"Confieso que te he escrito. Confieso que he callado"
Por Mireya Cerrillo.
Declaro
que me he enamorado.
No
lo preví ni lo busqué.
Sin
embargo aquí estoy, sucumbiendo ante ti,
lo
que eres y lo que nos vas dejando ser.
Estoy
enamorada de ti y de las letras de tu nombre,
de
tu mente y tu cuerpo… de todo de ti:
De
la luz de tus ojos tan llenos de asombre,
de
lo que provocas poco a poco en mí.
Ya
no puedo fingir mi alegre desventura.
Que
sepa la gente lo que mi ser ya no oculta.
Pierdo
la cordura sin control y sin mesura,
pero
vuelvo a la razón al saberte lejos…¡qué tortura!.
Sigo
cayendo con cada nueva palabra compartida.
Sin
guión, vivo seducida por la música de tu alma,
embelesada
con tus libros quedo complacida.
Has
encendido esta flama, ¡estoy desarmada!.
Tengo
el corazón ocupado y la cabeza distraída.
Compartimos
luz y también la noche oscura.
Entiendo
que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
A
tiempo y despacio, callamos con recelo, hablamos con dulzura.
Confieso
que te quiero aunque no descifre aún nuestro destino.
Te
escribo en mis silencios las veces que te he mirado sin verte.
Sin
aún tenerte revelo que te he acariciado sin tocarte.
Estás
en mi corazón, en mi mente: tú constante y genuino.
Delirio
en estos versos tan llenos de suspiros, repletos de sonrisas.
¿Qué
será? ¿Qué somos? ¿Qué seremos?... no hay aún explicación.
Son
las circunstancias que nos piden ir sin prisas,
son
nuestras ganas, ésta increíble fascinación.
Así
es el amor: una breve sinfonía, arriesgarse sin entender.
Es
este claro manifiesto en estas letras mías… ahora tuyas.
No
sé qué pretendo con este ser y no ser. Quizás no enloquecer.
Léeme.
Mira cómo en mí fluyes. Por favor, ¡ya no rehúyas!.
Hace
583 días que te quiero. Parece mucho y en realidad es nada.
Un
concierto, 2 pizzas, 3 helados, tus canciones, mis poesías y cuántas misivas
escritas.
Todo
se resume en la complicidad de una sonrisa,
en
tus huidas y las confesiones compartidas.
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