Por Mireya Cerrillo.
Busco
inspiración en el paisaje que me envuelve. Pasa un tren, pasan dos o más de
tres y las musas me acosan en la habitación de este hotel.
Busco calmar
los demonios en mi interior, las voces en mi cabeza que me asedian y me hacen
sentir inferior.
Busco un
amor clandestino, repentino, íntimo y distinto. Casi ilusorio, mágico, irreal.
Busco tu
mirada que me da luz y pretende que me ama. Me grita, me enciende, me evade, me mata.
Busco un
techo que cobije mis locuras, un trabajo que desarrolle mis habilidades, un
lugar que me permita ser.
Busco dejar
de huir. Estar en un lugar. Permanecer. Fluir.
Busco constantemente
una razón para sonreír, existir…vivir.
Sin
embargo, de todas las cosas que busco la que más anhelo encontrar es el reflejo
de la luna en tu silueta. Esa que me envuelve de noche, me baña de luz y me
atrapa sin reproche.
Busco ser.
Pertenecerte otra vez, tantas veces hasta que nos encontremos en un beso, en
ese abrazo que te haga perderte en mi y reclamarme que a ti regrese.
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