viernes, 30 de agosto de 2013

Escribo y soy..

Por Mireya Cerrillo.

Me acerqué al papel en blanco para desahogar lo que sofoca mi ser. Y escribiendo voy buscando las respuestas que revuelven a este loco corazón.
A veces escribo para no sentir, olvidando que al escribir soy más vulnerable, soy como soy y me expongo sin miedo: con las emociones a flor de piel, y con esta voz reflejo de mi pecho.
Porque sólo en silencio puedo ser y no ser.
Porque sólo conmigo me permito estar con los demás.
Y me cuestiono: ¿Por qué siento como siento? ¡Como siento! Y sentir, sólo se trata de eso: de fluir. De escribir y de ser.
Inspirada busco inspirar y encuentro las palabras que por miedo a olvidar me voy obligando a recordar, y entre esfuerzo y esfuerzo brotan las memorias a borbotones. Emanan de mí las historias del fondo de mi propia existencia. 
Era yo muy pequeña cuando me acerqué al papel en blanco por primera vez. -¡Escriban un cuento!-, dijo la maestra. Recuerdo que gané el pequeño concurso en la primaria, ¿sobre qué sería la historia?, de eso me gustaría tener mejor memoria.
Después, escribir se fue volviendo un desahogo, una terapia y una costumbre. Y poco a poco, parte de mí. Escribo sobre mis miedos y mis tristezas, aunque mis alegrías y mis aventuras también son parte de mi prosa. Pero hasta ahora, por alguna extraña razón, lo que considero mi mejor poesía es aquello que me sale del corazón: tú.
Cuando escribo coincido contigo una vez más, mi corazón te reclama, te pertenece. Te pienso porque quiero y porque quiero pensarte me quitas el sueño. Pero a veces, me gusta pensar que aunque quizás no quieras, yo también te desvelo.
Y tú piensas que no duermo porque quiero. Yo sólo sé que te quiero, y por pensar en ti, paso la noche en profunda quimera. Y en mis noches de insomnio escribo mi más íntima esencia: la profundidad de mi presencia.
Con la luna como testigo busco un pretexto para hablarte mientras me sobran motivos para pensarte. A las estrellas les cuento que me carcome la nostalgia de saberte tan lejos, y me duele aún sentirte así tan cerca.
Cuando escribo me permito poner puntos y comas para terminar o continuar con la historia. Soy autor y editor. Pero en esta historia que escribimos los dos, cuando uno le pone un punto, el otro le pone dos puntos más para hacer de un punto final tres puntos suspensivos.
El papel ya no está en blanco. Imagino un mundo de palabras. De versos y poesía. De cuentos e historias. De mundos y lugares. De recuerdos y emociones. De personas y cosas. De ti y de mí.
Y escribo sobre todo porque encuentro un poder maravilloso en las palabras. En lo que dicen, en lo que significan y en las emociones que despiertan.
Escribo y siento que soy.
Soy. Siento. Escribo. Fluyo.

martes, 27 de agosto de 2013

Noctámbulo del fin...

Por Mireya Cerrillo.
(FRAGMENTO)

“En ese momento supe que iba a morir. Ahí, en medio del caos quedaría en silencio. Una parte de mí siempre lo supo: moriría joven. Mi breve historia sería contada como muchas otras que quedan inconclusas, con la voz de la injusticia y el eco coartado de una soñadora más.
Si acaso sentí miedo, no lo sé. Fue tan rápido que me entregué en paz. Increíblemente no vi pasar en un flash los mejores momentos de mi vida. Me encontré con lo no vivido, aquello que a mis 27 años ya no tuve tiempo de experimentar. Vi nuestra vida juntos, el negocio que no abrí, el libro que no publiqué. . . Vi lo que no hice. ¡Qué feliz hubiera sido!
Si tan sólo hubiera tomado otro camino. Si quizás hubiera ido en dirección contraria. No lo sé. Es demasiado tarde para imaginar. Si tan sólo es un quizás y el tal vez es imposible.
¿Será verdad que existe algo que siempre supo que dejaría de existir tan joven? Me niego a creer que alguien en el infinito pueda ser tan negligente. ¿Por qué quitarme Mi vida? ¿Por qué presentarme lo que ya no fue? ¿Cómo decidir mi momento de morir?
Yo no quise que decidieran por mí. No me gustaron nunca las imposiciones. Y sin embargo, no tomé mi vida en mis manos. No pude optar por la muerte. Siempre tuve la inquietud de morir joven, quizás mal interpreté las señales, ya no soporté el silencio o ya no supe qué hacer con tantas voces. El ruido era tan insoportable como ensordecedor eran tus silencios. Supongo que nunca sabré quién es más valiente: aquél que no soporta la vida y se entrega a la muerte decidiendo cuándo y cómo morir. O aquél que valientemente enfrenta la vida día a día.
No puedo pedir perdón. Yo no lo decidí. El dolor que causo en Uds. es momentáneo, más en mí ya era demasiado. Mi sonrisa falsa y mi paz interior atormentada. Estaba en guerra y perdí sin dar batalla.
Por eso supe que iba a morir. No quise luchar contra lo inevitable. Cuando vi la pistola en su mano supe que era el final. Mientras otros caían a mi alrededor yo sólo pensaba en ti. ¡Qué ingrata fui! Pensar en ti incluso antes de morir. En ti de entre toda mi gente.
Listo, ya lo sabes. Eres mi última confesión y hasta el final fuiste mi más íntimo deseo. Mi dulce pensamiento que me acompañó a bien morir.
Puedo decir que finalmente soy libre de ti. Eres libre de mí.
¡Vive en paz vida mía! ¡Se feliz amor mío!
En la eternidad seré lo que no fuimos. Seré tuya.
Morí y hoy renazco sin ti.”


lunes, 5 de agosto de 2013

Eres...


Por Mireya Cerrillo.


Y me preguntas quién eres según yo:
Eres el peor hábito que sacó lo mejor de mí.
Eres una costumbre que se repite siempre en la distancia, continuamente lejos aunque te lleve cerca.
Eres la oscuridad más atractiva que llenó de luz cada parte de mi ser.
Eres el misterio que no terminaré de descifrar.
Eres una lectura que me atrapa y me encanta… ¿te he dicho cuánto me encantas?
Eres música y has puesto un ritmo diferente a mi vida. No es mi estilo. Tú sí.
Eres de mente abierta, ¿por qué no abres tu corazón?
Eres extraño… más bien, eres a quién más extraño.
Eres mi todo y eres mi nada.
Eres el fuego que enciende mi llama.
¡No nos quemamos! Sin embargo,
Eres deseo… ardo en deseo. Te deseo.
¿Y yo quién soy?
Soy quien te quiere y te espera.
Quien de ti ha aprendido a ser y a sentir.
Soy poesía. Las letras de tus mutismos.
Soy soñadora que delira contigo.
Soy risueña amante de la vida.
Soy incrédula. No obstante, creo en el amor.
Soy de nadie. Quiero ser tuya.
Y por si aún no te queda claro quién eres:
Eres mi pensamiento más profundo. Eso eres.
Soy la que quererte como nadie quiere. Eso soy.

domingo, 4 de agosto de 2013

Silencio...



Por Mireya Cerrillo.

En tus silencios hay palabras que temes decir.
Hay mutismos con mensajes que temes sentir.
Hay tanto amor en el ruido ensordecedor de tus silencios que no sabes cómo expresar aquello que tienes miedo a vivir.
Ya lo decía Sabines: “El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable”.
Sin embargo, en tus silencios hay magia que no se interpreta con palabras, sino con emociones. 
Es algo tan profundo y tan náufrago, tan propio y tan tú.
“No todo silencio es olvido, ni toda ausencia es distancia”… y tú aún, haces en mí tremendo ruido. Por eso te pido:

Lléname de tus silencios.
Atrápame con tus palabras.
Enséñame tu lenguaje.
Déjame amarte.