lunes, 30 de noviembre de 2015

Mi viejo...

"Hija: en lo que sea. Pero la mejor." AJCA.


Dicen que eres ateo por no creer en lo perfecto, que eres tantas cosas que la verdad no creo, más me invitan a dudar, a cuestionarte, apreciarte y reconocerte.
Opinan que en todo ves algo imperfecto, y sé que están equivocados porque si no crees en Dios es porque me tocó ser la portavoz de un ser criado con carencias y que forjó su propia abundancia, una persona con otra cabeza llena de firmeza que hoy titubea y poco a poco nos vamos diciendo adiós en un prolongado y emotivo hasta luego.
En tu escala de valores tú pones primero el trabajo, en entrañable ausencia y perenne presencia, me guías noche a noche y día a día. Y no niego este sosiego.
Fui reacia a tu cada vez más visible vejez, pues no quería ceder a la idea de que algún día te voy a perder, cuando de ti papá aún me queda mucho por aprender.
Empecé a notarlo cuando dejaste de sonreír con entusiasmo y algarabía a tu llegada, y comenzaste a venir cada vez más frágil y cansado. Casi con ganas de no seguir, más como todo en ti, siempre con el empuje de insistir, no desistir y persistir.
Fui sensible a tu ceguera cuando comencé a ganarte en nuestras competencias de lectura, que tú siempre ganabas sin indiscutible querencia. Ves borroso y eso debe ser tedioso. Pero aún me ves a mi en todo lo que soy y puedo ser, y eso es un sentir glorioso que me puede conmover, hacer crecer, y hallarme aún tu niña y gran mujer.
Aprecié tu paso lento el día en que caíste y no te pudiste levantar, y entonces un bastón te llevé a comprar. Entre mi sarcasmo y tu complaciente humor: acordamos cuál era el mejor, el que te diera soporte, apoyo y te devolviera por la vida tu fervor.
Fue aparente tu envejecimiento cuando oí tu lento hablar. Y fue indiscutible tu desgaste cuando ya no podías como antes discernir ideas o escuchar.
Advertí tu innegable consumir cuando te perdiste en tus delirios, los cuales no logras recordar y no puedes hacer nada más que callar y yo tratar tu extravío intentar ensamblar.
Percibí tu sosegado caminar, ese que antes no podía alcanzar, porque a pesar de tus heridas, me hacías correr y jugar, y en los parques me enseñaste a patinar, patear una pelota y en la bicicleta a andar.Así aprendí que sí te caes, te has de volver a levantar, con todo y los raspones que sanarán, y las lágrimas que se secarán y pasarán.
Noté y perdoné tus cada vez más frecuentes olvidos, esos que prevés no tener con leer para no perder tu memoria y tus recuerdos, esos pequeños y temidos descuidos que me percatan de tu realidad que desearía poder postergar.
"Un buen tipo mi viejo" diría la canción...que a pesar de tanto andar no se deja quebrar.
Los años te han llegado en un abrir y cerrar de ojos, sin embargo llevas mil y un historias. Una en especial que nos falta por vivir y escribir...Ese pacto que hiciste con un ser del cielo o del mismo infierno...No me importa, la tenemos que cumplir sin recelo.
No me toca juzgarte por lo que fuiste como hombre, sólo me queda agradecerte lo que has sido como padre y admirarte en tus virtudes y defectos para simplemente, quedarme con lo mejor de todos ellos. Tú, que me enseñaste a viajar en los libros y la música de tu época, que me quitaste los miedos con tus vivencias, y que me empujas a volar cada vez que desfallezco. No quiero que se nos acabe el tiempo, me resisto a la idea de que te vas haciendo viejo. 
Sin embargo, algo no cambio, eres mío. Ese hombre que además de ser mi papá, se ha vuelto mi confidente, guardián y amigo. Consejero, cómplice y más ferviente "peleonero" de mis sueños, porque sólo tú entiendes mis locuras y no las cuestionas, sólo tú me besas y abrazas con ternura a pesar de tus fracturas, y sigues de tanto en tanto mis letras para insidiar las ambiciones de tu única princesa.
Gracias por llamarme siempre así y hacerme sentir de la realeza, por quererme con mis alegrías y tristezas. Y enseñarme con tu gran fortaleza, la debilidad de tus flaquezas. Pues al aprender de tu dureza, comprendí la nobleza de tu corazón que es tan necio como el mío.
Te he confiado tantas cosas, que hoy sólo me queda la esperanza de saberte y sentirte por otro rato mío en esta tierra, pues si irte ya debieras, no me resta nada por decirte: ni un te quiero, ni un te extraño y mucho menos un misterio, una crítica o reproche. Así te quiero, aceptando la mocedad de tu evidente senectud.
Pues si la niegas, es porque te sientes aún de espíritu joven, mas no lo tomes con simpleza, ¡que la vida aún no te doble!. Por ti, por mi, por los que aún te queremos y necesitamos, ¡cumple tu promesa!.
Con tu pasito retozón, con tu placer por el buen vino y un gran libro.Con tus zapatos bien boleados, con tu camisa, calcetines y corbata combinadas, con tus ideas firmes en mente y una maleta que ha vendido de todo, que ganaste y perdiste, que emprendes y reprendes. Eso y más. Ese eres tú: mi cachito de viejo. ¡Te quiero papá!.


domingo, 29 de noviembre de 2015

Poción de amor...

"Our love will make at this very hour and never break through the darkest hour...our love will last eternaly and become our life's destiny."

Por Mireya Cerrillo.

No sé realmente si existe una pócima para hacer que alguien nos quiera. No entiendo aún si es un sentimiento que nace de repente y poco a poco como una bella planta, va creciendo y dando sus agridulces frutos. No concibo la idea de que este sentimiento de entrega, encuentro y unión de verdad nos complete, alegre y de energía para convivir, comunicar y crear. No logro discernir entre la idea de ser sujeto de afecto y cariño de alguien, entre ser objeto de deseo, caricias y requiebros, pues simplemente no comprendo aún el significado de la reciprocidad ya que en el dar, no se espera recibir, más algún equilibrio debe existir.

No sé si se trate de un brebaje que te ciegue y embriague de tal forma, que tu mente ya no interprete otra realidad más que aquella que tontamente anhelas y deseas.
No conozco la mixtura perfecta para distinguir entre lo que el corazón sienta y lo que tu mente te dicta.

Pero en el amor no se trata de razonar (dicen) sino de experimentar y vivir. (recomiendan).
Mas de algo estoy segura, con todas las letras que me llenan sé que no podría definir el amor, pues si se trata de apreciar...para mi es complicado dejarme llevar hacia lo desconocido, lo inexplorado e incluso a veces disfrazado o torcido, distorsionado y forzado.

Dudo incluso a veces de que exista, pues en tantas otras vidas al parecer, no he perecido ante él, al contrario lo he desestimado de mi ser, y quizás sea esa la lección a aprender: el bendito arte de querer.

Sé que cuento con el amor incondicional de mi papá, para quien tiernamente seré eternamente su única princesa.
Siento el afecto de mis hermanos, para quienes seré siempre la nena, la protegida y la más pequeña.

Sin embargo, y pese a mis propias dubitaciones, comienzo a entender esta nueva forma de acceder a este maravilloso ser que un ángel puso en mi camino. Más no intuyo en qué le influyo para que me quiera o deje de querer tan de repente.. O ¿por qué incluso duda de esto que sin presagiar ni pedir, llegó a mi vida y sé que siento?...Por eso ¿qué es el amor?, ¿es un capricho?, ¿es un deseo de llenar un vacío pedido por siglos? ...

Algo sí sé, si amar es sentir, por eso duele. Si amar es creer, por eso la duda. Si amar es añorar, por eso se aspire en ocasiones al olvido. Si amar es comprender lo incomprensible, por eso quizás se desee ignorar. Si amar es encuentro, de ahí la lucha constante. Si amar es crear, de ahí la autodestrucción. Si amar es entrega, de ahí el desafecto. Si el amor es unión, ¿por qué a veces la petición de alejamiento? Si amar es no juzgar, ¿por qué entonces descalificamos y opinamos sobre lo ajeno? Y si amar es vivir, entiendo perfectamente que surja el ansia de morir. Mas no de amor, simplemente porque sí.

Suponiendo que existiera ese potingue para el amor...¿lo beberías para sentir y vivir? o ¿desestimarías el cocimiento lento de un amor que, empero se percibe a veces gradual, la verdad es que ha sido tan diligente que por eso mi necio corazón de rojo no lo pinte y negro digan que mi alma lo tiñe?. . . Habrá que descubrir si es un arrebato, o la certeza de que es algo sensato. 


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Distancia con ese de Separación...



"Te miraré de costado y no dirás nada. La palabra es fuente de malos entendidos. Pero cada día, te sentarás más cerca." El Principito.

Espacio 
Diferencia
Alejamiento
Desvío
Desafecto
Exclusión
Distancia
Separación

Ya no sé qué demonios pasa conmigo...si es este maldito infortunio del destino y su falta de serotonina, o este buen tino que tuvo Cupido en este estúpido y frágil tiempo de inquietante sufrimiento.
Ojalá tuviera la capacidad de aceptar las cosas tal y como son. Así, sin querer cambiarlas, sin desear escapar, sin añorar tanto una presencia, sin evocar así la ausencia, sin alejar ni hostigar a las personas que "siento".
Más hay una frase que sabiamente dice: "No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido". Sin embargo, lo vivido a veces se siente a indiferencia, y el ruido sabe a un sano desasosiego.
Hoy, ayer, la semana, e incluso quizás también mañana... son un cúmulo de esos días en que mis catastróficos pensamientos son más fuertes que mis ínfimos deseos de atisbar el próximo alba.
Ya no temo a estos paréntesis que ponen continuamente en pausa, la vida que ya no siento ni pretenso.
Este continuo sonreír y no ser plenamente feliz. Llorar hasta agotar mis lágrimas. Y morir...más seguir respirando. Así me siento.
Estas constantes ganas de llorar que dan de repente por todo y por nada, de querer estar solo y precisar de la compañía. De no querer estar con nadie, y sin embargo, necesitar de un abrazo que contenga y sujete mis débiles pies a este suelo del que poco a poco despego...y vuelo. Salta mi mente a otro tiempo, a otro mundo, a otro sitio. A mi lugar imaginario donde nada duele ni sucede, todo se puede, y encuentro todo lo que mi mente anhele.
Dicen que la palabra suicidio se escribe con "ese" de sangre, de silencio y de siempre. Yo le añadiría, que se escribe con "ese" de sal, de soga, de sola, de salida, de suave, de sentir, de seguro, de seguir, de sonata y de siesta. Y sobretodo, de ese súbito y sublime suceso de dejar a la sutil suerte, la soeza de soltar simplemente el sagaz sollozo de una última sonrisa, que sin súplica supuesta, supure al suicida y lo lleve a su último suspiro de soñar por siempre, para sosegar el secreto que se siente y para sepultar el pensamiento más siniestro. Y si acaso, sobornar al supremo con una serenata y un servicial susurro, que evite la seducción de la serenidad sepulcral que serenamente pongo en suspicaz suspenso...
¿Por cuánto tiempo? Dejémoslo a mi supuesta capacidad de supervivencia, y la inhabilidad de mi subconsciente.¿Ganará lo sensible y sencillo, o la falta de sensatez simpáticamente?...