"El que se va se lleva su
memoria, su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós y nunca".
Rosario
Castellanos.
Por Mireya Cerrillo.
Alma andariega que transitando el
mundo vas, no conoces lugares permanentes, no sabes lo que es amar de verdad.
Trotamundos y poeta, viajero frecuente que solitario quedas a merced de tu veleta.
En tu maleta sólo recuerdos, en tu pasaporte tantos sellos y un nudo en tu voz.
Peregrino que te vas y buscas volver, y que regresas sólo para partir. Deja de huír, déjaselo al tiempo. Disfruta tu momento, es tiempo de reír.
Ahí en el andén esperas el tren de la vida, pues sentado vas en el vagón de la melancolía.
Ahí en el andén esperas el tren de la vida, pues sentado vas en el vagón de la melancolía.
Corazón bohemio y afligido, desarraigado en un suspiro. ¡Cuántas vidas suicidas, cuántas muertes vividas!
No importa cuánto te cambies de un sitio a otro, quien permanece es tu compañero de viaje: tú.
Eres tu tierra, tantos sitios y lugares que han cambiado tu historia, que te han llenado de eternos palpitares.
Eres tantas cosas y te preguntas de dónde eres. Eres los caminos recorridos, los lugares del desamor, el sitio donde eres tú mismo.
En la sala ya nadie espera. No hay hora de llegada para tu regreso. Eres ausencia que permaneces en los besos, los abrazos, las poesías escritas y los sabores que te quiebran.
Eres ave de paso, aromas en tu memoria. Ansías una caricia, alguien con quien compartir el ocaso.
Vas labrando tu destino a costa de tí. Y sin embargo permaneces pues no puedes rehuir a quien eres.
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