sábado, 25 de diciembre de 2010

Próximamente: Cambios...



Por Mireya Cerrillo.


"Todos los cambios, aun los más ansiados, traen consigo cierta melancolía" Anatole France.

Me he quedado para cambiar, para ser mejor, para aceptar y para aprender…Pero los cambios duelen y aunque los deseemos con mucha fuerza, nos es inevitable sentir cierta melancolía por las cosas que se van e incertidumbre por aquellas que ahora llegan.

La Navidad ha pasado… no ha sido de manera desapercibida, pero sí de manera diferente. No hubo brindis, no hubo abrazos, no hubo ilusión ni regalos inesperados... Pero celebré porque después de todo, Navidad es la conspiración de amor que une a todos en una sola fecha. Es una parte muy especial del hogar que llevamos siempre con nosotros. Es la magia de anhelar una infancia llena de ilusión, es agradecer los regalos diarios que nos da la vida, es el destino marcado por nuestra estrella interior, es el recuerdo, es el deseo, es la fiesta, es la noche, es compartir, es dar, es recibir…La Navidad es tiempo de introspección y una vez más, de cambio:

Físicamente: porque con la continua reunión con amigos, compartimos el café y la charla que nos pone al día, y cambiamos al aumentar unos kilos de más. Decidimos cambiar nuestro look, estrenamos cosas y ropas.

Emocionalmente: cambiamos porque anhelamos con cariño un pasado lejano, los recuerdos de otras Navidades nos invaden, la memoria de los que no están más con nosotros es más viva que nunca, valorizamos el presente y tenemos esperanza y confianza en el futuro.

Espiritualmente: ahí, entre el consumismo y la religiosidad, entre lo profano y lo sacro con suerte quizás encontremos unidad, paz, recogimiento en el hogar, tal vez sea la ocasión propicia para el perdón y la reconciliación y sobre todo para la renovación de nosotros con los demás.

En todos los sentidos, mudamos lo viejo por lo nuevo. Yo, me he cortado el cabello, tal vez porque mis rizos largos ya se habían vuelto rebeldes, o tal vez la rebelde sea yo. He decidido regalar sonrisas a todos y abrazos al que los quiera recibir aunque les sea difícil pedir. He decidido creer en la magia de nosotros mismos, en nuestra capacidad de realizar milagros basados en la simpatía y la empatía por los demás. Anhelo fuertemente los abrazos de los míos, y con melancolía recuerdo a ese ser especial y maravilloso que, con su ejemplo, me enseñó a compartir y a dar amor. En la sencillez de su persona se encuentra la excelsitud de la felicidad.

A kilómetros de distancia del hogar que me enseñó otros tantos significados de la Navidad, a cantar una posada, a romper una piñata, a compartir el ponche. Lejos de los míos, de todos con los que siempre he celebrado estas fiestas de la única manera en que concibo celebrarlas. Aquí, entre mis recuerdos y mis anhelos me transporto y agradezco mi mayor regalo: su existencia.

“Cambiar: Modificar la apariencia, condición o comportamiento. Mudar o alterar su condición o aspecto físico o moral.”
Con añoranza y en el goce de la soledad: ansío, acepto y espero los cambios que vienen.

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