"Pintar el amor ciego es una sinrazón de los poetas;
es preciso quitarle la venda y devolverle
para siempre la alegría de sus ojos" Blaise Pascal.
Por Mireya Cerrillo.
Me
quito la venda
que
cega este amor.
Para
verte sin tregua,
para
usar la razón.
Pierdo
la ilusión y las ganas.
Ya
no más.
¡Qué
desgracia y que torpeza!
Añorar
una lejana ausencia.
Ya
no quiero imaginar,
ni
crear mundos en mi cabeza.
Si
todo es virtual…
mejor
dejarlo así en la incerteza.
Y
es que yo ya lo sabía,
y
quizás hasta lo esperaba.
Quererte
así en teoría,
era
algo que me gustaba.
Lo
que nos falta es la práctica,
y
para eso no hay escuela ni ciencia.
Esta
es empírica,
y
no tiene ninguna clemencia.
Ya no quiero ni escribir.
Ya no sé cómo vivir.
¿Cómo renacer?
¿Cómo entender?
Lo mejor es dejarte ir.
Dejarte ser.
Para que yo vuelva a latir,
y me pueda reconocer.
Quizás me lo invento.
Mas contigo, todo es traducción de silencios.
Duele
el peso de la distancia.
Crece
la desconfianza.
Esto
es Cupido y su mal tino.
Es
mi culpa por creer en cuentos,
y
tuya por escribirlos eternos.
No hay suerte ni destino.
No hay suerte ni destino.
Quizás
llore dos días o tres.
¿nos
volveremos a ver?
No
lo sé, ya no quiero saber.
Pues
hoy, sólo quiero desaparecer.
Tal
vez exagero, ¡qué importa!
Esto
es sólo un juego.
El
amor es mitología e historia,
es
para los ciegos.
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