Por Mireya Cerrillo.
Ojalá te rompan el corazón mil
veces como me lo has roto tú.
Ojalá te ilusionen tantas veces
como me has hecho tú.
Pero es que ni una efímera ilusión
mereces pues no eres siempre quien dices ser.
¿Qué he hecho yo sino quererte siempre
y estar ahí para ti ciegamente?
¡Qué tonta he sido! Por creerme
algo que no tiene inicios más que cierres.
Pero en realidad si lo pienso, no
te deseo ningún mal, y es que te amo tanto que sólo te deseo amor en libertad.
Deseo te amen así aferrándose a ti
tan tontamente. Creyéndote y serte sin realmente pertenecerte.
Deseo te quieran así tal cual eres,
con tus días y tus noches, con todos tus colores así como te quiero yo.
Pero lo que más te deseo es que te
quieran vivo y hasta la muerte. Pues aunque parece imposible merecerte, más
absurdo es odiarte sin el deseo quimérico de que pudimos ser uno en lugar de
dos.
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