Ayer 21 de marzo como cada año, inició oficialmente la Primavera, aunque el evento astronómico en realidad ocurriera el día 20 , nos emocionamos porque finalmente se acaba el invierno y se comienzan a dejar ver los primeros rayos de sol que nos preparan para el verano.
De acuerdo a la definición de diccionario, equinoccio se refiere a la época en la que los días son iguales a las noches, en palabras sencillas, un cambio más de estación.
En México, desde tiempos inmemorables, se utilizaba éste momento para renovar energías. Las grandes civilizaciones precolombinas como la Azteca o la Maya, construían sus pirámides basándose en observaciones de los astros, la luna y el sol. Hoy día, la gente acude a éstos templos, además de para recargar baterías, para ser testigo de un espectáculo único e irrepetible en el año, pues es que cuando el Sol se encuentra en su punto más alto, el templo mayor a (Ehécatl) en Tenochtitlán o la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, se iluminaban durante el equinoccio produciendo un imponente juego de luces.
Así son los equinoccios, un momento particular en el calendario, un instante de tiempo que ocurre a una hora determinada; una transición… Y nosotros como seres humanos, a lo largo de nuestra vida también pasamos por diferentes equinoccios: momentos de cambio.
Creo que en éste momento, en el que el calendario marca el inicio de la Primavera, mi calendario personal marca también un equinoccio de emociones. Cada día me sorprendo más de mi misma y está bien, pues así como el Sol marca los equinoccios y los solsticios, mis emociones y sentimientos con ganas de renacer y surgir, dictan el inicio de un nuevo ciclo.
Dicen que los equinoccios representan la fusión de la naturaleza (tierra) y la energía (cosmos), las cuales permiten que se inicien nuevos proyectos, ósea cosechar lo que se sembró…. Si es así, quiero comenzar una nueva etapa que me prepare para otra llena de muchos más cambios… Quiero dar y recibir amor, quiero dar sonrisas al por mayor y trabajando en ser indulgente conmigo misma y en las ganas de correr y de crecer ya, voy sembrando la semilla de la paciencia, la prudencia y la perseverancia para todas las situaciones que me rodean.
Y aprovechando la etapa de purificación y limpias, yo también quiero limpiar mi espíritu, quiero aprender a sacar todo el veneno que me carcome a veces, o simplemente, omitirlo de mi vida, y poco a poco voy aprendiendo, ya no me enojo, sólo me decepciono, y no sé qué es peor. Ya no grito, ahora sólo contengo mi ira, pero cuando me siento como una olla exprés y que ya no puedo más, recurro a éstas mis letras: a la creatividad, la reflexión y la expresión de mis sentimientos. Hoy, me purifico, pues me doy cuenta que las experiencias de mi vida que me han traído hasta aquí, me han hecho CRECER, pero sólo yo decido qué me hace SER GRANDE.
Éste equinoccio, viene cargado de muchas vibras: las buenas energías de mis amigos, el amor incondicional de mi familia, y sobre todo, ese algo que sólo yo sé qué es y que no puedo poner en palabras…Es algo que me viene de dentro, que poco a poco, me va centrando y haciendo entender cosas… Cuestionarme otras y esperar con paciencia, por aquellas que me muero por tener...
2 comentarios:
Bendito el ser que te dio el don de escribir como lo haces tú. Me siento cada vez más orgulloso de ser tu padre. T amo!
Mi Miremire.... tan linda! Ojala todos nos detuviéramos a pensar todas las cosas que tu piensas. Seríamos mucho mejores personas si meditáramos y aprendiéramos de nuestros errores siempre. Tu lo haces a diario y eres de mis personas favoritas. Que te puedo decir que no sea que te quiero, incluso cdo estás rabiosa! Mi Rosita maravillosa! :-)
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