"La única diferencia entre un capricho y una pasión eterna, es que el capricho suele durar algo más"
Oscar Wilde.
Por Mireya Cerrillo.
Como
tú…yo también estoy sufriendo la distancia.
Como
yo… tú también sientes esto muy adentro.
Como
dos flores que van perdiendo su fragancia,
así
es este desacierto. Así de efímero el reencuentro.
Coincido
que faltan dos palabras. Mas ¿cómo decirlas…?
Como
el amor que me hace ver todo diferente.
Como
tu razón que te hace pensar todo dos veces.
Como
dos historias separadas, divididas, resentidas…
Como
la desnudez de tu cuerpo y la de mi alma.
Como
tu mirada que invade mi ser y mis poros.
Como
esta tormenta encalma.
Como
el beso que aún no te robo.
Como
el recuerdo propicio para la melancolía.
Como
esa conversación interminable
que
nos lleva a querernos otro día,
que
me hace rendir mi bandera indomable.
¿Cómo
dejarte ir?
¿Cómo
tolerar otra vez el silencio?
¿Cómo
dejar de huir?
¿Cómo
saber a dónde pertenezco?
Nos
dejamos desaparecer…como estas letras que se desvanecen.
Nos
perdimos en la impaciencia…como dos seres que de amor se hieren.
Nos
quedamos en silencio…teniendo aún mucho por compartir.
Nos
faltaron las palabras…como te quiero, te espero, te deseo sentir.
Como
las noches en desvelo, me quedaré soñando.
Como
los días de sol y alegría, así te seguiré queriendo.
Como
el mar, así te abrazará mi brisa.
Como
la luna, así me iluminarás sin prisa.
Como
el momento en que compartimos nuestro arte.
Como
las estrellas que brillan en diferente cielo.
Así,
con frenesí y sigilo vas a amarme.
Así,
con todo y sin recelo dirás te quiero.
Como
dos niños que se enamoran de un capricho:
oculto,
intenso, que se asoma con reticencia.
Como
un empeño debe ser y mi pecho será tu nicho.
Lo
aviso sin pretensión, sin mayor elocuencia.
Eres
mi capricho.
Soy
tu deseo.
Obstinado
dicho,
este mutuo anhelo.
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