Por Mireya Cerrillo
En el continuo descubrimiento de ésta hermosa ciudad y visitando lugares que aún no conocía, llegué a lo que fue el estadio donde se llevaron a cabo los juegos olímpicos de 1992 en Barcelona. Sin duda alguna, con éste evento deportivo comprendí lo que eran las olimpiadas y conocí sobre la sana competencia deportiva entre los países del mundo.
Caminando por Montjuic, llegué a un pequeño paseo de la fama. Un camino que en pequeñas placas metálicas redondas, tiene grabadas las huellas de grandes atletas y estrellas del deporte. Medí mi huella y me di cuenta de que mi pie, es más grande que el de Nadia Comanecci, más pequeño que el de Michael Jordan y casi igual que el de Lance Armstrong.
Pero hay una huella que me llamó más la atención que cualquier otra, una que simplemente marca el inicio del recorrido bajo el nombre: “Passeig de la Fama”, la huella es anónima, puede ser de cualquiera si das el ancho. La mía, con colorido color rosa, cupo a la perfección.
No soy deportista ni mucho menos, no competiré en ningunas olimpiadas, pero definitivamente, estoy convencida de que he llegado a éste mundo para dejar huella, y que Barcelona, es la placa que marca el inicio de mi recorrido. No busco la fama, pero sí el reconocimiento. No busco ser millonaria como la gente “famosa”, pero sí trabajaré por las medallas del éxito. Tal vez no logre ser el primer lugar, pero trabajaré por ser oro, plata y bronce. Después de todo, mi nombre ya lleva intrínseco el significado de estrella, de brillar, de alumbrar, de ser…
Quiero ser famoso, en el sentido literal de su significado: quiero dar opinión, ser escuchada, divulgar, ser excelente en mi profesión. El éxito se construye día a día, y la excelencia, es el cúmulo de esos éxitos.
A veces creo que no lograré hacer nada de lo que tengo planeado, pero otros días como hoy, pienso que haber llegado hasta aquí, ya es un éxito, es sólo un principio de todo lo que me queda por hacer. No estoy sobrevalorada, simplemente sé cuánto valgo y qué es lo que quiero, conozco a mi competencia, sé cuál es mi talón de Aquiles y cuál es mi honda de David, y sobre todo, sé que puedo y quiero hacerlo: Quiero dejar huella. Iniciar y marcar un camino diferente. Después de todo, el éxito es un viaje, no un destino…Y yo, estoy viajando.
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