"La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene." Jorge Luis Borges
Por Mireya Cerrillo.
Querida Catrina,
Le escribe una joven amiga. Podría llamarla "la muerte", "la flaca", pero la verdad es que "la Catrina" me resulta más familiar y elegante.
Me resulta difícil empezar a escribirle a Ud. que ha sido tema de debate en más de una tertulia. A Ud. que se ha llevado a los más queridos. Y a Ud. que suscita muchas preguntas que uno va respondiendo cuando ya está aquí cerca de nosotros. Así que más o menos nos conocemos.
Ud. es un miedo arraigado, y para nosotros los mexicanos una fiesta que vemos con descaro. Y yo soy una suicida in ratio porque in practicum ya lo hubiera intentado. Es decir, la pienso pero no la actúo. En pocas palabras, la deseo. Sí, la anhelo más de lo que ansío a su contraparte: la vida.
Debo admitir que la he evadido un par de veces. ¿Destiempo o suerte?. Y como ya dije, la he evocado otras tantas. ¿Desganas o desesperanza?.
Sea como sea, sepa Ud. que no le tengo miedo. Ud. no me atormenta ni mucho menos. Al contrario, me parece que es Ud. el único misterio descifrable y que una vez descubierto, no podemos compartir. Honestamente, Ud. me incita constantemente.
Si bien acepto que el fin de la vida es la muerte, es una ingratitud para los que a bien tenemos de "celebrarla", que Ud. se lleve a los nuestros con todo y su alma. Porque puedo entender que se lleve su cuerpo, pero no su esencia, no los recuerdos... y eso es lo que a los que nos quedamos, nos mata.
Pero no le escribo para reclamarle. Simplemente, me pregunto si yo le llegaré como regalo o si Ud. vendrá por mí cuando deba... Si será mi decisión conocerla o será una imposición encontrarnos. Si será algo trágico y ensordecedor o sutil y suave como un beso.
Ahí radica la excelsitud del misterio. Es un enigma y entre Ud. y yo será un pacto y un secreto.
¿Sabe? yo pienso en Ud. desde que tengo al menos 12 años. Sí, desde entonces ya ansiaba conocerla, y míreme ahora, con 30 años y Ud. es la única constante en mi vida. Debería sentirse halagada. Quizá por eso me tienta, para engrandecer su ego y vanidad y nada más.
Dígame, ¿de qué se trata todo esto?. ¿Acaso un suicida es para Ud. un juego de azar?, ¿una apuesta con la vida?, ¿un siniestro o una fortuna?...
No quiero ser dura con Ud., no me mal interprete. Después de todo, gracias a Ud. descubrimos lo mucho que amamos a alguien o la mucha falta que nos hace...aunque ya sea demasiado tarde. Lo que sucede es que quisiera entender a profundidad el papel que Ud. tiene en la mente de esta alma suicida.
Por eso, y mientras lo entiendo, quisiera ofrecerle hacer un trato con Ud. Uno en el que yo respeto su espacio y Ud. respeta mi tiempo, pero la verdad no quiero apostar, y menos a mí. Sé que perdería pues no confío en mí. Es tan arriesgado vivir que Ud. representa a veces, la única salida.
Sin embargo, algo sí quisiera pedirle. Cuando le entregue mi vida, (si así lo hiciera), tómela sin miramiento. No me regrese. Créame, la respeto tanto que por eso no la tiento. No quiero jugar con Ud. De verdad deseo que al encontrarnos Ud. me de un frío beso de bienvenida y nada más... Nada más.
No pretendo asumir que a Ud. le importará respetar este sencillo acuerdo, pero sé que dado nuestro historial y el respeto que Ud. muestra a quienes tienen a bien escribirle, quizá me otorgue lo que aquí le he solicitado.
De antemano Gracias y ayúdeme a entender por qué es que habemos tanto suicida por ahí deseoso de conocerla y Ud. llevándose a quien no debe...