Por Mireya Cerrillo.
Cuando el corazón me deje de latir en el último suspiro de
un amor desesperado.
Cuando la luz de tu mirada en la mía me haga saberme tuya.
Cuando el olvido y la soledad me lleven a otros rincones del
mágico infinito.
Cuando el cansancio de la monotonía me lleven al fatídico
suicidio de lo cotidiano.
Cuando tu respiración ahogue mis deseos más íntimos.
Cuando el reencuentro postergado apague las dudas de tus
sentimientos.
Cuando la búsqueda constante me encuentre en medio de una
soledad compartida.
Cuando mis alas emprendan el inalcanzable vuelo sin regreso.
Cuando tu sonrisa mitigue el dolor de esta profunda herida.
Cuando la vida me regale días de muerte.
Cuando la muerte me haga añorar la vida.
Cuando el viaje a la luna sea más que un sueño.
Cuando el canto del cenzontle me recuerde mis raíces.
Y cuando tus brazos me digan todo lo que tus palabras
callan.
Entonces sabrás cuánto te amo. Cuando el tiempo nos regale
otros días.
Cuando la distancia sea sólo un pretexto para
reencontrarnos.
Cuando caminar contigo sea la realidad anhelada.
Entonces dejaré de preguntarme hasta cuándo.
Pues cuando aceptes mi vida como tuya, no habrá adverbio de
tiempo más hermoso que el presente de volverte a ver.
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