"Después de tanto caminar sola aprendí que hay una sola religión: el amor. Una sola raza: la humanidad. Y un solo lenguaje: el del corazón."
Por Mireya Cerrillo.
No entiendo por qué si hay amor las cosas entre tú y yo no funcionan a plenitud. Pero el amor no es suficiente. También se requieren ganas. Muchas. Y también: entrega y dedicación. Y quizá ahí hemos fallado. (y me incluyo no porque sienta que no he dado todo, sino porque una relación es de dos y quizá también tuve mis faltas).
Quisiera no recurrir a mis escritos en este constante estado de melancolía. Pero cuando es así, resulta terapéutico. Y con estos tequilas de más, incluso catártico. Porque hay cosas que no cambian aunque las queramos evitar...
Supongo que lo que quiero decir hoy, es que a partir de ahora quisiera tomar las riendas de mi vida sin miedo y sin más preámbulo.
No culparé a mis padres por las cosas que hicieron o dejaron de hacer que me hayan hecho daño. Lo hecho hecho está y no va a cambiar. Quiero pensar que a pesar de todo, hicieron lo mejor que pudieron.
No responsabilizaré a mis hermanos de mi relación con ellos o sus esposas o mis sobrinos. Finalmente, cada quien actúa pensando lo que es mejor en ese momento. Y ellos actúan protegiendo a la nueva familia que han construido.
A ti, que me regalaste estos meses de diversas emociones...no me queda más que agradecerte por todo lo vivido y compartido. Ya no buscaré culpables, ni motivos, ni razones y mucho menos esa ayuda que no llegó...
Aunque algo dentro de mí me diga que quizá no es el final de esta historia sino un breve hasta luego. Recapitulo y pienso en la breve historia de mis días y me doy cuenta de que siempre he estado sola. Y quizá sea mejor retomar mi vida en ese camino. En ese que tú llamas: "antes del 12 de Septiembre".
Duele sabes, pero a veces para llegar a donde deseas, a ese lugar indicado, es necesario caminar sola. Sólo desearía que me hubieras regalado, tal y como te pedí, 7 semanas de tranquilidad emocional ahora que es lo único que necesito. He estado lista hace tiempo, incluso acostumbrada.
Lo difícil fue habituarme a tí: a tomar de tu mano, abrazarte, compartir nuestros miedos y sueños, a idealizar un futuro juntos, a ser yo contigo. Y sin embargo lo hice. Me familiaricé a tus modos y formas, a tu aroma y carácter, a tu manera de decir no y dejar entrever un sí. A tu terquedad y cerrazón y a tu manera de amarme. A todo de ti, y nada cambiaría.
Y si bien fue hermoso sentirme a ratos acompañada, no has estado realmente conmigo, sino con la idea de mi o de nosotros. O quizá ese es el problema, que te tuve a ratos, a complacencia. Cuando yo quería tenerte sin descansos. Y eso me frustra, que si bien me amabas, no me amabas con todo lo que tú eres.
Pero ya da igual... esta vez no hay reproches, al menos no de mi parte. Lágrimas las habrá porque estoy enfadada conmigo, por permitir llegar a esto de esta manera.Y por sentir que todo lo que soy no es suficiente para vivir un amor en su totalidad.
Pero lo que aún hay por ti es un profundo amor y cariño que ahora no se dónde poner más que en mi misma.
He sido una profunda convencida de que una relación existe para crecer y aprender, y me lastima la idea de que te vayas con el sentimiento de vacío, de que no te aporté nada y que todo ha sido una perdida de tiempo. Para mí no ha sido así. Yo sí crecí como persona y como mujer, pues antes de ti tenía miedo a entregarme, y ahora que lo he hecho, me dí cuenta de que puedo.
Y aunque no podré conmigo así, pues me siento al borde del abismo, algo me convence de que puede ser lo mejor para los dos, con todo el dolor de mi corazón y mi alma, me toca ser yo, sola, esa mujer fuerte, independiente, poeta, soñadora y suicida que se comía el mundo de un bocado y que si bien se sentía al borde del precipicio, saltaba de felicidad...y no de tristeza.
Hasta pronto.