"No hay cantidad suficiente de fuerza de voluntad que pueda superar la bioquímica"
Por Mireya Cerrillo.
Estoy instalada en la ciudad sin
rumbo, en una vida sin ilusiones y en una sociedad mata sueños.
En búsqueda de la felicidad en la
psicología y la psiquiatría, sin nada que me apasione ni un algo que me haga
vibrar. ¿Qué será?
La muerte me sigue pareciendo
fascinante y la vida por el contrario me parece carente de sentido. Se dice que
no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Se dice también que lo tengo
todo y sin embargo me siento vacía. ¿Por qué?
¿En qué momento “la vida que tenía
por delante” se convirtió en este constante sentimiento de vacío? Va más allá
de una decisión. Es un estilo de vida no elegido. La suma de todas las mentiras
compradas durante mi vida.
Prozac: el antidepresivo más
recetado, la pastilla de la felicidad. Mi aliado en tiempos de tormenta cuando
la genética de la felicidad está jodida. Y yo me pregunto constantemente si el
sentimiento de vacío es física o química.
Sea como sea: desilusión,
desencanto, desengaño, desesperanza… a ratos me siento mejor y trato de vivir
sin la fluoxetina. Pero es imposible vencer los estragos de la bioquímica ausente
en mi cerebro.
Mi mente lo controla todo y es
realmente poderosa. No se puede silenciar algo cuando el ruido interior es más
fuerte.
No hay motivos para este fuerte sentimiento sin sentido, sólo una lista de sin razones llenas de significado.
No hay nada que disfrace mi sonrisa, que acalle mi mente o que cambie mi bioquímica. No hay ilusiones renovadas pues todo son falsas esperanzas.
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