Por Mireya Cerrillo.
Al parecer he
perdido eso que los griegos llaman “kefi”…
Se podría traducir como la pasión, la alegría, el ánimo, el entusiasmo o el frenesí
por vivir.
En realidad creo
que lo perdí hace tiempo. No sabría decir con exactitud la razón por la cual me
siento así. Quizás fue volver a una realidad que ya no siento mía, o el sentimiento
de soledad que me acompaña desde entonces, o el sentirme incomprendida o
simplemente fue este “impasse” en mi vida en el que todo se encuentra en punto
muerto, estancado y sin progreso. Quizás incluso podría culpar a mi
incredulidad.
Trato de
recordar cuándo fue la última vez que sentí mi kefi vibrar en mí. Casi estoy segura que fue cuando realicé un
viaje largo. Cuando me perdí para encontrarme. Cuando conocí gente nueva y
diferente. Cuando vivía sin planear mucho las cosas y me dejaba sorprender por
el día a día.
Eso es lo que me
gusta y entusiasma: viajar. A partir de ahora el mundo será mi hogar. Seguiré descubriendo nuevos lugares, personas,
olores, sabores, sensaciones, texturas…
Después de todo, vivir el kefi se trata de encontrar alegría en los lugares más inesperados. Viajando
viví mi kefi.
Es momento de
emprender el vuelo…
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