Mi Abuelita y Yo: Ella con 92 y yo con 29 años.
"Su rostro marcado por las experiencias de la vida, son los recuerdos de algo que en su pasado aprendió, pues como decía la poeta francesa Simone de Beauvoir: "Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma"
Por Mireya Cerrillo.
Hoy me llené del perfume de mi abuelita de una manera peculiar...La ayudé a vestirse con su blusa nueva y elegante, a peinar su sutil cabellera y a maquillar su delicado rostro. Cuando terminé, noté que mis manos tenían su esencia y de alguna manera, parte de su historia. Sostuve mis manos contra mi nariz e inhalé el mayor tiempo posible para guardar en mi corazón y en mi alma tan dulce, suave y único aroma: a rosas, a ternura, a memoria...
A las historias que me leía de niña, al olor de su única gastronomía, al sabor dulce de sus galletas con cuya masa me dejaba jugar "ayudándola" en la cocina.A los colores que me prestaba para pintarle mil dibujos, a las manos que acompañaron las mías para hacer mis primeras letras y a esos brazos que me abrazan y llenan cada poro y cada espacio vacío, y a esos labios que me aconsejan y bromean y colman con el más enternecedor y sincero: "Te Quiero".
Mi abuelita es una una mujer llena de dicha y a veces de nostalgias, que vive y muere de amor por ese ser extraordinario que los cielos habita: Mi abuelito.
Sus ojos aún llenos de luz reflejan las vivencias que le han sido regaladas, en algunas aprendió a perdonar, en otras a escuchar y sobre todo, a mirar a toda su familia con bondad, protección y amor. Mi abuelita tiene también una sonrisa que quema el mal humor y las tristezas, pues es esa expresión la que más me gusta de ella. La envidio y quisiera llegar a su edad con ese corazón tan fuerte, tenaz, lleno de cariño y afecto, y sobretodo sonriente y juguetón.
Sin duda alguna su alma es bella, pues sólo Veracruz es bello y su capital Xalapa, y por eso su espíritu es jarocho y su ánimo es de "la ciudad de las flores"...pues ella es una más y la que más sobresale de todas ellas.
Ella también es todo un carnaval: traviesa, con su júbilo y sus bullicios, sus algarabías y ganas de cantar, bailar y recitar poemas que aún recuerda y atesora en su memoria como un repaso de que el tiempo ha pasado por ella...a veces como un atropello, y otras como una virtud de la existencia.
Que más quisiera poder regalarle una "noche más de luna en Xalapa", sin embargo cada día me siembra legados y ofrendas, como esa frase que me repite cada día sin cesar: "Cuando pienses en verme, y sin verme pienses en mí, es que tú sabes quererme como te quiero yo a tí..." Y ante tan impactantes palabras yo sólo le regalo mi cariño y cuidado diario en esta vida en Puebla, la ciudad que decidió adoptar.
Cuando pienso en ella, conmemoro las arpas, marimbas y guitarras que tanto agradaban a mi abuelito pues le recordaban a su tierra. Y es en reconocimiento a mis abuelitos que llevo tatuados en el pecho las tradiciones del mar y las tardes lluviosas y plenas de niebla. Abuelita: escribirte una serenata quisiera, como esa de Schubert que aún recitas sin perderte una letra. Más mi regalo para ti constantemente serán mis versos, abrazos y mis besos. Y agradezco a la vida todo lo que de ti he recibido: amor incondicional, sazón sin igual, buenas maneras en mi ser y actuar, y una sonrisa para todos regalar.
¡Qué más desearía que me duraras toda mi vida entera! Más sé que tu duermes soñando y anhelando el día que a las alas de nuestro ángel puedas regresar, y lo entiendo...aunque la idea de perderte...ya me duela...
Más me quedo siempre con la hermosura que guardas en toda tu persona: resumida en la sencillez de tu nombre y apellido: Gloria Bello. "Mi preciosa beatitud". Mi abuelita en sus años de senectud. A ella mi eterna gratitud.
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