del que se fue para volver. Del que siempre lo siente y lo lleva en el corazón. Del que extraña y anhela, del que comparte y recuerda.
Un rompecabezas empieza como un revoltijo en una mesa, sin pies ni cabeza, pero conforme las piezas hacen click, las imágenes van tomando forma.
Así me siento a veces, como quien tiene una revolución por armar, como quien va construyendo su vida con las piezas que le han sido dadas. Como quien de pronto, va haciendo click...y encaja.