Por Mireya Cerrillo.
Hoy leí que no hay peor nostalgia que añorar lo que jamás sucedió, y de pronto me siento llena de añoranza. Yo como si existiera en el aire, flotando. No sé si es porque no quiero aterrizar o porque quiero emprender ya un nuevo vuelo. Pero mi talón de Aquiles es la impaciencia, y paciente debo ser hoy más que nunca.
Yo con mis agonías, yo con mis melancolías quisiera tantas cosas, quisiera…
Quisiera que el hueco de mi corazón lo llenara tu presencia.
Que las lágrimas en mi almohada se secaran con el calor de tus labios.
Que la agonía del beso que no nos dimos no carcomiera mi mente.
Pero así me siento, en constante incertidumbre y no puedo concentrarme, no puedo centrarme, ¿cómo volver a ser yo?, ¿dónde me encuentro si hace tiempo me perdí?... Somos ausencias, somos distancias…
Ya no sé qué distancia pretendo acortar: La distancia que me separa de los míos, o la que me aleja de ti. Distancia: ese intervalo de lugar y de tiempo que me agobia y atolondra. Ausencia: la falta de ti.
Tanta ausencia no cabe en esta soledad. Esta distancia que no puedo acortar.
Y en palabras de Cortázar "Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte" …
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