"A veces sin embargo siento que son muchas mariposas para mi estómago"
Por Mireya Cerrillo.
Los días de silencio en mi escribir son como días sin comer para el hambriento. Y es que los pensamientos y sentimientos que aquí pretendo describir son tan propios como ajenos, pues en silencio son vividos por mi; y en voz alta son compartidos con quien guste leerme y de pronto se sienta identificado.
Un pensamiento es una reflexión de un momento pasado o por suceder.
Un sentimiento es la impresión de una emoción que ya ha sucedido.
El primero nos lleva a meditar y el segundo a apreciar.
Cuando me quedo en el mutismo de mis pensamientos que buscan explotar en mí, entiendo que son sólo mis inquietudes que quieren emanar y quedar impresas en un triste o alegre redactar.
La reciente afonía de mis escritos se debe al ruido atroz de mis pensamientos que hoy busco acallar en este breve componer de ideas y sensaciones, llegando a concluir que:
El silencio más impetuoso has sido tú: que vas y vienes, apareces y desapareces y a mi alma compones y descompones a tu salud.
El ruido más ecuánime eres tú: que estás aquí, que no te vas, que permaneces, que aunque temes, a toda mí intentas enmendar.
En algo coinciden: ambos creen en mi en su muy peculiar forma de ser, a los dos los quiero a sobremanera y me hacen desesperar por esta dudosa espera, y aunque trabajo me cueste aceptar: ambos quieren lo mejor de y para mí pese a que yo no siempre lo crea o quiera...o simplemente entienda.
Así, vivo y muero entre la tregua de nuestras pausas que dan descanso e inquietud a mi plenitud... Y la insistencia de tu premura y presteza que me llenan de incertezas y me enseñan sobre la paciencia como una ciencia.
¿Qué elijo?... Hoy, lo que tengo aquí y ahora aunque mi única decisión siempre has sido tú y sólo tú. Más me doy la oportunidad de experimentar lo que tú me pides que viva y lo que tú me exiges que aprenda.
Me trastornan, pues no estoy segura de saber lo qué es amar, ya que a uno le debo un afecto y cuidado correspondido muy a su manera sólo por permitirme a su vida entrar y en mi confiar, y al otro un aprecio que merece toda retribución por el más mínimo detalle en su atención. Los dos me han dejado huella en mi cerrada razón y en mi hermético corazón.
A los dos les agradezco porque en sus distintivas formas de amar, de decir te quiero, de expresar un te extraño, de dedicar una canción, de hablarme o escribirme...En su búsqueda de mi, me voy encontrando YO.
Me dejo querer simplemente porque soy un ser amable (digno de ser amado), porque lejos o cerca me hacen sentir como princesa: una de un reino muy lejano con un soberano a veces inalcanzable, y otro que es capaz de construirme mi castillo con sus manos si es preciso.
No son príncipes ni sapos...sólo excepcionales seres humanos que se cruzaron en mi andar para librar batallas conmigo o por mi. Para salvar de las penas compartidas a estas almas en soledad, y sobretodo para enseñarme con su presencia y la magia de su esencia el magnífico arte de amar.
Firma: Una Princesa confundida mas con la firme convicción de llevar lo que siente a la acción. Pues eso dicen... no es pensar ni sentir, se llama VIVIR.
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