Por Mireya Cerrillo
Y me quede una tarde de invierno, soñando. Me quedé sentada reflexionando. Y de pronto, me detuve en el mismo pensamiento… En ése en el que por fin tú y yo coincidiríamos en el mismo tiempo, y en el mismo espacio. Sí, ese pensamiento en el que nuestras miradas se cruzarían, posiblemente nuestros pasos se encontrarían en la misma dirección, y ¿por qué no?, incluso podríamos empezar una historia… Pero no, esas cosas no se piensan, y mucho menos se planean. Estoy convencida de que esas cosas suceden en el momento en el que menos te lo esperas.
Y así fue… Te vi, me viste. Coincidimos…Pero nuestros pasos tomaron diferentes direcciones. No hubo historia que empezar, sólo una anécdota para contar. Un breve instante para recordar, y tu mirada para soñar.
Porque así es el amor: de abrazos contra el alma, de suspiros pintados de nostalgia, de cruzar miradas… De soñar en silencio con el corazón despierto. De recordar las coincidencias, ciertas incidencias, ese algo accidental, siempre lleno de sorpresas... =)
I ♥ U
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