Por Mireya Cerrillo.
Hace 5 años empecé a escribir una historia llena de aventuras. Una aventura llena de historias. Una gran experiencia que ha llegado a su fin… Sin embargo, se siente como si aún estuviera en el aire…volando sin saber aún dónde aterrizar.
Como si 5 años aún siguieran pasando, y aunque ya he acumulado dos títulos, hay graduaciones de la vida que están por venir.
Entre las 4 paredes de la que alguna vez fue mi habitación, me siento en la comodidad de mi cama e intento tomar tierra.
Intento reconstruir los trozos de mi vida, recuperar los momentos que dejé en suspenso y continuar…
Pero no ha sido fácil desempacar mis sueños, acomodar mis logros y enfocar mis nuevas metas. No es fácil intentar continuar pues la etapa anterior aún no concluye del todo. No es fácil asumir mi aquí y mi ahora pues mi allá se quedó con muchos puntos suspensivos… Irresoluciones que me comen la mente y el corazón.
Tengo aún mi vida en maletas, mis recuerdos en cajas y mis viajes en memorias… ¿Dónde acomodo todo? ¿Dónde descargo? ¿Por dónde empiezo a desempacar?
Hoy me encuentro en el ¿qué sigue ahora?... Quizás llegué para quedarme. Quizás es una parada más en el que siempre será mi puerto: lo que soy y de dónde vengo.
Hoy le dejo todo al tiempo. Las ganas, la impaciencia y la incertidumbre siguen en suspenso. Yo no sé mañana cómo será el final o dónde continuará mi historia… Pues aunque mi destino esté escrito en las estrellas, hay que pasar la noche para poder verlas.
