Muchas veces me pregunto si la fe es algo que se hereda o algo con lo que se nace. Y aunque a veces dudo, se que la razón es algo innato y único en nosotros.
Mi fe es la que me enseñaron mis padres: esa que se basa en el amor y que te enseña a razonar sobre lo que está bien y lo que no.
No hay fe basada en la razón, y hay quienes dicen que no hay razón para la fe, pero si cuestianamos nuestra capacidad de razonar, es normal a veces que dudemos de nuestra fe.
¡Qué complicado! Por muy lejanos que parezcan estos conceptos, al final siempre parecen encontrarse.
Sin duda, la fe es el remedio a la incertidumbre, mientras que la razón es la medicina para el desconocimiento. Luego entonces, la razón es algo preciso mientras que la fe, es siempre una ilusión. Así, la razón necesita ser demostrada, mientras que la fe no necesita justificación.
La razón es base de lo evidente, la fe se sustenta en el deseo. Y mientras la razón muestra una realidad a todos, la fe tiene muchas interpretaciones.
Para mí, la fe es el antídoto a nuestras inseguridades, nuestros temores y miedos. La razón, es la facultad para interpretar y decidir.
Mientras más lo reflexiono, más cuestiones surgen… No titubeo de mi fe, pues la fe no es fe si se puede determinar por nosotros, En alguna ocasión alguien dijo que la fe es: dudar, caer, arrepentirse, llorar, cansarse, reír, suspirar, levantarse. . . si es así, entonces he encontrado el punto medio entre la razón y mi fe.
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