sábado, 14 de febrero de 2015

La carta que no te envíe...


"Una carta de amor no es un naipe de amor. Sino un informe de la ausencia" Mario Benedetti.

Por Mireya Cerrillo.

Parece ser la entrada de un día más, un día de tantos. Pero la verdad es que hoy es uno de esos días en que te tengo entre mi piel y mi alma, una fecha señalada para destrozarme a ratos, hacerme daño con tu rechazo, y palpitando en mi corazón con mil recuerdos que quisiera a veces ya haber olvidado.
Eres una cicatriz, quizás la primera de muchas. Te pienso y aunque quisiera que ya no me doliera, sólo sé que me lastima y me quema. Te recuerdo y es como echarle sal a la herida. Pero de golpes está llena la vida y también de caricias lejanas, cosas que pulsan en mi ser, me cuestionan y desganan.
La verdad, no me arrepiento de nada, ni de esta pena ni de los días de corta euforia.
Pero me dejé llevar por mis impulsos disparatados, esos que me acercaron a tí por un rato, y que me arrebataron todo de tí sin mayor tacto.
Eres un ser ingrato, fuiste despiadado. Entiendo que es la soledad la que te tiene quebrantado...y yo, yo sólo quería que sintieras que mi cariño por tí es verdadero.
Supongo que todo ya está escrito aunque sigas inspirando mis tristes letras. Creo habértelo contado todo, quizás demasiado. Era muy pronto para confiarte mi vulnerabilidad e ilusionada ansiedad. No debí dejarme llevar por  nuestra futil fragilidad compartida.
Quizás te faltó creerme lo que de corazón sentía y sigo sintiendo: no quiero hacerte daño, simplemente te quiero, y olvidarte del todo no puedo.
Recuerdo haberte dado las gracias que recibiste con actitudes reacias. Jamás me creíste una palabra, todo me cuestionabas, todo era falso...Todo menos el abrazo no dado. Todo menos los besos que no me robaste. Todo era un engaño y un teatro para concluir en esta nefasta afonía cuando aún me sobran palabras que quisiera escucharas. Fuiste mi cómplice y confidente por un soplo de tiempo que hoy llamo recuerdos.
¿Qué es la amistad? No lo entiendo. ¿Qué es el amor? No intentaré más comprenderlo.
Me faltó valor para decirte que realmente te amo. Quisiera no hacerlo pero así es.
Me falta coraje para hacerte entender cuánto te extraño, tus charlas, regaños, y conclusiones enredadas. 
Quisiera echarte al olvido pero estás constante en mi mente. Me faltará tiempo para terminar de comprender lo único y complicado que eres. Y aún así, te acepto y por nada te cambio.
Te hice saber que eres lo mejor que me había pasado. Que para mí eres un ser extraordinario y sin embargo, buscas la verdad en otros labios, y el falso amor en distintos brazos. 
Te expliqué que mis intenciones son buenas más tú sólo dudas, no me crees, y me alejas. ¿Acaso merezco todo esto?
Te dije que accedía a tus términos, pero nunca permitiste escuchar mis quiméricos deseos. ¡Qué locura! ¡Qué insensatez! ¡Qué estupidez! Pedirte un poco de lo mucho que yo te daba. ¡Con lo escazo de tí me conformaba! ¡Pobre ilusa!.
¿Qué me faltó decirte? ¿Qué debí haber callado? Hoy más que nunca busco respuestas que no encuentro y entonces suspiro, sollozo, te añoro y ya no puedo luchar contra esto que siento. Lloro en un ahogo que se convierte en el deshaogo de esta asfixia y congoja.
¿Qué hago? A veces quisiera ver en tí ese monstruo desalmado que te haz creído y creado. Quisiera odiarte pero no puedo dejar de amarte, pensarte, extrañarte, anhelarte.
Quizás lo único que me faltó pedirte fue concluir todo esto con una tregua. Terminar en paz y no en esta necia e inútil guerra.
Deja de leer lo que no está escrito y simplemente interpretas de acuerdo a tus delirios. Comienza a ver lo maravilloso que puede ser dejarte llevar, confiar en algo extraño una vez... quizás te puedas sorprender que no todos están ahí para herirte.
Pero ya lo entendí, la loca y trastornada soy yo por permitir que mi corazón se enamorara. Por extender el apremio, por cerrarme a otro...pero es que ese otro, no será jamás tú y ese es mi jodido problema.
¡Cuántas palabras y siento que no termino de decirte todo!... ¿Pero cuánto es todo lo que me permitirías expresarte?...
No sé. Por eso, esta es la carta que no te envíe. Las palabras que callé y hoy aquí exploto. Es aquella misiva en la que quisiera decirte adiós, pero mi ser a un hasta pronto se aferra.
Lo mejor es que de amor nadie se muere...sólo se deja de vivir a ratos.
Lo peor es que seguramente a tí nada de esto te importa. Tú estás lejos y debes haber continuado con tu vida y simuladas conquistas.
Y yo a momentos lo logro: vivir. Pero a instantes también muero.
No me queda más por decir, o quizás sí. De momento, esto es todo.

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