Por Mireya Cerrillo
Cuando conozco a una persona, esta es la frase inicial: “No pareces mexicana”. Es probable que la primera vez haya dejado pasar el tema y no haya puesto atención. Pero después, comencé a preguntarme qué era parecerse mexicana.
Ya lo decía Albert Einstein: “Es más fácil romper un átomo que romper un prejuicio”. Pues el prototipo de mexicano que tienen en mente los europeos es: “persona de piel muy morena, (seguramente porque habita en el desierto), que habla como Speedy González, con un “guey y un órale” muy acentuados, con un gran sombrero, recargado sobre un cactus, con botella de tequila en mano, y que se la pasa cantando rancheras, ah y en el mejor de los casos, no vive en el desierto, sino en el rancho y monta siempre a caballo.”
Buff! Si esta es la imagen que tienen de nosotros los mexicanos, entonces no soy mexicana. No somos así. Es decir, yo no vengo de un desierto, vengo de una ciudad tan, más o menos, “civilizada” y “urbanizada” como cualquiera de Europa, donde tenemos casas, coches y sí: aprendemos a hablar inglés. Ese acento de “mexicano” que conocen, es de un personaje animado creado por una empresa de Estados Unidos (pueblo que se ha encargado de crear esta imagen que tienen de nosotros). Y no, no tengo la piel morena, así como no todos los europeos son de piel blanca, no todos los mexicanos somos de piel morena.
De cualquier manera, si ésta es su opinión: soy una mexicana atípica, no soporto el calor, (aunque crean que vengo de un lugar súper seco y caliente), el mar me gusta un momento (aunque piensen que el Caribe pasa por los 31 estados de mi querido México), y no todo lo que como es picante (no obstante es verdad que siempre llevo un poquito de “salsita en el bolso”)… Después de todo; la vida es mejor "picosita".
En fin, todos estos estereotipos que tenemos de las personas, de las culturas, de los países, se debe sólo a que desconocemos las cosas. Un escritor español dijo: “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.” Y es que es tan difícil admitir que desconocemos algo, que preferimos decir que lo sabemos. Cito a Albert Einstein una vez más, “Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.” Y es así, soy mexicana, y alguna cosilla sé de México, aunque hay muchas cosas que debo y quiero conocer de mi país.
Y bueno, ya que estoy metida en el tema, quisiera que los europeos supieran 3 cosas de México.
1. México es Norteamérica, ni centro ni sur América. Aclaremos que América es un continente, y mi país está muy arriba del Ecuador.
2. Por lo antes mencionado, el amazonas no pasa por México. Y aunque es verdad que el desierto es uno de los ecosistemas más amplios de México, también tenemos selva, bosque,y sí también tenemos hermosas montañas, amplios valles, incluso uno que otro volcán.
3. Los nachos y burritos no son los platillos típicos de México. Lo son el maíz, el fríjol y por supuesto: el chile y sus más de 100 tipos. Ah, y el cacao viene de México.
México es un país tan grande y amplio que aún tengo tanto por descubrir de él: con mucha historia y cultura propia, lleno de leyendas, una gastronomía única y una música inolvidable.
Siempre lo he dicho, soy orgullosamente mexicana, y "si te interesa saber de mi país lejos de las playas y el hotel holiday inn", estoy más que dispuesta a compartir lo mucho o poco que pueda saber del lugar donde nací.
Lo confieso, se me “enchina el cuero” cuando el mariachi suena, se me sube el tequila, pero cuando lo bebo, tiene que ser del bueno (añejo y reposado), soy feliz con un taco con sal y soy pipope (pieza poblana perfecta), soy fresa (pijo) y me encanta la música de nacos (quillos) (banda, cumbia). Y lo más importante: soy feliz de ser así.
Lo acepto, tal vez sí sea una mexicana muy atípica y no parezca mexicana. Soy atípica porque amo a mi país con todo lo bueno y lo malo, por eso puedo decir: “qué chingón* es México y qué chingona es su gente”.
* Término mexicano que se utiliza para denotar que algo está muy bien, que es muy bueno, que se hace muy bien.