"Y ella lo esperaba con tal ansiedad que la sonrisa de él le devolvía el aliento"
Gabriel García Márquez.
Por Mireya Cerrillo.
Me tienes en la
agonía incesante de un beso tuyo.
Muero
lentamente por sentir tus labios envolver los míos.
Y ahí te tengo
tan cerca anhelando algo que sólo intuyo.
Tú: el más
inquebrantable de mis desvaríos.
Vivo en pena de
saberte aún vacilante.
¿Qué dudas?
¿Qué temes?
Te ruego:
¡déjame pertenecerte!
Ámame sin miedo
pues sé que de ganas también mueres.
¿Sabes?, hay un
cielo a un beso de distancia.
Un beso nada más,
dulce aflicción que me embriaga.
¡Lléname de tu
fragancia!
Pasión latente
que se enciende y en delirio se apaga.
Por un beso de
tu boca… lo que no daría.
Tus labios son
la eterna tormenta del alma mía.
Esa sonrisa
tuya que me incendia y me provoca.
¡Qué ansiedad!
¡Me estoy volviendo loca!
Por un beso
tuyo mis labios húmedos se consumen en silencio.
Besos no dados
que arrebatan mis sentidos.
Besos fríos,
besos tibios, besos errantes y perdidos.
Besos sinceros,
besos puros, besos impresos en mis latidos.
Ansia de
recorrer la comisura de tus labios.
Imaginarlo parece
el peor de los agravios.
Deseo vehemente
este de querer besarte.
Belfos necios
que guardan la esperanza de amarte.
Es la carne vedada
que no he probado.
Es el jugo
salvaje que me tienes negado.
¿A qué sabrá el
primero de tus besos?
A miel
prohibida de las mejores flores, por favor, ¡lléname de ellos!
Por un beso tendrás
el paraíso.
Curioso tú, anhelas
arrebatarme los besos míos.
Te advierto:
será dichoso.
Vivirlo con
exquisitez te dará escalofríos.
Calma esta
inquietud por agasajarme de ti.
Me rozas y lentamente
me provocas.
¡Qué agonía la pretensión
de sentirte en mí!
Tengo mis dudas
de esta anhelada fantasía.
El misterio del
sabor de tus labios.
El imposible
calor por el que rabio.
La audacia de un
beso, y yo quizás de este sueño despertaría.
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