"Amor se llama el juego en el que un par de tontos juegan a hacerse daño." J. Sabina
"Espantoso juego del amor, en el cual es preciso que uno de ambos jugadores pierda el gobierno de si mismo" Charles Budelaire.
Por Mireya Cerrillo.
Sabiendo que el corazón no es un juguete y que el amor no es un juego.
Jugamos
un verso.
Nos
recreamos con canciones.
Así
pasamos el rato a risas y lagrimones.
Nos
divertimos si ganamos.
Nos
atormentamos si perdemos.
Y
seguimos desafiando al destino, al sí que te pido y al no que me das como castigo.
Es
un juego de azar, es un juego de suerte. Todo se queda en el viento y en las
estrellas.
Es
esparcimiento de ingenio, de talento y sinrazón.
Es
el juego del amor.
Juegas
porque quieres o por un giro inesperado.
Es
un juego de manos, de palabras, de niños, de tira y afloja.
Estás
jugando conmigo. Lo sé.
Y
no me gusta jugar si te lastimo. ¿Lo sabes?
Jugamos
a la gloria de ser tan infelices.
Jugueteamos
con la nostalgia y la agonía de lo divertido que es este delirio.
Jugamos
el inocente pasatiempo de buscar quien es el culpable, a ver quién llega primero.
Disfrutamos
la travesura de lo malicioso.
Eres
distracción. Eres regocijo.
Un
ángel lleno de diablura.
Tú:
mi mejor fechoría. Yo: el premio no reclamado del perdedor.
Apuesto
todo: lo que poseo y lo que no en este juego que retozamos y sollozamos.
Y
es que en este juego siempre pierdo el corazón. ¿Acaso pierdes tú? Sólo la
razón.
Y
yo así no juego más.
No
sé jugar en solitario, pues el juego lo inventamos para dos.