viernes, 4 de abril de 2014

Luz y Sombras de Amor...

"Nuestros ojos intercambiaron su luz,
y nuestras almas se llenaron de asombro y ausencia.
Se extingue el amor en el olvido, y con la pasión que se apaga"

Por Mireya Cerrillo.

¿Acaso es que nos acercamos demasiado
y por eso hoy nos separamos?
¿Por recelo a enamorarnos?
¿O por el miedo a incendiarnos?

¿De qué se muere uno primero:
de ardor o desamor?
No sé…pero con éste apasionado sol,
sin duda se derrite mi corazón.

Lo que sé con certeza
es que con amor es mejor vivir.
Se acaba de la soledad su crudeza,
y profundo todo se hace sentir.

Se detiene el mundo, no hay tiempo para los segundos.
Es entregar tus miedos y confesiones a la luna.
El universo se vuelve un delirio y un sueño.
No hay ausencia ni distancia. Solo una luna desvelada.

Velaba un amor nocturno que no podía dormir.
Un amor que se perdió un día de mala fortuna.
Que despertó desconsolado sin ti,
tras una fugitiva y triste huida.

Es mi culpa por quererte tanto,
por aferrarme así a tus extraños encantos.
Hoy desolada me siento fuera de lugar:
pues me falta tu mirada que me calma,
esos ojos que de noche y día me hablan y acorralan.

Somos sombras hechos de amor,
ecos del fulgor de los rayos del sol.
Tan temporal como eterno,
sólo queda este triste corazón.

Y en estas horas solitarias me pregunto:
¿qué haré con este amor que pereció?
Desesperada reconozco que no hay cielo entero
para guardar lo que hoy en mi pecho encierro.

La pena se desborda en un beso de ensueño
y entonces despierto vacía de toda esperanza.
Eres dueño de lo que veo frente al espejo:
de mí con mis continuas mudanzas.

Te deseaba tanto que te perdí en el camino.
Y como agua en un desierto,
me encontraste casi sin aliento
para aliviar mi insolación y anhelo.

Desconozco quién soy. Me hierve y quema tu flama,
eres sólo recuerdos en ésta alma trastornada.
Hoy dudo que exista el amor del que tanto hablan,
Y no sé a dónde voy con esta pasión que continuamente te aclama.

No hay sol ni luna.
No hay noche ni día.
No hay cura alguna
para evitar amarte toda la vida.

Fui testigo de algo sorprendente y perspicaz.
Fuiste la luz de mi oscuro existir.
Agradezco el sobresalto y la paz.
Mi promesa es: nada es eterno y lo vas a vivir.

Somos huellas de un imposible querer.
Deseos de un lejano ayer.
Ilusiones que no pudieron ser.
Sombras de un afligido anochecer.

Y es que todo quiero entregarte
que es difícil aceptar que más no estarás.
Sólo en éstas letras que mitigan el dolor de no verte,
y aminoran estas ganas para no extrañarte.

Mas aún queda una chispa de luz
entre las tinieblas de tu adiós.
Un te quiero que se quedó en suspiro,
imaginando cada uno que quizás pudimos ser dos.


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