"Nombrar llamas de Amor es desvarío:
su fuego es el ardiente y vivo intento,
sus alas son mi altivo pensamiento
y la esperanza vana en que me fío"
Gaspar Gil Polo.
Por Mireya Cerrillo.
No poseo como en
antaño
una máquina de
escribir.
Pero puedo
plasmar de mi corazón el empaño
en este
dispositivo que me permite decir.
Todo mi ingenio
y creatividad,
y estas ganas de
amar y de expresar.
Todo este querer
y este fuerte sentir:
existen en mi
herramienta para crear.
Tu amor que
tanto he de padecer y de vivir.
¿Cuántas
lágrimas más por un rato de placer?.
Si vale mil
tormentos, si más me has de herir…
Los viviré si así
has de darme finalmente tu querer.
Si en acordarme
de amarte, de odiarte me olvidara.
Si así con todo
mi ser pagarte no me alcanza,
aguardaré con
paciencia y con tristeza.
¡Pues tú me
importas tanto!
Que no me
importan estas lágrimas ni el llanto.
Hoy sé que el
amor es una farsa de los poetas.
Es un cuento para
unos cuantos.
El desvelo de
locos e inspiración de almas inquietas.
Tan dulce como
agrío. Enfermizo y sano. Servicial y ufano.
Escribir se ha
vuelto algo mecánico en mí,
referirme siempre
al amor y al desamor.
Aquello tan delicado
y tan vil
que ha perdido su fresco aroma y su candor.
Mas con el alma
atormentada
siento aún tus flamas
que me abrasan.
Poco a poco me
consumen y me afliges.
Así me amas. Así
a mi corazón infringes.
Presumo de
estar viva con todo este quebranto.
Condenada a tu
silencio y la distancia.
No importa el lamento,
también de alegría y aflicción canto.
No importa tu
destierro, aún siento tu fragancia.
Así te imploro
vida mía:
que leas estas
rimas.
Que recuerdes nuestras
misivas.
Que nos ahorres
la inquietud y la agonía.
Sólo hay
libertad entre nosotros,
un corazón
cautivo y la belleza de tu rostro.
Sólo hay
palabras y letras,
tu recuerdo que
mi alma perpetra.
Injurio con mi
literatura
tus cadenas y esta
pasión que por ti siento.
No puedo con tus
llamas y friura,
Me consumes. No
mereces más mi lamento.
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