Por Mireya Cerrillo.
Es el preludio del invierno. El desenlace del otoño.
Es estar aquí, en otro país, viviendo un frío extraño, lejano, distante y helado.
Es encontrarme en un paisaje diferente, no reconocerme en ningún lado y buscar entre la neblina, los restos del sol que de luz me lleno.
Es la ciudad con sus rarezas y silencios. Con sus grises y flashes de color.
Soy yo, extranjero y ajeno, siempre buscando el calor.
Es anhelar mi sol, mis volcanes.
Es la montaña que me impacta, el lago que me rodea.
Era algo en el inicio de ese invierno,
Algo que me susurraba el viento.
Era yo que me inventaba mil historias.
Era diciembre, con el frío y el anuncio de la nieve.
Era yo, con éste loco corazón, con la ilusión,
Y las mil ganas de escribir por siempre.