sábado, 2 de julio de 2016

Adrenalina: cuando se ama...

"Prométeme que en otra vida haremos todo lo que en esta nos faltó hacer juntos...Pues duele tener una persona en tu corazón sin poder tenerla en tus brazos."

Por Mireya Cerrillo.

Si bien la adrenalina se refiere a la hormona que secreta nuestro cuerpo cuando se encuentra bajo estrés, también se trata de una carga emocional intensa, o mejor dicho, una descarga de emociones en un breve lapso de tiempo.
Esa sensación de estar descendiendo una montaña rusa, o caer de un paracaídas... es simplemente un subidón de sensaciones varias que nos atrapan en diversas situaciones...
A mi me pasa poco y es tan necesaria que la busco...y por eso la encuentro en actividades que no siempre son las mejores para mi, sino que al contrario me dañan física y emocionalmente. Y sin embargo, se siente bien.
Apenas entendí por qué hago todo eso. No es que busque la muerte, es que busco sentirme viva.
¡Qué contradicción! Hacerte daño para sentir o justificar la vida misma.
Y sólo las emociones extremas me permiten llegar a ese estado de adrenalina pura en el que puedo decir: ¡siento!, ¡vivo!, ¡amo!, ¡aquí estoy!.

Era la historia de dos amantes que con mil maneras de amar, se soltaban sin decir adiós.
Él no decía nada, la mataba su silencio, mas así ella lo entendía todo.
Quizá era necesario separarse para darse cuenta de que precisaban estar juntos, o tal vez en el triste alejamiento aceptarían su ruptura.
Ella se despedía sabiendo que no quería irse.
Y él fríamente decía: "ya no te quiero".
Ella le pedía al destino otro encuentro casual para volver a verlo.
Él pedía el olvido eterno.
Ella lo extrañaba. Él también pero tenía miedo: de lo real y lo irreal.
Ambos se engañaban constantemente.
Y en esa distancia que causaba el desinterés, ella se aferraba a las sonrisas momentáneas y a los besos de consuelo que una vez se dieron.
Cedieron... se rindieron.
Él entendió que entre ellos todo se podría, y efectivamente se pudrió.
Y ella comprendió que no se lastima lo que se ama, y lastimados salieron los dos.
Él quería raíces para quedarse.
Mas ella le dio sus alas...y lo dejó volar.
Sufriré mi pena y pagaré mi condena.
Pediré por tu bienestar y por el mío.
Me encantaría hablar, pero estás obcecado para escuchar.
Aún nos queda tanto por aprender....
Porque esa adrenalina que me causas me hace entender, que cuando se ama se es prioridad y no se ruega.
Y la adrenalina de esta ilusión, me enseñará a decir con el tiempo: cuando te amaba...


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