"Puedes decir con certeza que lo amado es siempre bello, pues del amor el destello a todo infunde belleza; añade que la hermosura vale mucho, mas no tanto como el ingenio; el encanto más preciso y que más dura". Charles Perrault.
Por Mireya Cerrillo.
Es bien sabido por aquellos que me conocen que soy una persona indecisa la mayor parte del tiempo, y con dudas constantes sobre el orden de las cosas.
¿Por qué? ¿Para qué? Son preguntas que me hago en busca de respuestas que no siempre encuentro.
Cuando me absorbe el absurdo cotidiano, cuando la vida se vuelve contradictoria, cuando las promesas se quedan incumplidas, sólo queda lo firme de mis incertezas.
Cuando la duda me atrapa, cuando el sosiego de tus besos me confunde, cuando la tristeza empaña mis ventanas, cuando todo es gris e irresoluble, sólo una cosa me queda.
Cuando el titubeo me cimbra, cuando tu vacilación me condena, cuando el frío es inmutable en verano, cuando lo habitual de pronto se vuelve especial, ahí te encuentro.
Entre la niebla que me ciega, entre la lluvia que me detiene, entre la multitud de la gente…me pierdo y tú a la vida me devuelves.
Presa de mis depresiones, de mis propios fantasmas y demonios, me hundo en mis cuestiones y tú un sentido nuevo me repones.
Estás conmigo, me proteges, sin embargo al amor te opones. ¿Qué propones? ¿No quererte? ¿No anhelarte? ¿De ti alejarme?
Temor es lo que sientes mientras la incertidumbre de tu falsa indiferencia me mata.
No es que quieras lastimarme, es que simplemente me dueles porque dentro de mí te llevo, te siento.
¿Qué hago con este corazón solitario? ¿A quién entrego este amor abandonado?
Sufrir por amor es una idiotez, pero más lo es gozar esta pena que me provocas llena de insensatez.
Lo entiendo de una vez: el amor vive en el corazón de los valientes, y a ti y a mi nos llena la indecisión de los cobardes.
Todavía me lo pregunto, ¿el amor es verdadero o es sólo un cuento? La soledad que siento es lo único certero.
Sin embargo, aquí estoy esperándote segura de todas mis incertidumbres reafirmando que tú eres mi única certeza.
¿Por qué? ¿Para qué? Son preguntas que me hago en busca de respuestas que no siempre encuentro.
Cuando me absorbe el absurdo cotidiano, cuando la vida se vuelve contradictoria, cuando las promesas se quedan incumplidas, sólo queda lo firme de mis incertezas.
Cuando la duda me atrapa, cuando el sosiego de tus besos me confunde, cuando la tristeza empaña mis ventanas, cuando todo es gris e irresoluble, sólo una cosa me queda.
Cuando el titubeo me cimbra, cuando tu vacilación me condena, cuando el frío es inmutable en verano, cuando lo habitual de pronto se vuelve especial, ahí te encuentro.
Entre la niebla que me ciega, entre la lluvia que me detiene, entre la multitud de la gente…me pierdo y tú a la vida me devuelves.
Presa de mis depresiones, de mis propios fantasmas y demonios, me hundo en mis cuestiones y tú un sentido nuevo me repones.
Estás conmigo, me proteges, sin embargo al amor te opones. ¿Qué propones? ¿No quererte? ¿No anhelarte? ¿De ti alejarme?
Temor es lo que sientes mientras la incertidumbre de tu falsa indiferencia me mata.
No es que quieras lastimarme, es que simplemente me dueles porque dentro de mí te llevo, te siento.
¿Qué hago con este corazón solitario? ¿A quién entrego este amor abandonado?
Sufrir por amor es una idiotez, pero más lo es gozar esta pena que me provocas llena de insensatez.
Lo entiendo de una vez: el amor vive en el corazón de los valientes, y a ti y a mi nos llena la indecisión de los cobardes.
Todavía me lo pregunto, ¿el amor es verdadero o es sólo un cuento? La soledad que siento es lo único certero.
Sin embargo, aquí estoy esperándote segura de todas mis incertidumbres reafirmando que tú eres mi única certeza.
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