Por Mireya Cerrillo.
Aprendo
cada día a amarte como me pides:
sin
condiciones ni limites,
Toda
yo me rindo a este tormento
a
aceptarte así, sin juramentos.
Te
veo realmente tal y como eres.
Valoro
tu luz y tu lado oscuro.
Somos
estos dos seres
distanciados
y en constante apuro.
Me
dejo guiar por ti sin miramientos.
Sin
miedo y de manera libre.
No
hay restricción a lo que por ti siento.
¡Qué
osadía dejar que todo esto vibre!
No
hay requisitos a mis sentimientos.
No
hay dudas ni cuestionamientos.
Este
amor no juzga, sólo sueña.
Se
inquieta e impaciente te espera.
Incondicionalmente,
no reniega.
En
la confianza está la entrega.
No
hay presión a este aprecio.
Sólo
lo que te profeso en estos versos.
Mi
corazón está dispuesto
a
quererte sin horario ni medida.
Es
el más honesto de los gestos,
así
te da la bienvenida.
Te
quiero más allá de las fronteras.
Quiero
amarte sin resistencia.
Mi
pecho es tu hoguera
que
combustiona ante tu ausencia.
Esto
es lo que ofrezco:
un
corazón hambriento y travieso.
Así
te quiero: único y atento.
Tú
constante en mis pensamientos.
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