"con el mar fluyo...y con el fuego me renuevo..."
Por Mireya Cerrillo.
La noche o el día más largo, según el hemisferio en que te
encuentres, ha sucedido… El solsticio de verano, o la noche de las brujas, la noche del fuego y
de la magia. Todo es posible si crees… ya que hoy hasta el más incrédulo se ha vuelto supersticioso.
Rituales para este día abundan, pues es el mejor momento para dejar ir lo que no queremos, para
asustar a los malos espíritus y para recibir protección y buena suerte. De hecho, los celtas creían que en este día el Sol se hallaba en su máximo esplendor para mostrar todo su poder a los hombres. Y quizá sea cierto...
Me ha tocado vivir esta fiesta en diferentes partes, más no había experimentado aún la magia.
En
Barcelona por ejemplo, se acostumbra escribir para quemar en una fogata todos
los deseos de cosas que ya no quieres.
En Porto, te dan un golpecito con un martillo inflable en la
cabeza para desearte buena suerte en el amor, pues después de todo, el amor
te golpea de repente.
En ambos casos hay fuegos artificiales, hogueras y por
supuesto comida. ¡Muy buena comida!
La finalidad del solsticio es purificar y limpiar, dar
fuerza al Sol, recibir luz. Y que haya música, algarabía y fiesta para
celebrar, conectar con la tierra y en el caso de Barcelona y Porto también con el mar.
Si bien no soy fanática de los petardos, me gusta aprender y
adoptar tradiciones, más cuando las he vivido. Este año no fue la excepción, quizá no hubo bacalao ni vino de Porto, ni cava ni tarta de Cataluña. Pero algo sí tuve: acceso a misterios y el rocío de una noche llena de magia que creo supe aprovechar.
Temo haberlo soñado, que no haya sido realidad, que todo haya sucedido en un universo paralelo una noche de San Juan...
Temo que si lo digo en voz alta o explique de qué se trata, se acabe el aojo y vuelva el enojo...
Temo que el embrujo que los sedujo... ¡pum!.
Pero fue real... Después de más de 25 años vi convivir a mis padres sin que hubiera una pelea o un reproche de por medio. Los vi mirarse quizá con un poco de nostalgia, incluso con respeto.
Compartí la mesa sólo con ellos... y fui la más dichosa de así tenerlos. Sólo para mí y por eso lo escribí.
¿Cuál fue el hechizo? El sortilegio de lo eterno.
La magia: el amor.
El ritual: la aceptación y la paciencia.
El amuleto: los bellos recuerdos.
La bendición: el perdón y tenerlos bajo el mismo techo.
El conjuro: evocar un pasado en común e invocar un futuro juntos.
El encantamiento: una incrédula princesa que vio el sueño imposible de la infancia hecho realidad una noche de San Juan.
Y por eso, a la bruja que lo hizo posible... de corazón le agradezco. Más la magia es efímera y el solsticio ha terminado, el fuego se apaga y hemos vuelto a la rutina de ser... o creernos ajenos y extraños.
1 comentario:
Gracias a ti viví momentos de alegría y felicidad insospechados. .te amo princesa
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