Por Mireya Cerrillo.
En
ese deseo de un beso tuyo suave y sutil
comprendí
la distancia en el viento.
Cómo
es el tiempo ingrato y a veces incluso fútil,
dulce
inconveniente esto que siento.
Hay
una historia en tus ojos que aún temes decir,
una
verdad en mi pecho que quieres sentir.
Y
una clara pretensión que avisa
los
besos escondidos detrás de tu sonrisa.
Sin
miedo, y sin prisa:
sé
que te quiero para mí.
Este
frio es sólo una brisa
que
anuncia que seré de ti.
Es
el calor de mi cuerpo
lo
que te llama y te hace huir.
Es
un deseo etéreo
que
sólo quiere fluir.
Ya
no sé qué pensar
de
esta razón de existir.
Eres
un breve musitar
que
hace a mi corazón latir.
En
mis labios hallarás
las
palabras que he callado.
Con
un beso sabrás
cuánto
eres amado.
Ahí
donde acaba tu boca,
ahí
donde inician mis labios.
En
la comisura que me provoca,
sabrás
de qué te hablo.
Es
el deseo de un beso:
una deuda del tiempo.
una deuda del tiempo.
Una
promesa que confieso:
será el principio de un te quiero.
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