"El corazón es el último órgano en rendirse, continúa latiendo, incluso cuando está separado del organismo, incluso cuando te abandona la persona amada, incluso cuando ya no quieres sufrir más, porque pierdes el control sobre él cuando está enamorado, cuando tu corazón late fuerte por otra persona ya no eres tú quien manda, manda él."
Película "Manuale d'amore".
Por Mireya Cerrillo.
Cuando te conocí
te lo advertí:
No hay manual
hecho para mí.
Te pregunté si
te atreverías
a descubrir lo
que entre nosotros latía.
Dijiste sí, e intentaste
aplicar el manual de siempre
cuando te
aclaré que yo soy diferente.
Cambió el instructivo para querernos,
pues era simplemente
para no herirnos ni temernos.
Para quererte: aprendí
a mirarte tal y como eres.
Te confesé que
a diferencia de ti, no me enamoré mil veces.
Dijiste que los
celos y experiencias son estupideces.
Sin embargo, fuiste
necio y lleno de sordeces.
Para quererme:
aprendiste a consentir mis locuras,
a acompañar nuestra soledad
y aclarar mis dudas.
Te expresé que prefería
el júbilo al exilio.
Mas insististe
en que la distancia es el peor castigo.
Pero si
decidimos volver a tenernos, debes saber lo siguiente:
No deseo poses
compradas en engañosos libros ni libretos.
Soy complicada
y con alas para descubrir el mundo entero,
impaciente y sobretodo, muy
sensible al amor que me hace aún quererte.
Para reencontrarnos
hace falta desearlo tanto
dar esos pasos
que nos tienen separados.
Para enamorarnos
hay que aceptar el desencanto,
admitir que soy
tu imposible y que tú eres mi quebranto.
No soy cobarde
para amarte, ni para decir lo siento por mis equívocos.
No preciso que
me salves ni me cambies, quererme sería lo mejor.
No me gusta
añorar el pasado. Créeme no guardo ningún rencor.
Apasionado tan perpetuo
y tan único, vives en mi recuerdo y corazón.
Quisiera aceptar
que no se vuelve a amores terminados,
pero es que lo
nuestro no se dio realmente por iniciado.
Aquí estaré,
cambiante y la misma risueña de siempre.
Esa que sólo anhela
quererte, mientras tú te aferras a retirarte.
Seguí tu manual
para quererte y agregué un sutil instructivo de mí.
Pues si algún día quieres empezar a quererme, me dejaré llevar por ti a donde tú quieras.
Y si finalmente
me dejaras amarte, verás que conmigo no hay falsas quimeras.
Más si acaso esto
fuera un adiós, quiero que sepas que como a ti, no querré otra vez así.
Me queda el brillo de tus ojos y lo aprendido al haberte conocido.
Me queda el
sonido de tu guitarra que en mí hace tremendo ruido.
Quédate con la
duda y las ganas de no haberte pertenecido.
Quédate con el
silencio de mi sonrisa, el recuerdo del olvido y el ansia de lo no vivido.
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