Por Mireya Cerrillo.
De
pronto todo a mí alrededor es una nueva poesía.
Es
Noviembre de soñadas coincidencias, promesas y pasiones que brotan.
De
otoño, de lluvias y tristes melodías,
de
colores naranjas y mis labios que te añoran.
Un
mes más de pretender y desearte,
de
conocerte y vivir tus cambios de ánimo.
De
saberte aquí dentro aunque estés distante,
de
querer ser ave para susurrarte en silencio.
La
estación que antecede al invierno
con
este frío que quema.
Dos
cuerpos que se anhelan,
y
que se quieren en un beso tierno, casi eterno.
Paciencia
nos pide el tiempo
pues
esta distancia será nada,
cuando
decidamos ser y darnos todo,
cuando
nos delate el amor en una mirada.
Ilusión
que crece y escuece,
resistencia
a esta sentida ausencia.
Otra
vez aquí sin ti amanece,
y
en tu noche me muestras insistencia.
Noviembre
sin ti, de querer ser contigo.
Somos
un montón de sentimientos.
Ni
tenerte ni olvidarte consigo,
es
un miedo que altera y no consiento.
Una
duda y una deuda:
nos
debemos la posibilidad de ser.
Mi
cabeza testaruda que se adueña,
y
que se aferra a arder, a no perecer.
Un
amor viajero y errante,
pronto
será ese ansiado reencuentro:
flamante
y vibrante,
¡Mejor
no pienso! que me desconcentro.
Será
quizás enero, habrá nieve aún en el suelo.
La
estación que me invite a cobijarte,
a
juntos alcanzar el cielo,
para
tremar y hacer del amor un instante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario