Por Mireya Cerrillo.
Hace algunos años emprendí un viaje que me llevó a aprender la palabra: "nostalgia". En un principio la entendí como la añoranza por la distancia, por mi país y los míos. Hoy la vivo como la melancolía de los que se quedaron lejos pero que llevo conmigo siempre: por los amigos que se volvieron familia, los lugares que son recuerdos y los amores que se convirtieron en ayeres...
"La nostalgia no es lo que era..." Y la aflicción del amor primero tampoco: ¿Cómo te recuerdo ahora después de haberte querido tanto?... ¿Cómo te saludo después de tantos días de ausencia?... ¿Qué te digo hoy, cuando ya te dije: te quiero?... ¿Cómo es tu cuerpo después de haber desnudado tu mente?... ¿Y por qué me buscas ahora, y resuenas en mí?...
Todos tenemos ese amor secreto, intenso, y breve... que nos hará preguntarnos mil y una veces: ¿qué hubiera pasado si todo hubiera sido diferente...?
La respuesta es simple: no escribiría estas lineas y no sentiría las huellas de ese amor primero.
¿Sabes? He amado un par de veces más después de ti. A cada uno en su especial momento y con todo este corazón que late con fuerza y con miedo. ¿Qué tienen en común Uds. tres?: Todos lejanos, todos ausentes. Me han dicho te quiero. Me han dicho te extraño... y se extinguieron de repente. Ninguno cree en el amor. Los tres se sienten decepcionados. Y yo he pagado las consecuencias de sus inseguridades y amores pasados y rotos. ¡Qué conveniente!
¡Y cuánto les he querido! ¡Y de qué manera me he entregado! Quizá por eso llevo un vacío en el pecho. De tantos quereres no correspondidos. Cargo un beso con sabor a silencio. Y un abrazo hueco y desocupado.
Los recuerdo en una ciudad para cada uno, tan diferentes y tan iguales. Con una tregua que evoca algarabías de nosotros, y tristezas aún plenas de escombros.
Escribía el poeta Fernando Celada: "Ausencia quiere decir olvido, decir tinieblas, decir jamás... Ausencia quiere decir nublado, pues no hay peor infierno que haberse amado..."
Gracias porque les debo lo que soy en el amor. Antepasados a mis ilusiones rotas y sonrisas huídas.
Son recuerdos en el viento...la dicha no conseguida... y el sin sentido a esa sed que por Uds. ardía.
¿En dónde yacen mis profundos anhelos? En la incredulidad de que nos encontramos sin verdaderamente hallarnos.
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